El cumplimiento subversivo del evangelio

Recientemente participaba en un entretenido Zoom auspiciado por la European Mission Fellowship (EMF): Proclamando y defendiendo el Evangelio: Evangelismo y Apologética (Proclaiming and Defending the Gospel: Evangelism and Apologetics)¹ la idea era explorar cómo podemos llevar fiel y eficazmente el evangelio a nuestra generación. El otro entrevistado era Daniel Strange. Puede que por ahora muchos no hayan oído hablar de él, pero Andamio ha publicado recientemente un libro suyo titulado: Cultura y Conexión: conectando tu fe con lo que ves, lees y juegas. Esta obra resume bien el enfoque apologético del actual Director del Crossland Forum, un centro de estudios evangélico en el Reino Unido dedicado a interrelacionar la cultura y la misión.

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El modo en el que Daniel Strange defiende la fe cristiana, lo que llamamos la apologética cristiana (1ª Pedro 3.15) se conoce como el cumplimiento subversivo del evangelio. Esta expresión parece que fue acuñada por un teólogo holandés llamado Hendrik Kraemer, y que aparece en un libro suyo de 1939, titulado: The Non-Christian Message in a Non-Christian World. El brillante uso que hace Strange de esta idea quedó patente en el Zoom y está claramente desarrollado en su libro Cultura y Conexión. Confieso que me sentí bastante cómodo durante la reunión, al advertir las enormes coincidencias de planteamientos y enfoques apologéticos que tengo con Strange. Y es que estamos ante una fascinante manera de entender el propósito que busca alcanzar la predicación del evangelio en el mundo.

Pero, ¿qué es exactamente el cumplimiento subversivo del evangelio? De entrada, es necesario darse cuenta de que Strange no parte de cero. Su obra hunde sus raíces en los estudios sobre las misiones de pensadores tan poco conocidos pero enormemente estimulantes, como el holandés Johan Herman Bavinck (1895 –1964) sobrino del todavía más famoso teólogo reformado de los Países Bajos, Herman Bavinck (1854-1921) J.H. Bavinck fue primero pastor en los Países Bajos y, posteriormente, misionero en Indonesia antes de regresar a su país donde ejerció de profesor de teología. Entre otros grandes defensores de la fe cristiana que se apoyan en J.H. Bavinck para algunos de sus argumentos a favor de la teología natural, se encuentra también R.C. Sproul. De J.H. Bavinck tenemos un libro en castellano: La Fe y sus Dificultades, un texto que afronta con una pasmosa honestidad las dudas y vacilaciones que tienen los creyentes, junto con el ánimo que Dios les proporciona constantemente para su diario caminar. Tengo la costumbre de leerlo casi todos los años, y nunca dejo de descubrir algo nuevo en lo que escribe allí. J.H. Bavinck dejó, igualmente, su impronta en Harvie M. Conn, que, curiosamente, también sirvió como misionero en Corea antes de dedicarse a la enseñanza como profesor de Seminario. Si recordamos que Tim Keller tuvo de profesor en Westminster Theological Seminary en Filadelfia a Conn, entonces podemos observar como hay una especie de parentesco espiritual entre todos esos autores.

[destacate]El cumplimiento subversivo evita tanto el error del sincretismo como el de la irrelevancia[/destacate]Es por eso que no nos puede sorprender que el prólogo a Cultura y Conexión haya sido escrito por el pastor de Nueva York. De hecho, es el mismo Keller el que nos define el cumplimiento subversivo del evangelio: “Los cristianos deben mostrar a miembros de otras religiones y cosmovisiones como el evangelio cumple o satisface los anhelos y sueños básicos del ser humano, y a la vez deben criticar a los ídolos falsos de cada cultura a los que la gente acude para satisfacer estos anhelos. El cumplimiento subversivo evita tanto el error del sincretismo como el de la irrelevancia. El pecado no debe ser denunciado en general, sino en las formas idolátricas particulares de cada cultura. La salvación no debe ser declarada en general, sino como el cumplimiento de las esperanzas que todos tenemos (solo que la cultura nos lleva a ponerlas erróneamente en sus ídolos)”. Ante una frase como esta, aquellos que conocen la obra de Keller pensarán inmediatamente en uno de sus libros más sugerentes: Dioses que fallan: las promesas vacías del dinero, el sexo y el poder, y la única esperanza verdadera.

