Silvia Grau, Ley y Gracia

Silvia Grau Beltrán nació y vive en Barcelona, Catalunya. Está casada con David, con dos hijos, Miriam y Dani. También tiene una hermana, Olga. Su conversión fue “una evolución espiritual hasta darme cuenta de que mi fe no era por tradición sino por convicción”.

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Es miembro de la iglesia bautista de Gràcia, en calle Verdi de Barcelona. Se licenció en derecho y es abogada de la Generalitat de Catalunya . En los últimos años ha sido Directora del Centro de Mediación de Catalunya que depende del Departamento de Justícia de la Generalitat. Como representante de las comunidades protestantes, es miembro de la Comisión Asesora de Libertad Religiosa del Ministerio de la Presidencia, y de la Fundación Pluralismo y Convivencia.

Este pasado  3 de mayo fue nombrada Directora General de Asuntos contenciosos del Gabinet Jurídic de la Generalitat, Departamento de Presidencia.

Pregunta.- ¿Qué influencia o en qué sentido te influyó tu padre y tu madre en la cosmovisión de la vida? ¿Podrías reflejarlo en unas frases?

Respuesta.-  Me parezco a mi padre en carácter y manera de ser, incluida la capacidad de escuchar. Él me trasmitió el amor a la vida, incluyendo el disfrutar de la cultura en todos sus aspectos, especialmente el cine, la lectura y la música. En una época (los años 70) en que los evangélicos no destacaban por su apertura cultural, mi padre nos estimulaba a ver todo tipo de películas, a leer libros y a disfrutar de la naturaleza, el mar y los viajes. En el ámbito de las relaciones, tuve la fortuna de poder conocer de cerca a una amplia muestra de teólogos, predicadores y pensadores protestantes de finales del siglo XX que visitaban nuestra casa. De mi mi madre recuerdo que siempre estuvo al lado de mi padre.

P.- Eres abogada penalista en la Generalitat ¿Qué trabajo desarrollas o has desarrollado exactamente?  ¿Cómo has vivido tu fe en medio de tu trabajo? ¿Has tenido más dificultad por el hecho de ser mujer?

R.- Como abogada de la Generalitat de Catalunya he desarrollado mi trabajo en el Gabinete Jurídico durante casi 30 años, primero en el área constitucional y después en el área contencioso-administrativa, en concreto como responsable del grupo de penal, asumiendo la defensa de altos cargos, cuerpos docentes, médicos, funcionarios de prisiones, cuerpos de seguridad etc.

También ejerciendo la acusación en temas donde la Generalitat tiene competencias, como abusos sexuales, malos tratos, asesinatos, homicidios, defensa de menores tutelados, y también en temas de corrupción, malversaciones, estafas, etc.

En estos casos penales, defender el derecho público y el bien común ante los tribunales me hace sentir realizada, como ciudadana y también como reflejo de mis convicciones cristianas. Mis colegas de profesión saben de mi fe protestante y, si bien se han mostrado siempre respetuosos, siguen desconociendo quiénes somos y en qué creemos los protestantes, lo cual me ha dado oportunidades de exponer mis creencias.

El hecho de ser mujer es más un tema de autoexigencia personal que social; demostrar con los hechos que puedo actuar al mismo nivel que mis colegas hombres.

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P.- ¿Cómo ves la situación actual de la mujer en las iglesias, denominaciones y entidades evangélicas?

R.- Creo que soy realista si digo que nos falta mucho camino que recorrer.

El hecho de que vaya habiendo pastoras (pocas), de que la secretaria general de FEREDE sea una mujer, de que en los cultos de la mayoría de las denominaciones (pero no todas) participen mujeres es una buena señal, pero no es suficiente.

A veces me pregunto qué diría Jesús si asistiera al culto de según qué iglesia local y escuchara el sermón correspondiente. Leer los comentarios en redes sociales de hombres que se declaran creyentes evangélicos me sonroja, y a veces incluso me escandaliza. Siempre me ha llamado la atención el hecho de que, después de resucitado, las primeras personas a quienes se apareció Jesús fueran mujeres. Creo que ahí hay un mensaje significativo al que algunos deberían prestar más atención.

P.- ¿Qué se puede hacer para que la mujer se integre con todo su potencial personal, intelectual y espiritual en la labor del Reino de Dios, dentro de la iglesia y en la sociedad en general?

R.- Hay varias vías a desarrollar y aplicar.

1) Potenciar la educación en todos los ámbitos, estimular la independencia de criterio y la toma de decisiones responsables y no condicionadas.

2) Huir de estereotipos que aun se predican desde los púlpitos eclesiales y hacer en cambio más hincapié en Proverbios 31 y en la parábola de los talentos.

3) Dejar de promover cierto tipo de mal llamada “literatura cristiana”, que en realidad es bazofia intelectual defensora de estereotipos supremacistas masculinos nada acordes con el evangelio.

4) Desterrar de una vez las tres k: Kinder , Kuche Kirche (niños, cocina, iglesia) como “modelo” del rol femenino.

5) Tolerancia cero en nuestros círculos y en la sociedad en general contra el maltrato físico, psíquico y espiritual, en todas sus formas de expresión, tanto por acción como por omisión.