Todo tiene su tiempo, también para el descanso

“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, tiempo de morir; tiempo de plantar y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar y tiempo de bailar; tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar y tiempo de abstenerse de abrazar; tiempo de buscar y tiempo de perder; tiempo de guardar y tiempo de desechar; tiempo de romper y tiempo de coser; tiempo de callar y tiempo de hablar; tiempo de amar y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra y tiempo de paz”. (Eclesiastés 3:1-9)

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Quizás, podríamos tomar como texto áureo de este artículo, el comienzo del capítulo 3 de Eclesiastés: “Todo tiene su tiempo”. Pues este libro bíblico también recoge los diferentes espacios que dar al tiempo, como el tiempo de bailar, o sea, el tiempo de disfrute, de gozo, de relax. También el tiempo de abrazar, tiempo de callar, tiempo de amar, tiempo de paz o, si se quiere, de descanso, de vacaciones, de olvido de las durezas y el estrés del trabajo.

No te estreses este verano. Relájate. Ya habrá tiempo de plantar, de arrancar lo plantado, tiempo de edificar, tiempo de coser… Afortunadamente, dentro del contexto cristiano podemos decir: ¡Señor, bendice nuestros tiempos vacacionales! ¡Cuida de nuestro descanso! Haz que si podemos tener un tiempo vacacional sea regenerador, que nos dé fuerzas para seguir trabajando tanto para ti, Señor, como para la familia, como para el prójimo inmerso en una sociedad injusta y, a veces, cruel.

Pues sí. Lo que está claro es que el Señor también puede bendecir los tiempos vacacionales, los de relax, los de callar, los de abrazar, los de paz y descanso. Pues bien, mi tema hoy es algo típico por el tiempo en el que estamos, tiempo que nos hunde en el olor del verano, en las vacaciones, en el abrazo del tiempo. Un regalo, un regalo del tiempo, de ese que, a veces, parece que no tenemos, que se nos escapa, que no lo podemos encontrar, que huye, que se esconde, que es algo prohibitivo. Eso nos puede agobiar. Por tanto, gracias por tal regalo que puede tener algo de liberador. Si tienes posibilidad, acepta el descanso, relájate, medita, ora.

Hay veces en que, para algunos, el trabajo puede ser esclavizador… Hay esclavos del “no tiempo”, aunque mucho peor aún es el tema de los desempleados, cuyo tiempo excesivo puede ser un martirio, un destructor de ilusiones, un fabricante de psicologías desestructuradas. 

Al hablar de la bendición de los que podemos notar el abrazo del tiempo, quiero recordar a todos aquellos, a tantos y tantos que no tienen trabajo y, entonces, su tiempo se convierte en un sin sentido, en una pérdida de identidad y de valoración propia. 

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Señor, ayuda a este mundo para que no haya personas sumergidas en un tiempo que consideran vano por estar expulsados del mundo del trabajo y no poder llevar lo suficiente para dar de comer a sus hijos. Libera también a los esclavizados por largas jornadas de trabajo mal pagadas y tratados de forma impropia e indigna para un ser creado a imagen y semejanza de Dios.

Sin embargo, hay que decir, aunque con un nudo en la garganta pensando en los expulsados del mundo del trabajo, que “FELIZ TIEMPO VACACIONAL”. Los que podamos, luchemos contra el mundo que hemos construido en el que muchos no encuentran espacios para leer, ni para meditar, ni para la alegría de ver crecer a nuestros hijos porque lo impide el estrés. Porque si no, podemos caer en situaciones paradójicas con la visión del tiempo en la Biblia: “En tu mano están mis tiempos”, podemos decir cuando nos encontramos relajados y reflexionando. Eso es imposible decirlo cuando el tiempo nos esclaviza, huye de nosotros y nos deshumaniza.

Vivir sin un mínimo disfrute del tiempo es caer en la infravida, aunque tengamos trabajos que nos den grandes beneficios. No vale para nada. El tiempo nos está pisando con una gran bota invisible que nos aplasta y nos impide del disfrute de la vida. Hombres grises que caminan por el mundo como fantasmas apaleados por algo invisible que no pueden controlar. 

El propósito de Dios para el hombre, no es que éste viva en estrés, en la extrema inquietud que produce el no disfrute del tiempo. No tener un mínimo tiempo de relax, es como querer huir de la vida, como darle la espalda al mundo, darles la espalda a las cosas esenciales de la vida. Para disfrutar de la vida que Dios nos ha dado, se necesitan siempre momentos de paz, de solaz, de relax, de sosiego, de capacidad para pensar y reflexionar. El Señor no quiere que vivamos en ansiosa inquietud. A veces hay que saber decir NO a la esclavitud del horario para evitar caer en la ansiedad.

¿Hay tiempo para Dios? ¡Tremenda pregunta! Evitemos toda actividad loca buscando el lucro. Eso es de necios. Es demencial.

Que el Señor nos ayude a vivir nuestro tiempo como espacio creativo, de actividad lúdica y, lógicamente, en el servicio como seguidores que somos de un Maestro que nos da ejemplo de ello. Huyamos de nuestro matar al tiempo en un loco y absurdo frenesí. FELIZ TIEMPO VERANIEGO Y VACACIONAL PARA AQUELLOS AFORTUNADOS A LOS QUE EL SEÑOR LES VA A DAR UN DESCANSO ESTE VERANO.