La idea, pues, de Strange es que el evangelio tiene que realizar dos funciones, tiene que conectar y confrontar. En muchas ocasiones, solo confrontamos, en otras solo conectamos. Pero ambas, confrontación y conexión, deben ir juntas si queremos hacer una proclamación fiel del evangelio. Para ello, es de importancia capital conocer la cultura a la que pretendemos llevar el evangelio. Strange define la cultura de este modo: “la cultura es la manera dinámica en la que los seres humanos le damos forma al mundo a medida que hablamos y creamos como portadores de la imagen de Dios”. Pero, ¿Cómo conocemos nuestra cultura? Strange examina el comportamiento de Pablo en Atenas tal y como lo encontramos en Hechos 17.22: “Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos”. Vemos como Pablo prestó atención a la cultura clásica pagana antes de embarcarse en su labor evangelística. Sus citas de autores paganos en su mensaje en el Areópago prueban que estaba empapado de su cultura, hasta el punto de poder emplearla en su argumentación, Hechos 17.28,29. Del mismo modo, Strange nos invita a conocer nuestra propia cultura. Y es aquí, donde, muy posiblemente, los lectores de este libro disfrutarán más, pues Daniel Strange ilustra nuestra cultura apelando a sorprendentes y entretenidos artefactos. De hecho el subtítulo de Cultura y Conexión es Conectando tu fe con lo que ves, lees y juegas. ¿Has oído hablar, por ejemplo, de los inodoros domésticos japoneses? Serán cada vez más comunes en Occidente. ¿Que nos enseñan semejantes inodoros? O ¿Sabías de la popularidad de los libros para colorear para adultos? Yo no, desde luego. Y ¿Por qué el fútbol y sus himnos mueven tanto a la gente? Puedo entender a los seguidores y sus emociones cuando escuchan los himnos de sus equipos, yo también me emociono cuando oigo el de mi equipo. Pero dirá alguno: ¿Que tiene todo esto que ver con el evangelio? Pues tiene que ver precisamente con esa compresión de nuestra propia cultura que nos va a permitir entender lo que mueve a la gente.

[destacate]Crecer en la comprensión del evangelio es ya evangelización[/destacate]Daniel Strange nos muestra, pues, cómo nosotros también podemos analizar nuestra cultura y, desde la misma, llevar el evangelio a otros. Dan Strange nos enseña a tratar de comunicar el evangelio desde lo que muestra nuestra sociedad por medio de aquello que fabrica o promociona o disfruta haciendo. Pero, aunque pueda parece obvio, es necesario igualmente conocer bien el evangelio que pretendemos anunciar. A menudo no se comunica bien porque no se conoce bien la misma Palabra de Dios, y la centralidad del evangelio de la gracia de Dios en Cristo, en la misma. Crecer en la comprensión del evangelio es ya evangelización. Strange sugiere que tomemos, por ejemplo, los cinco solas de la Reforma (Solo la Escritura, Solo Gracia, Solo Fe, Solo Cristo y a Dios solo sea la gloria) como resumen a la hora de presentar fielmente el evangelio hoy: “quedé sorprendido por la relevancia de estos lemas para todo lo que tiene que ver con la interacción cultural. Estas preciosas verdades, que son le motor de nuestra fe, nos sirven como fundamentos, como vallas y como banderas”.

