Servir a Dios en el mundo académico

Ayer 27 de abril leí con profunda alegría en mi correo una nota en la cual el pastor y educador teológico peruano Pedro Arana nos comunicaba que acababa de aparecer en Lima su libro Ciudadanos del Reino, una exposición de la Epístola a los Filipenses. Ese mismo día nuestro común amigo René Padilla, en Buenos Aires (Argentina), había pasado a la presencia del Señor y confieso que por un instante me invadió la tristeza. Sin embargo unos instantes de reflexión cambiaron esa tristeza en gratitud a Dios por una vida entregada a Su servicio. En alguno de nuestros encuentros más recientes René había expresado la confianza de que el Señor le ayudaría a proseguir hasta el final. Así ha sido porque es notable el número de libros teológicos que ha publicado, propios y también de otros, como los más de cien escritores evangélicos latinoamericanos a quienes logró convocar para la compilación y publicación del monumental Comentario Bíblico Contemporáneo con sus 1689 páginas de tamaño gigante, publicado en 2019 por un consorcio editorial: Certeza Unida, Ediciones Kairós, Andamio de España, Certeza Argentina, Ediciones Puma y Editorial Lámpara.

En 1958 durante un encuentro inicial de diecisiete Grupos Bíblicos Universitarios que habían ido surgiendo en nueve países latinoamericanos se pidió al profesor y periodista Alejandro Clifford, de la Universidad de Córdoba en Argentina que crease una casa editorial evangélica para publicar una revista cuatrimestral y libros dirigidos a los universitarios creyentes pero al mismo tiempo accesible en lenguaje y estilo a cualquier estudiante latinoamericano. Fue el comienzo de la revista Certeza y de Ediciones Certeza. Cuando Clifford se jubiló René Padilla recibió  de sus manos la responsabilidad y la ha cumplido con creces. En España los Grupos Bíblicos Universitarios dirigidos por Francisco Mira asumieron ese ministerio y lo siguen cumpliendo por medio de Ediciones Andamio, respondiendo a las necesidades de las nuevas generaciones.

[photo_footer]René Padilla, Samuel Escobar y Pedro Arana, junto a Jaume Llenas y Francisco Mira en un encuentro celebrado en Barcelona en 2016.[/photo_footer]

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René Padilla era ecuatoriano y había crecido en Colombia. Pedro Arana es peruano como este servidor y se habían acostumbrado a la nublada y húmeda ciudad de Lima, donde sin embargo los grupos universitarios evangélicos florecieron y siguen contribuyendo a la vida de las iglesias. René se graduó del Wheaton College en Estados Unidos donde descubrió una vocación teológica y se fue luego a hacer un doctorado en Nuevo Testamento con el maestro F.F.Bruce en la Universidad de Manchester. Pedro Arana era ingeniero químico y cuando descubrió su vocación teológica decidió irse a Edimburgo, al Seminario de la Iglesia Libre de Escocia, con la cual estaba vinculado el Colegio San Andrés de Lima en el cual él se había formado. El colegio había sido fundado por Juan A. Mackay, quien llegó más tarde a ser Rector del Seminario Presbiteriano de Princeton en Estados Unidos y gran figura de la teología mundial. Cuando yo decidí hacer estudios doctorales en Madrid, en vez de iniciar una carrera teológica decidí seguir con mi trabajo en Pedagogía y Literatura Latinoamericana con el cual me he esforzado en servir al pueblo de Dios. Mi tesis doctoral en Madrid se ocupó del educador brasileño Paulo Freire.

De regreso de sus estudios doctorales René trabajó en una etapa en la cual el evangelista estadounidense Billy Graham había conseguido comunicar al mundo evangélico un cierto celo por la evangelización. Una de las biografías de Graham cuenta lo difícil que le resultó a éste aceptar a los pentecostales como Oral Roberts. Pero de una manera verdaderamente providencial del encuentro de evangélicos con ese calibre y esa variedad de experiencias iba a salir luego el Movimiento de Lausana. No nos olvidemos que las iglesias europeas venían de la experiencia de la segunda guerra mundial pero las iglesias jóvenes de Asia, África venían de una experiencia de liberación del colonialismo y las de América Latina de un continente conmovido por la revolución cubana y las guerrillas.

Sólo entendiendo el momento histórico y la decisión de enfrentarlo creativamente se puede entender el Pacto de Lausana y la Respuesta a Lausana. Y sólo leyendo hoy con los ojos de la fe los nuevos desafíos que enfrenta la humanidad podremos comprender mejor la renovada obediencia a la Palabra y la creatividad que demanda hoy el Señor.  Y en ese sentido René Padilla fue un teólogo que respondió a su tiempo.