La experiencia o el testimonio pentecostal de sanidad de Dios de los kankanaey los motiva a cambiar sus creencias religiosas tradicionales por Cristo como su nuevo Señor y Salvador. Un artículo de Julie Ma.
La contextualización consiste en entrelazar una idea o una palabra con elementos de un contexto cultural y social específico para garantizar la pertinencia del concepto. Por lo tanto, identificar una idea o un concepto imperante es fundamental para el proceso de contextualización.
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Durante mi trabajo misionero entre pueblos tribales del norte de Luzón, Filipinas, observé cómo los pentecostales contextualizaban el mensaje del evangelio entre estos pueblos. Hay similitudes entre la cosmovisión del grupo tribal y la de los pentecostales.
En este artículo, concluyo que el punto crucial de la apertura del pueblo tribal al mensaje pentecostal radica en las similitudes entre ambas cosmovisiones, particularmente en dos áreas específicas. La primera, es la creencia compartida en el poder sobrenatural para curar enfermos. Por experiencia u observación, también están convencidos de que el Dios cristiano es más poderoso que sus espíritus. La segunda, es la fe compartida en las bendiciones de seres divinos. El resultado neto es un crecimiento exponencial de las iglesias pentecostales entre varios grupos tribales.
La tribu kankanaey cree que sus dioses son inmutables y todopoderosos. Asocian a los seres espirituales con el poder, y confían en que los espíritus pueden resolver problemas de la vida. Los kankanaey creen en la presencia de numerosos espíritus en el mundo celeste y en el submundo. Como animistas, creen que todas las criaturas tienen espíritus y que “los espíritus se unen a otros espíritus después de la muerte. Estos espíritus interactúan íntimamente con personas, asociándose a sus vidas como si fueran criaturas vivas y residentes locales». También creen que estos espíritus se comunican con humanos a través de sueños y diversas señales. Los médiums son especialistas religiosos que reciben el mensaje de los espíritus a través de ritos y rituales. Durante generaciones, los kankanaey han cultivado esta estructura de creencias como parte de su vida.[1]
Cuando alguien se enferma, la familia busca el consejo de un sacerdote del pueblo. Una vez examinada la persona, el sacerdote prescribe un requisito ritual específico, como la fecha, hora y lugar de la realización del ritual, el tipo y número de animales para el sacrificio junto con instrucciones detalladas para el ritual. Observé un ritual de este tipo en el que varias personas mataron un cerdo con un trozo de bambú afilado. El sacerdote examinó la forma de los órganos internos del cerdo, especialmente el hígado. Si no eran perfectos y, por tanto, inaceptables para los espíritus, la familia tenía que matar otro. Luego se realizó una danza ritual con oraciones. Una vez realizado el ritual con éxito, se esperaba que el enfermo se recuperara.
Los pentecostales reconocen que la sanidad es una obra del Espíritu Santo que tiene lugar hoy. Y también creen que la sanidad tiene un lugar especial en la introducción del reino de Dios, como surge en el ministerio de Jesús y sus apóstoles (por ejemplo, Lucas 10). Así, cuando se necesita una sanidad, invocan regularmente la presencia del Espíritu Santo. Debido a su impacto experiencial, los testimonios de sanidad se difunden rápida y ampliamente. Las historias de sanidades contadas una y otra vez atraen a personas de comunidades inmediatas y cercanas a reuniones cristianas, añadiendo más personas a la fe cristiana, a menudo por familias y clanes. Debemos recordar que este explosivo efecto dominó tiene lugar en un contexto social en el que el servicio médico es nulo. No es de extrañar que la sanidad se haya convertido en una característica distintiva del ministerio pentecostal.
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Los kankanaey suelen realizar rituales para recibir bendiciones. Creen que los espíritus han adquirido un «poder arbitrario» para traer afluencia o desastres a sus descendientes. La bendición abarca todos los aspectos de la vida, como cosechas abundantes, protección contra sequías, deslizamientos de tierra o pestes, muchos hijos, buena salud, aumento y salud de rebaños, aumento de riqueza, éxito en negocios e influencia sobre aldeanos.[2] Los kankanaey confían en que sus deseos y su riqueza llegarán a través de rituales y oraciones diligentes y apropiadas a los espíritus. El sacerdote de la aldea desempeña un papel fundamental en todo el proceso con su mediación a favor de la familia y la ejecución de los meticulosos detalles del ritual. De este modo, «el ritual proporciona una vía significativa por la que las personas ven satisfechas sus necesidades sentidas».[3]
Aunque la creencia pentecostal de la bendición no parece muy diferente de la de las creencias cristianas tradicionales, sus supuestos teológicos son suficientemente disímiles, como se manifiesta en su espiritualidad y su praxis.
