Es una tragedia que el cristianismo evangélico sea conocido hoy por su oposición a esto y a lo otro, en vez de por el anuncio del Evangelio que nos ha sido encomendado.
Pocas cosas hay hoy en día tan inútiles como discutir por Internet. Al anonimato se une a la ignorancia en una época donde lo único que importa es utilizar el término adecuado, que como nuevo “shibolet” (Jueces 12:6) te indique de qué lado está tu interlocutor. La “nueva izquierda” centrada en cuestiones identitarias, ya no te hablará de la “distribución de la riqueza”, sino de la “discriminación” y “abuso” de la mujer, el racismo o la “homofobia”. El “progresismo” se enfrenta así, al “fascismo” de una “nueva derecha” que muestra su oposición a lo que ellos llaman “ideología de género”, “globalismo”, “marxismo cultural”, “ingeniería social” y “teoría crítica de la raza”.
[ads_google]div-gpt-ad-1623832500134-0[/ads_google]
Tras estas “palabras mágicas” se unen en tales “cajones de sastre”, ideologías tan contrapuestas como el feminismo y la determinación de género transexual, el nacionalismo estatal más centralista y el antifederalismo libertario, la admiración por Trump y el apoyo a Putin, todo en una misteriosa combinación que une la fe y la defensa de la vida o la familia a una “conspiranoia” basada en posturas teológicas que van de la especulación escatológica más disparatada al calvinismo más doctrinario. Todo cabe en el “paquete”, ya que no hay que definir nada. Lo importante es repetir como un loro, el término adecuado, “pulsar la tecla correcta”, como bien han aprendido los políticos “populistas” y los nuevos partidos.
Hubo un tiempo en que ser conservador era otra cosa. Antes de aparecer esta “nueva derecha religiosa”, había cristianos en la política en países como Inglaterra, donde Lord Brian Griffiths o Sir Fred Catherwood mantenían la economía liberal desde valores conservadores, pero no pretendían jamás que la Biblia enseñara el capitalismo. Es más, creían que el mercado liberal no estaba reñido con la beneficencia de una sociedad compasiva, que protegiera en sus estructuras al débil y necesitado. Acaba de morir en Dallas (Georgia), uno de los artífices del cambio, el economista Gary North (1942-2022). Tal vez no haya oído nunca la expresión “reconstruccionista”, “teonomia”, o teología del “dominio”, pero enseguida reconocerás de lo que estamos hablando.
[photo_footer]Acaba de morir en Dallas (Georgia) uno de los artífices del cambio de la derecha religiosa, el economista Gary North (1942-2022).[/photo_footer]
Si North no hubiera sido hijo de un agente especial del FBI, dedicado a vigilar al partido socialista, probablemente su anticomunismo no sería tan radical como la mayoría de los que forman la nueva “derecha religiosa”. En el “New Deal” de Roosevelt se creía todavía que era posible ser republicano e intentar conseguir una “seguridad social” en el trabajo y la sanidad. Hasta la “caza de brujas” del senador McCarthy era posible ser comunista en Estados Unidos. No es casualidad que la mayoría de los nombres que conforman su “lista negra” son apellidos judíos del centro y este de Europa. El judaísmo de Estados Unidos y Canadá abraza el comunismo que inspira, a continuación, el socialismo del “kibutz” de Israel, como la visión política más cercana a la ley mosaica.
Gary North busca en esa ley del Antiguo Testamento, sin embargo, la base para la economía capitalista que cambiará el conservadurismo cristiano en una ideología libertaria, basada en un estado teocrático. La combinación ha intrigado a académicos como el profesor McVicar de la Universidad Estatal de Florida, que ha estudiado el “reconstruccionismo cristiano” que comienza con el suegro de North, R. J. Rushdoony (1916-2001). Este filósofo, historiador y teólogo reformado inspira el actual movimiento de educación en casa y la “derecha cristiana” de la Mayoría Moral de Reagan en los años 80, cuando se abre al movimiento pentecostal y carismático a finales de los años 70. Hasta 1976, Rushdoony se pregunta cómo “nadie se atreve a llamarlo brujería” en el apéndice de un libro de North. Cuando lo reedita en la editorial Dominio en 1986, el apéndice ha desaparecido con el entusiasmo de Jerry Falwell, Tim LaHaye y Pat Robertson por el “reconstruccionismo” de Rushdoony.
