Encontrarnos con Dios

El álbum de Marvin Gaye What´s going on (1971) está considerado como uno de los precursores de la nueva música soul-pop. Aparte de la canción más famosa que da título al álbum, hay otra llamada God is love. Marvin había asegurado en una entrevista: “Tenemos que encontrar al Señor, ¿De qué otras armas disponemos para luchar contra el odio y la maldad”.

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Luchar contra lo malo, ¡algunos ni siquiera se lo plantean! Por eso no saben que en la gran mayoría de las ocasiones es nuestro comportamiento el que determina los sentimientos, no al revés. Cuando alguien está deprimido, o ansioso, o cansado, el problema no radica en lo que siente, sino en su manera de comportarse. La palabra de Dios es muy clara: “¿Quién es el hombre que desea vida y quiere muchos días para ver el bien? Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño. Apártate del mal y haz el bien, busca la paz y síguela. Los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a su clamor.  El rostro del Señor está contra los que hacen mal, para cortar de la tierra su memoria. Claman los justos, y el Señor los oye, y los libra de todas sus angustias.  Cercano está el Señor a los quebrantados de corazón, y salva a los abatidos de espíritu” (Salmo 34:12-18 LBLA).

Para tener días buenos, hay que buscar buenas acciones. Nuestra conciencia es buena cuando nos comportamos bien: somos responsables delante de Dios de lo que hacemos, de lo que decimos y de lo que pensamos, independientemente de las circunstancias y de las consecuencias. Por eso es tan importante tomar buenas decisiones, es trascendental que nuestra mente no sea llevada de un lugar a otro por cualquiera, sino que nosotros mismos sepamos controlar nuestros pensamientos para decidir lo que es bueno y lo que no. Si lo hacemos así, nuestros sentimientos serán buenos.

¿Sabes? La mayor parte de los problemas suelen venir de los pequeños detalles: algunas situaciones que nos vencen y nos hacen pasar días malos. Tenemos que luchar contra ellas, y para eso tenemos que aprender que nuestras mayores debilidades suelen estar en nuestros puntos fuertes: es ahí dónde solemos caer. Nos preocupamos mucho por las cosas que sabemos que nos van a vencer, y por eso luchamos contra ellas, pero cuando pensamos que somos fuertes en algo, nos volvemos arrogantes ¡Y esa es la razón por la que somos derrotados!.

Necesitamos poner todas las situaciones en su perspectiva correcta. No debemos dejarnos llevar por las tonterías que nos roban la paz: a veces basta que alguien tenga un mal gesto con nosotros o nos “mire mal”, para que todo nuestro día se venga abajo ¡No puede ser! Hay muchas circunstancias que no deben preocuparnos más allá de los cinco o diez segundos que duren. Tenemos que saber que Dios nos libra de todos los momentos angustiosos, que Él está a nuestro lado cuando sufrimos, que nos salva cada vez que nuestro espíritu está a punto de romperse. Tenemos que encontrarnos con el Señor siempre. Lo demás ya se arreglará a su tiempo.