Un milagro cada día

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En los años setenta nos encontramos con un caso único en el mundo del pop-rock, un genio musical llamado James Taylor. Prácticamente todos los cantantes han interpretado alguna de sus canciones, pero como muchos otros en el mundo de la música, atravesó momentos muy difíciles, tanto, que tuvo que pasar varios meses en una institución psiquiátrica. En ese lugar compuso una de las canciones más versionadas en la historia del rock,  Fire and Rain (“Fuego y Lluvia”). La canción estaba dedicada a su amiga Suzane que se había quitado la vida…

“¿No quieres mirar aquí donde estoy, Jesús,

Tú tienes que ayudarme a ponerme en pie,

Ayudarme a seguir adelante un día más” (….)

Cuando escuchamos la melodía comprendemos que el compositor se siente tranquilo pidiendo ayuda a Dios, aún cuando todos le han abandonado: 

“He visto el fuego y la lluvia, 

Días cuando no podía encontrar a ningún amigo

Pero siempre puedo verte y encontrarte a ti”.

La Biblia nos enseña que Dios está siempre con nosotros, aunque a veces no podamos sentir su presencia. Él ha empeñado su palabra en hacerlo, y sus promesas siempre se cumplen. Dios nos cuida de muchas maneras, no solo por medio de aquellas que nosotros consideramos “espirituales” sino también cuando Él aparece en nuestra vida de una manera inesperada, en el día a día. Dios se muestra a través de muchos milagros cotidianos y en la sencillez de los pequeños detalles; sus palabras son claras: “Daré de comer y de beber en abundancia a los que estén cansados y sin fuerzas” (Jeremías 31:25). Y no solo eso, Dios tiene multitud de recursos diferentes: puede ayudarnos por medio su Espíritu dentro de nosotros, de las circunstancias, de otras personas, ¡incluso puede enviar ángeles a protegernos y fortalecernos! Él jamás desiste de nosotros.

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¡Lo hace porque nos ama! A veces necesitamos recordar que Dios no nos necesita; de la misma manera que nosotros no necesitamos a nuestros hijos, pero los amamos y queremos estar con ellos desde antes de que nazcan porque anhelamos su “espíritu”, su conversación y su carácter cuando van creciendo ¡Nuestros hijos terminan formando parte de nosotros mismos! 

La Biblia dice que Dios anhela el Espíritu que Él ha puesto dentro de nosotros. De eso se trata nuestro sentido en la vida: volver a relacionarnos con nuestro Creador. Solo en ese momento nuestra hambre de significado queda satisfecha para siempre, cuando Dios nos introduce en el corazón de la eternidad.