[ads_google]div-gpt-ad-1623832402041-0[/ads_google]
Rushdoony era de origen armenio. Su familia emigró por el genocidio de su pueblo a California, donde su padre funda una iglesia presbiteriana, pastorea otra en Detroit en los años 20, hasta ser llamado por la iglesia presbiteriana armenia de San Francisco en 1942. Estudia en Berkeley y se casa antes de ir al seminario metodista y congregacional que hay allí. Ordenado al ministerio presbiteriano, es enviado como misionero a una reserva india. Adoptan un bebé huérfano y tienen cuatro hijas antes de ir a una iglesia en Santa Cruz de California, donde nace otro hijo. Como pastor, pasaba la mayor parte del tiempo leyendo. Se dice que un libro al día, seis días a la semana durante cincuenta años. Leyendo una revista “cristiana libertaria”, se vuelve en contra de la imposición fiscal y el intervencionismo estatal, hasta creer que los indios vivían en una “irresponsabilidad social y personal” por el apoyo que recibían del gobierno.
[photo_footer]La base del reconstruccionismo es la obra monumental de Rushdoony, que juega en 1973 con el título de la Institución de Calvino.[/photo_footer]
Rushdoony se vuelve duro, no solo en cuestiones sociales y políticas, sino en su matrimonio. La esposa pide el divorcio en 1957 por “extrema crueldad” y “grave sufrimiento mental”, dice la demanda legal. Tras una dura lucha por la custodia de los hijos, logra el divorcio en el año 1959. Se pasa entonces, a la Iglesia Ortodoxa Presbiteriana, que considera que fue “la parte inocente” de un divorcio que no le desautoriza a continuar en el ministerio. En el 1962 deja el pastorado para dedicarse a escribir y dar conferencias, casándose de nuevo. Hace una fundación y una publicación mensual bajo el nombre de Calcedonia. Su primer libro es un estudio sobre la filosofía de Van Til, el profesor holandés del Seminario Teológico de Westminster (Filadelfía), que tuvo también Francis Schaeffer. La base del reconstruccionismo es la obra monumental publicada en 1973 como Institución de la Ley Bíblica. El título juega con el nombre original de la Institución de Calvino, Institutos en plural.
La “teonomía” del “reconstruccionismo” consiste básicamente en la vigencia de la ley del Antiguo Testamento en la sociedad moderna con todo su sistema penal. Se consideran así como crímenes que suponen la pena de muerte, los mismos delitos que la ley mosaica, que incluyen: la homosexualidad, el adulterio, el quebrantamiento del día de reposo, el incesto, la ocultación de la falta de virginidad, relaciones sexuales con animales, brujería, idolatría, apostasía, blasfemia en público, falsa profecía, secuestro, violación y falso testimonio en casos criminales. Cuando esto dio miedo a Falwell, Rushdoony se apresuró a añadir que no era cierto que incluía borrachos en la lista. Su yerno aclaró que la pena de muerte debía ser, además, por apedreamiento, para ser totalmente bíblico. La lapidación es mucho más barata, asegura. Luego hay quien se burla de El cuento de la criada como si fuera una parodia de exageración feminista, cuando lo único que hace Margaret Atwood en 1985 es leer a los autores “reconstruccionistas” de la Mayoría Moral de Reagan.
[photo_footer]North acabó su vida atacando a los seminarios de su propia tradición teológica reformada, como el de Westminster (Filadelfia), donde enseñó Van Til.[/photo_footer]
La larga colaboración de North con Rushdoony se inicia el mismo año de la publicación de su Institución con su Introducción a la economía cristiana en 1973. Introduce allí la conocida idea de la nueva “derecha religiosa” de que hay que desmantelar el sistema de subsidios de asistencia social del estado, porque 2 Tesalonicenses dice que “el que no trabaja, no coma”. La política conservadora cristiana añade así, a su agenda en la era de Carter, la oposición a una política impositiva fiscal. North dice que la forma de enfrentarse a la inflación es volver a una economía basada en el oro.