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En realidad, Strange está abogando por lo que ya John R.W. Stott denominaba como la doble escucha: “La evangelización auténtica obliga a escuchar con ambos oídos, porque los testigos de Cristo están ubicados entre la Palabra y el mundo, con la consiguiente obligación de escuchar a ambos. Escuchamos la Palabra con el fin de descubrir una cantidad creciente de las riquezas de Cristo. Y escuchamos al mundo con el fin de discernir cuales son las riquezas de Cristo que más se necesitan y como presentarlas de la mejor manera posible”. Pero es, sobre todo, la actitud hacia los demás lo que cuenta más hoy en día. Son muchos los que identifican y confrontan los ídolos de nuestra cultura, pero pocos son los que de verdad conectan. Y no lo hacen, porque olvidan igualmente que el evangelio solo conecta si te conecta con tu interlocutor. El punto de conexión es que tanto el otro como tú y como yo, somos todos culpables delante de Dios. Esto es lo que J. H. Bavinck denomina un encuentro en el amor, que significa que todos estamos al mismo nivel pues todos somos pecadores necesitados de la gracia de Dios. En otras palabras, comunicar el evangelio de un modo efectivo implica, asimismo, desechar toda actitud de superioridad o desprecio hacia nuestro prójimo.

[destacate]Sin paz para con Dios no tendremos nunca una paz integral[/destacate]La terrible guerra actual en Ucrania nos permite ilustrar perfectamente lo que es el cumplimiento subversivo del evangelio. Todos los seres humanos deseamos la paz, el anhelo de la paz inunda todos los corazones en estos momentos; nuestras manifestaciones y protestas por la injusta agresión a Ucrania así lo demuestran. Como dice Agustín de Hipona en La Ciudad de Dios: “La paz es un bien tan grande que aún en relación con los asuntos de este mundo y nuestro estado mortal, no hay palabra que siente mejor a nuestros oídos, de hecho, nada deseamos con más ahínco, nada mejor se puede encontrar”. La paz es una aspiración humana básica. Dios mismo exhortó a su pueblo exiliado en Babilonia a procurar: “la paz de la ciudad a la cual os hice transportar”, y a pedir por ella al Señor: “porque en su paz tendréis vosotros paz”, Jeremías 29.7. Pablo mismo enseña a pedir por la paz: “Así que recomiendo, ante todo, que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos, especialmente por los gobernantes y por todas las autoridades, para que tengamos paz y tranquilidad, y llevemos una vida piadosa y digna. Esto es bueno y agradable a Dios nuestro Salvador, pues él quiere que todos sean salvos y lleguen a conocer la verdad”, 1ª Timoteo 2.1-4.

Pero solo el evangelio, las buenas noticias de la gracia de Dios para salvación en el Señor Jesucristo, puede proporcionarnos una paz completa. Y esto porque contiene un ofrecimiento de paz de parte de Dios hacia una humanidad caída. Y es que sin paz para con Dios no tendremos nunca una paz integral. Una paz que consiste en la reconciliación con Dios en Cristo por medio de la sangre de su cruz, (2ª Corintios 5.18-21; Colosenses 1.20) Una paz para con Dios, por medio del Príncipe de Paz, Isaías 9.6, que nos conduce necesariamente a ser pacificadores en este mundo, como hijos de Dios, Mateo 5.9, y a trabajar para estar en paz con todos los seres humanos, Romanos 12.18. Una paz que necesariamente engloba todo deseo legítimo de paz y, al mismo tiempo, lo supera de manera portentosa. Una paz que va más allá de la paz a la que este mundo puede aspirar, que solo es temporal y fragmentaria, pues la de Cristo tiene promesa para esta vida y para la venidera. El evangelio ofrece una paz que este mundo no puede dar finalmente. Estas son las buenas nuevas del Evangelio: “Mi paz os dejo, mi paz os doy” dijo Jesús, (Juan 14.27). ¿Tienes tú esa paz? Es posible tenerla si acudes a Cristo ya que: “Justificados pues, por la fe tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”, Romanos 5.1. Reconcíliate con Dios por medio de Jesucristo, recibe su paz, siembra la paz.

Notas

1Proclaiming and Defending the Gospel: Evangelism and Apologetics. Si alguno tiene interés, y sabe inglés, puede acceder al Zoom en este enlace.