Primero, los pentecostales creen en la inmediatez y tangibilidad de la obra de Dios en su pueblo. Anclados en la obra sobrenatural de Dios para satisfacer las necesidades de su pueblo, según consta en la Biblia, los pentecostales ejercen su hermenéutica literal para aplicarla a su vida contemporánea. Basan su creencia en el rescate milagroso de Dios de peligros ineludibles en la preservación por parte de Dios de los tres muchachos hebreos, Sadrac, Mesac y Abednego, del horno, o en el hecho de que Jesús calmara la tormenta. Esperan la intervención de Dios aquí y ahora de formas tangibles.
Segundo, la fiabilidad de Dios. A Dios le gusta bendecir a su pueblo cumpliendo sus promesas: “Reconoce, por tanto, que el Señor tu Dios es el Dios verdadero, el Dios fiel…” (Dt 7:9; Sal 89:8; 1Ts 5:23-24).
Tercero, desde Oral Roberts hasta David Yonggi Cho, la bondad de Dios es un atributo muy extendido entre los pentecostales. Muchas denominaciones pentecostales creen que la sanidad está en la expiación de Cristo, al igual que la restauración de la bendición. Cho predicaba con frecuencia que los creyentes están ahora libres de la pobreza y la enfermedad, símbolos de la maldición humana, gracias a la obra expiatoria de Cristo, que canceló por completo la maldición del pecado y la muerte. En consecuencia, los pentecostales creen que la bendición de Dios es un derecho de los creyentes (por ejemplo, Sal 100:5).
Cuarto, basándose en la teología del poder del Espíritu Santo, los pentecostales, especialmente los creyentes tribales, frecuentemente “confrontan” a espíritus malignos en nombre de Jesús. Esta actitud osada se manifiesta al orar por enfermos, “echar fuera” peligros inminentes revelados en sueños o presagios, reprender una tormenta para que no provoque un deslizamiento de tierra y “atar” cualquier espíritu maligno para que no dañe a niños y animales.
La mayoría de los no cristianos de Asia, África y América Latina son seguidores de religiones tradicionales, como el islam, el hinduismo, el budismo, el confucianismo, el sintoísmo y el taoísmo. “Según 2003 Britannica Book of the Year, cerca de 100 millones de personas practican religiones tradicionales solo en África. Adoran a muchas deidades e innumerables espíritus. Su sacerdote o sacerdotisa sirve a cada deidad principal”.[4] En muchos lugares, las creencias animistas generalizadas, a menudo manifestadas en el culto a espíritus ancestrales, han impregnado estas religiones. Como adoradores animistas de sus antepasados, creen en el poder de sus espíritus ancestrales para curar, proteger y bendecir a sus descendientes.
En Asia, las religiones han desempeñado un papel fundamental a la hora de dar respuestas a los diversos retos de la vida. En este continente, donde nacieron la mayoría de las religiones organizadas del mundo, prevalece el animismo. Como resultado, las religiones organizadas, incluido el cristianismo, se han apropiado de supuestos y perspectivas animistas. Comprensiblemente, esta tendencia es más notoria en creencias y prácticas entre cristianos tribales.
La mayoría de los grupos tribales del Sur Global son tradicionalmente adoradores de espíritus, incluidos espíritus ancestrales. Estos espíritus nunca están desconectados del mundo real; interactúan permanentemente con los vivos. También han obtenido el poder de sanar enfermos, bendecir o maldecir a la familia, o alejar la desgracia. Por lo tanto, cuando un miembro de la familia se enferma, se fija el curso de acción. En primer lugar, establecen comunicación con el espíritu que sería responsable de la enfermedad. Después, ofrecen un sacrificio adecuado para apaciguar y satisfacer al espíritu responsable u ofendido. A lo largo del proceso, el sacerdote media en la comunicación con el espíritu y emite un diagnóstico. También dirige el desarrollo del sacrificio.
¿Cuáles son las principales similitudes entre las religiones animistas y las creencias pentecostales en el mundo mayoritario, especialmente entre grupos tribales, que contribuyen a la recepción del mensaje cristiano?