Si bien la Mayoría Moral trajo una protesta social contra el aborto, la política “reconstruccionista” desde finales de los años 70 es enfrentarse a su liberalización desde dentro del partido republicano. Sus esfuerzos chocan desde entonces con el Tribunal Supremo, que ha impedido hasta ahora cualquier cambio en la legislación. Se acusa entonces a North de instigar mayor violencia en las protestas contra las clínicas abortistas, que acaban con ataques a los médicos que los practican, llegando al asesinato en algunos casos. Su legado es evidente. Hablar hoy de política cristiana es oponerse al aborto. No hay otro criterio para saber a quién votar.
El siguiente frente de North es la educación. La nueva “derecha religiosa” se basa en la educación en casa. Hasta entonces, lo que había era colegios cristianos. North es nombrado por el congresista republicano de Texas, Ron Paul, para hacer un programa de reforma del sistema educativo. El problema es que es tan radical que pide la desaparición del Departamento de Educación. Cuando choca con Paul, Trump les apoya con la falsa promesa de que hará desmantelar el sistema, cosa que no hace. Mantiene el voto evangélico con la amenaza de cuál será la alternativa, otro argumento típico de la nueva “derecha religiosa”. Si criticas esto, es que defiendes la política demócrata. Ya no hay “tercera vía”.
[photo_footer]La actual corriente conspiranoica de la derecha cristiana comienza con la campaña de North sobre el Y2K.[/photo_footer]
La actual corriente “conspiranoica” de la “derecha cristiana” comienza con la campaña de North sobre el Y2K. El economista predice que a la medianoche del 31 de octubre de 1999 habrá un desastre informático, que traerá el colapso de nuestra civilización. Los cristianos deben entonces almacenar comida, oro y armas. Su llamado a la supervivencia traerá la “liberación”, que permitirá el nacimiento de la “teocracia cristiana”. La mayoría de los ocupantes del Capitolio provenían de este movimiento de “preparacionismo” o “survivalismo”, que cuenta con un gran número de evangélicos, como se puede ver leyendo simplemente las pancartas.
La ruptura entre North y Rushdoony es descrita en la literatura de North como la división entre Tyler y Vallecito, las localidades en que vivían los dos. Ya que su choque con las iglesias los lleva a concentrarse en la familia como el eje de la vida cristiana. En su especulación sobre la teología del Pacto, llegan a decir que el padre de familia puede bautizar a los hijos y administrar la Santa Cena, así como la disciplina cristiana. Ese desplazamiento de la iglesia está en la base de lo que yo llamo los “cristianos de Internet”. A muchos les sorprenderá saber qué muchos de los que defienden estas posturas radicales en las redes no pertenecen a ninguna iglesia. Son gente que ha salido de iglesias y ahora solo las visita cuando le conviene, sin compromiso con ninguna de ellas.
North acabó así su vida, atacando a los seminarios de su propia tradición teológica reformada, como el de Westminster (Filadelfía), donde enseñó Van Til, que publicó un libro de crítica reformada a la teonomía en 1990. El libro muestra su equivocada interpretación de la ley mosaica como vigente, todavía, políticamente. Algunos “reconstruccionistas” mantienen incluso su vigencia ceremonial. Estos autores son llamados con frecuencia racistas, porque defienden la esclavitud del sur de Estados Unidos, que consideran “benevolente”, puesto que según ellos, “algunas personas son por naturaleza, esclavas”. Se oponían así, al matrimonio interracial. Y Rushdoony rebaja la cifra de víctimas del Holocausto de 6 a 1,2 millones. Como dice Tim Keller en el libro, más allá de la diferencia de opiniones y lo equivocado de sus datos, lo que muestran es una completa falta de compasión, que dice mucho de su ética cristiana.
