La palabra esperanza en la lengua española está directamente relacionada, por la vía del latín, con la palabra esperar, de ahí que la esperanza esté determinada por lo que se espera.
Seguramente una de las palabras más preciosas que hay en cualquier idioma es esperanza, porque evoca lo que está por venir y es mejor que lo presente. No se puede vivir sin esperanza, porque lo que da sentido a la existencia es que esa misma existencia tenga una proyección de alcance, que vaya más allá de lo inmediato. Por eso la desesperación, lo contrario de la esperanza, es la rampa que desemboca en la horrible sima de donde ya no se sale.
La palabra esperanza en la lengua española está directamente relacionada, por la vía del latín, con la palabra esperar, de ahí que la esperanza esté determinada por lo que se espera. Según sea la magnitud de lo que se espera así será la grandeza de la esperanza y según sea la mediocridad de lo que se espera así será la insignificancia de la esperanza.
Recientemente un alto mandatario español, ateo confeso, afirmaba, con un tono de mezcla entre seguridad e ironía, que el paraíso está en esta tierra. Inmediatamente pensé que vaya paraíso, es decir, vaya esperanza, a la que se refiere este personaje. Un paraíso plagado de incertidumbre y zozobra, donde los que pretenden estar a la cabeza del mismo no saben adónde van, donde las contingencias que se pueden presentar en cualquier momento amenazan y derriban lo conseguido, donde la tendencia a la decadencia, que hasta las mismas leyes de la física enseñan, es dominante, donde lo aberrante se presenta como normalidad y donde, finalmente, la muerte es la realidad que pincha el imaginario globo inflado por el soplo de la fantasía humana. Si esto es el paraíso, ¿qué será el averno? Y si esto es todo lo que podemos esperar ¿qué diferencia hay entre esta esperanza y la desesperación? Ciertamente hubo un paraíso en esta tierra, pero no tenía nada que ver con el concebido por este alto mandatario español.
También hay quienes piensan que no hay que imaginar lo contrario del paraíso, el infierno, en ninguna parte, porque el infierno es lo que hay aquí abajo. No hay nada más allá de los límites de esta vida y dado que la vida es lo que es, con su carga de sufrimiento y miseria, aunque también con su transitoria dosis de encanto y satisfacción, lo que se denomina infierno está en este mundo y es lo que nosotros mismos hemos fabricado. Claro que esta noción del infierno es llevadera, porque no es todo lo mala que podía ser. Si el infierno es así, es un infierno amortiguado.
Pero tanto, en el deleznable paraíso de unos como en el relativo infierno de otros, no hay cabida para algo que pueda llamarse una esperanza verdadera, porque en esos sistemas no hay lugar para el cambio esencial y total necesario que hace falta para que el paraíso sea perfecto y podamos ser libres de un infierno eterno.
Hay un tweet de Dios que dice lo siguiente: ‘La esperanza de los justos es alegría; mas la esperanza de los impíos perecerá.‘ (Proverbios 10:28). Esta traducción ha vertido dos palabras originales distintas con el mismo vocablo de esperanza. Pero de igual manera que hay dos palabras diferentes para esperanza, así hay dos esperanzas muy distintas. La una es la de los justos, la otra la de los impíos. No armonizan en ninguna manera, porque los orígenes de ambas son diferentes, sus contenidos no se parecen en nada y sus metas son totalmente dispares.
La esperanza de los justos es alegría, dice el texto, la cual es fruto de la grandeza del panorama que les aguarda, no habiendo palabras que la puedan expresar. Y tal alegría está bien fundamentada, porque está basada en la promesa inmutable y gloriosa de Aquel que no miente. La ciudad que tiene fundamentos, la patria de arriba, la herencia imperecedera, la contemplación cara a cara del rostro de Dios, la comunión con el Redentor y los redimidos, es su motivo de alegría. También saber que estarán resguardados para siempre de caídas y posibilidad de caídas, de tentaciones, miedos y lágrimas, que el mal no los tocará jamás, que la libertad será auténtica y la delicia plena, porque la vida habrá triunfado sobre la muerte. Tal es la esperanza de los justos.
Pero la esperanza de los impíos, dice el tweet, perecerá, pues está cimentada en sus ideas y esfuerzos, no teniendo más proyección que lo terrenal, en su estado caído. Así fue la esperanza de los constructores de aquella ciudad y aquella torre, grandioso proyecto que quisieron levantar para su propia gloria y acabó en su propia confusión.
Puede haber coincidencia entre lo que alguien aguarda y lo que le aguarda a ese alguien, pero también puede haber disonancia entre lo que alguien espera y lo que le espera a ese alguien. A los justos lo que aguardan concordará, para su dicha, con lo que les aguarda. A los impíos lo que esperan no coincidirá, para su mal, con lo que les espera.
¿Cuál es la clase de esperanza que albergas? Asegúrate bien de que sea la que produce verdadera alegría por anticipado, la que es ‘una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos.’ (1 Pedro 1:3).
La conmemoración de la Reforma, las tensiones en torno a la interpretación bíblica de la sexualidad o el crecimiento de las iglesias en Asia o África son algunos de los temas de la década que analizamos.
Estudiamos el fenómeno de la luz partiendo de varios detalles del milagro de la vista en Marcos 8:24, en el que Jesús nos ayuda a comprender nuestra necesidad de ver la realidad claramente.
Causas del triunfo de Boris Johnson y del Brexit; y sus consecuencias para la Unión Europea y la agenda globalista. Una entrevista a César Vidal.
Analizamos las noticias más relevantes de la semana.
Algunas imágenes del primer congreso protestante sobre ministerios con la infancia y la familia, celebrado en Madrid.
Algunas fotos de la entrega del Premio Jorge Borrow 2019 y de este encuentro de referencia, celebrado el sábado en la Facultad de Filología y en el Ayuntamiento de Salamanca. Fotos de MGala.
Instantáneas del fin de semana de la Alianza Evangélica Española en Murcia, donde se desarrolló el programa con el lema ‘El poder transformador de lo pequeño’.
José era alguien de una gran lealtad, la cual demostró con su actitud y acciones.
Celebración de Navidad evangélica, desde la Iglesia Evangélica Bautista Buen Pastor, en Madrid.
Madrid acoge el min19, donde ministerios evangélicos de toda España conversan sobre los desafíos de la infancia en el mundo actual.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.
Si quieres comentar o