Descansar

Hace varios años conocimos a Juan Sara y a su mujer Karina. Él estaba jugando al fútbol en Italia, aunque ya había recorrido varios equipos y países diferentes. Años más tarde vendría a jugar incluso a España. A pesar de su calidad como jugador, tuvo muchos problemas: una lesión en un brazo casi le costó abandonar su carrera. De hecho, los médicos le dijeron que no volvería a jugar, pero Dios le sanó. Karina, su esposa, lleva una página web sobre adopciones (Adoptar un ángel) que está ayudando a muchas familias en todo el mundo. Aún cuando aparentemente las situaciones sean difíciles, Dios siempre nos enseña a confiar y descansar en él. Esa sigue siendo la realidad en la vida de Juan, Karina y su familia.

Lo más trascendental en nuestra vida es amar a Dios y saber que él está con nosotros. Escucharle y hablarle. Pero no podemos quedarnos ahí, ¡tenemos que confiar en él! Cuando venimos a su presencia para orar y adorar, aprendemos a descansar en él en todas las circunstancias. Cuando oramos, dejamos todas las cosas en sus manos, y ese es el mejor lugar dónde pueden estar.

«Con mi voz clamé al Señor, y él me respondió desde su santo monte. Yo me acosté y me dormí; desperté, pues el Señor me sostiene. No temeré a los diez millares de enemigos que se han puesto en derredor contra mí» (Salmo 3:4-6).

Clamar, confiar, descansar, abandonar el miedo y la preocupación. Eso era lo más importante en la vida del salmista, y esa debe ser nuestra manera de vivir. De eso se trata, de descansar, de no agobiarse; de dejar que Dios sea Dios y que él tenga la última palabra. De no darle vueltas en nuestra mente a las situaciones que no podemos controlar. Se trata de no querer hacerlo todo a nuestra ma- nera, sino de buscarle a él.

Pero para descansar también necesitamos dar pasos muy concretos:

-  Como sea, tienes que encontrar un día a la semana para estar con el Señor y descansar físicamente. Dios te espera, y tú lo necesitas.

-  Cada cierto tiempo, debes estar solo para pensar, meditar y ver hacia dónde va tu vida. Necesitas recordar lo que Dios ha hecho en tu vida, agradecerle y pedirle que te de sabiduría sobre los pasos que debes dar.

-  Busca momentos a solas con las personas que amas. ¡No para organizar nada! Solo para hablar y pasear.

-  En lo que sea posible acércate a la naturaleza para orar, contemplar, disfrutar... Lleva contigo tu Biblia y lee. En el campo, en la playa, en un lugar tranquilo...

-  No dejes que pasen muchos meses sin encontrar un par de días solo para orar y leer la Biblia. Intenta que sean días libres de tra bajo y de cualquier ocupación y dedícate solamente a estar tiempo con la persona que más te ama: Dios mismo. 

A veces vivimos demasiado rápido, y las angustias del día a día y los temores de lo que pueda pasar en el futuro nos vencen. Con el tiempo llegamos a creer que eso es fruto de nuestro pecado y que no tenemos remedio.

No es cierto. Lo que necesitas es volver a pasar tiempo con el Señor. El restaurará toda tu vida. Lo que necesitas es descansar en él.