El tweet de Dios sobre las cuatro doncellas más deseables

Cuando en el capítulo III de la primera parte de Don Quijote de la Mancha describe Cervantes la ocasión en la que Don Quijote es armado caballero, lo hace de manera satírica, porque la ceremonia es una parodia, en la que el ventero, que Don Quijote cree ser alcaide de un castillo, efectúa una pantomima de ordenación caballeresca, ayudado por dos mujeres, que Don Quijote piensa que son damas, cuando en realidad son dos mujerzuelas, la Tolosa y la Molinera. Y es que la locura del protagonista de la novela cambia lo ordinario y grotesco en solemne y sagrado.

Pero cuando John Bunyan en su novela, El progreso del peregrino, describe la llegada de Cristiano al palacio llamado Hermoso, menciona a cuatro doncellas que reciben al peregrino, cuyos nombres son Discreción, Prudencia, Piedad y Caridad, con las cuales entabla una conversación sobre las cosas que le habían acontecido desde que salió de la Ciudad de la Destrucción en su camino a la Ciudad de Dios. Después de edificantes pláticas con ellas, es reconfortado con una suculenta cena, tras lo cual se retira a descansar, reponiendo fuerzas para la jornada que le espera. A la mañana siguiente, antes de partir del lugar, es armado por las doncellas, teniendo en cuenta los peligros que le aguardan para llegar a su meta.

Hay un abismo de diferencia, pues, entre las mujeres que arman caballero a Don Quijote y las que arman a Cristiano, diferencia que surge del tenor de ambas novelas. Pero más allá de la ficción, la realidad es que dependiendo de con qué clase de mujeres se familiarice un hombre, así será su devenir en esta vida y en la otra.

Hay un tweet de Dios que dice lo siguiente: ‘Cuando la sabiduría entrare en tu corazón y la ciencia fuere grata a tu alma, la discreción te guardará, te preservará la inteligencia.’ (Proverbios 2:10-11). Este texto nos enseña que hay cuatro mujeres con las que todos los hombres deberíamos intimar, cuyos nombres son Sabiduría, Ciencia, Discreción e Inteligencia. Pero estas doncellas no están para saciar por un momento una necesidad y luego desecharlas, sino que son de otra clase de damas. No son mujeres fáciles, que se ofrecen a cualquiera de cualquier manera y se contentan con ser usadas, para correr en pos de nuevas conquistas pasajeras. Es verdad que su deseo consiste en que los hombres las abracen, pero no dejarán que lo hagan quienes quieren hacerlo de forma superficial y transitoria. Ninguno que pretenda seguir abrazando a Simpleza, Insensatez, Necedad y Burla, conseguirá obtener nada de esas cuatro nobles damas, porque con su sentido del pudor y del recato detectan enseguida quién viene con intención verdadera y quién con intención falsa.

Pero hay que tener cuidado, porque de la misma manera que en el campo de los productos comerciales existen las imitaciones y falsificaciones, así ocurre con estas cuatro doncellas, a las que muchos confunden con otras cuatro que llevan el mismo nombre, pero solamente en eso coinciden con las primeras, pues hurgando un poco, pronto se descubre que se trata de un sucedáneo. Así pasa con Sabiduría, a la que tantos confundieron y confunden con la habilidad para especular sobre cuestiones teóricas, de manera que se pierden en un sinfín de conjeturas que acaban en un confuso laberinto de opiniones e ideas. Algo parecido ocurre con Ciencia, a la que tantos identifican con el conocimiento de las leyes por las que se rige el universo, atribuyéndole a tal conocimiento una competencia que está más allá de su ámbito estricto. De igual modo con Discreción se comete el error de pensar que es el cálculo puramente humano, donde lo que cuenta es ser precavido y cauteloso para tener éxito en la vida y no dar pasos en falso. Lo mismo con Inteligencia, quien es trastocada en una facultad para moverse como pez en el agua en materias académicas y brillar en el mundo de la erudición.

Pero la verdadera doncella Sabiduría tiene su origen en Dios, quien por un lado la da, pero por otro sólo la consigue quien verdaderamente se esfuerza por buscarla, siendo la donación y el esfuerzo dos caras de la misma moneda. Esa Sabiduría tiene que ver con la capacidad para saber moverse en esta vida para alcanzar la otra. La verdadera doncella Ciencia es el conocimiento que importa por encima de todo, del cual está escrito que quien lo posee tiene motivo auténtico para alabarse, aunque nunca figure en la lista de los premios Nobel. La verdadera doncella Discreción es preservadora y guarda a quien la abraza del mal, al que sí hay que temer. Y la verdadera doncella Inteligencia proporciona el discernimiento necesario para distinguir lo que es de lo que se le parece y así no ser engañado.

Estas cuatro doncellas están tan emparentadas entre sí, que nadie puede pretender estar desposado con una sin estarlo con las demás. Es decir, hay una poligamia, y solo una, que es bendita, porque viene de Dios, la cual consiste en tomar a estas cuatro por esposas, que se llaman Sabiduría, Ciencia, Discreción e Inteligencia. El hombre que las hace suyas, ciertamente puede ser llamado y llamarse dichoso y feliz.