La primera similitud es la conciencia de que existe el mundo de los espíritus y su asociación con el mundo de los vivos. Nunca se percibe que los espíritus de los antepasados habitan en un mundo distante, sino que residen con sus descendientes vivos. El pentecostalismo comparte la perspectiva común de que Dios no solo es trascendente, sino también inmanente. El Espíritu Santo, que reside en nosotros, nos ayuda en nuestros momentos de necesidad. Él empodera a los cristianos para que den frutos espirituales en sus vidas, que incluyen amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio (Gá 5:22-23). Otorga a los creyentes dones naturales y sobrenaturales (por ejemplo, 1Co 12). La Biblia revela que Dios se relaciona íntimamente con su pueblo a través del Espíritu Santo.[5]
La segunda similitud es la creencia en el poder de los seres espirituales para sanar y bendecir; tanto los espíritus ancestrales, para los creyentes animistas, como el Espíritu Santo, para los creyentes tribales cristianos. Sin embargo, aun cuando las lealtades religiosas puedan cambiar de los espíritus animistas tradicionales al Dios cristiano, el reino espiritual «abarrotado» no desaparece simplemente. Y esto suele desembocar en una guerra espiritual entre el Espíritu Santo y los espíritus malignos. La supremacía del Dios cristiano es reivindicada, a menudo mediante la manifestación de su poder para sanar, bendecir o mantener a raya desgracias. La experiencia pentecostal de los nuevos creyentes los empodera para enfrentar actividades espirituales en nombre de Cristo.[6]
En consecuencia, estos puntos religiosos comunes han contribuido a la rápida difusión de la fe cristiana en el Sur Global. Esto sirve como prueba indiscutible de la autoridad y la supremacía de Dios sobre otros espíritus.
La experiencia o el testimonio pentecostal de sanidad de Dios de los kankanaey los motiva a cambiar sus creencias religiosas tradicionales por Cristo como su nuevo Señor y Salvador. Su experiencia empírica de la sanidad y la bendición de Dios les da el valor para superar la presión social en sus comunidades estrechamente vinculadas. Una vez que una familia realiza este cambio de lealtad religiosa, otras no tardan en seguirla, lo que da lugar al nacimiento de una comunidad de fe.
Muchas pequeñas iglesias de las aldeas de las montañas crecen de forma constante, o a veces rápida, hasta llevar a toda la aldea a la fe cristiana. Un gran número de jóvenes recibe posteriormente formación teológica y regresa a las iglesias de su pueblo o asume responsabilidades ministeriales. Su búsqueda incesante de la bondad de Dios a través de la sanidad y la bendición ha contribuido de forma significativa al crecimiento de los pentecostales entre muchas tribus de las montañas. Y esta historia se repite en muchos grupos tribales.
Julie C. Ma es doctora y profesora de misionología y estudios culturales en la Oral Roberts University. Anteriormente trabajó como misionera en Filipinas y como tutora de investigación en misionología del Oxford Centre for Mission Studies.
Este artículo se publicó por primera vez en la web del Movimiento Lausana y se ha reproducido con permiso.
Notas
[1] Julie Ma, When the Spirit Meets the Spirits: Pentecostal Ministry Among the Kankana-ey Trible in the Philippines(Frankfurt: Peter Lang, 2000),104. Ver también, W. D. Sacla, Treasure of Beliefs and Home Rituals of Benguet (Baguio: BCF Printing Press), 1988, 10-11; W. Scott, A Sagada Reader (Quezon City: New Day Publishers, 1988), 151. ↑
[2] Ma, When the Spirit Meets the Spirits, 214. ↑
[3] Ma, When the Spirit Meets the Spirits, 214-15. See also, Susan Russell, ‘Ritual Persistence and the Ancestral Cult Among the Ibaloi of the Luzon Highland,’ in Changing Lives Changing Rites: Ritual and Social Dynamics in Philippines and Indonesian Upland, eds S. Russell and E. Clark (Ann Arbor, MI: University of Michigan, 1989), 17-41. ↑
[4] Britannica Book of the Year (England: Encyclopedia Britannica, 2003), 306. ↑
[5] Julie Ma, ‘Miracle Divine Activity and Religious Worldview’ in Areopagite (Jan 3, 2020), 3. ↑
[6] Ma, ‘Miracle Divine Activity and Religious Worldview,’ 3. ↑
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