[photo_footer]La mayoría de los ocupantes del Capitolio provenían de este movimiento de preparacionismo o survivalismo, que cuenta con un gran número de evangélicos, como se puede ver en las pancartas.[/photo_footer]
La agenda de la “derecha cristiana” ha confundido el Evangelio con su radical visión de la política. Yo no tengo problema en decir que la política liberal es la mejor alternativa de los malos sistemas que la sociedad presenta para enfrentarse a la dura condición de la humanidad caída, pero no veo cómo se puede basar semejante ideología en la Biblia. Como el judaísmo ha demostrado históricamente, si tuviéramos que regirnos legalmente por la ley mosaica, estaríamos más cerca de un régimen socialista que de uno liberal-capitalista.
La cuestión es que ya no estamos bajo la ley del Antiguo Testamento, política y ceremonialmente. Jesús confirma su vigencia moralmente en el Sermón del Monte (Mateo 5), pero de lo que habla es de los Diez Mandamientos, no del gobierno teocrático de Israel, ni el sistema ceremonial del Templo. La especulación sobre las raíces judías del cristianismo lleva a tales contradicciones que se defiende a Israel y se condena al comunismo como anticristiano, cuando la izquierda ha considerado siempre el “kibutz” como el mejor ejemplo de economía socialista y nadie puede dudar de los orígenes judíos del marxismo. La respuesta de Jesús al judaísmo de su tiempo no es una agenda de restauración política de la ley mosaica, sino el anuncio del Nuevo Pacto que hace con su sangre. Ese es la enseñanza apostólica en epístolas como Hebreos, capítulos 8 al 9.
La predicación apostólica en el mundo antiguo no es una agenda de reforma social, legal, política o educativa. Es la proclamación de la Buena Noticia de que Dios salva pecadores por Cristo crucificado (1 Corintios 1:23). La ley no puede cambiar el corazón del hombre, solo el Espíritu de Dios, que es la Promesa del Nuevo Pacto. Es una tragedia que el cristianismo evangélico sea conocido hoy por su oposición a esto y a lo otro, en vez de por el anuncio del Evangelio que nos ha sido encomendado.
Nadie duda que hay implicaciones sociales y política del Evangelio, pero estas son resultado de la fe, no causa de ella. Y en el mejor de los casos, son una distracción, por no decir una desviación de la misión que la Iglesia ha recibido. Ya que el cristianismo no es cuestión de francotiradores, sino de la fe que se vive en comunidad. Si no aguantas al cristiano que tienes al lado, ¿cómo aspiras a cambiar este mundo? A todos, creo que nos falta más humildad y reconocer que este mundo no tiene más remedio que la obra de Dios en Cristo Jesús a través de su Santo Espíritu.
La conmemoración de la Reforma, las tensiones en torno a la interpretación bíblica de la sexualidad o el crecimiento de las iglesias en Asia o África son algunos de los temas de la década que analizamos.
Estudiamos el fenómeno de la luz partiendo de varios detalles del milagro de la vista en Marcos 8:24, en el que Jesús nos ayuda a comprender nuestra necesidad de ver la realidad claramente.
Causas del triunfo de Boris Johnson y del Brexit; y sus consecuencias para la Unión Europea y la agenda globalista. Una entrevista a César Vidal.
Analizamos las noticias más relevantes de la semana.
Algunas imágenes del primer congreso protestante sobre ministerios con la infancia y la familia, celebrado en Madrid.
Algunas fotos de la entrega del Premio Jorge Borrow 2019 y de este encuentro de referencia, celebrado el sábado en la Facultad de Filología y en el Ayuntamiento de Salamanca. Fotos de MGala.
Instantáneas del fin de semana de la Alianza Evangélica Española en Murcia, donde se desarrolló el programa con el lema ‘El poder transformador de lo pequeño’.
José era alguien de una gran lealtad, la cual demostró con su actitud y acciones.
Celebración de Navidad evangélica, desde la Iglesia Evangélica Bautista Buen Pastor, en Madrid.
Madrid acoge el min19, donde ministerios evangélicos de toda España conversan sobre los desafíos de la infancia en el mundo actual.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.
Si quieres comentar o