Quizás hoy

Creo que estaréis de acuerdo conmigo, que la saga de películas del ogro Shrek han hecho que pasemos muchos ratos divertidos. La genialidad de que un ogro que vive en los pantanos pueda ser el protagonista de un cuento de hadas y quedarse con la princesa, es sublime. Lo que me hizo sonreír más de una vez fue el cartel de la película Shrek Tercero en la que aparece el protagonista vestido de rey, junto a Fiona su mujer y sus dos amigos, debajo de la frase “Vuelve el rey”.

Los que me conocéis ya sabéis la razón de mi sonrisa: hay un Rey, con mayúsculas, que vuelve muy pronto. La Palabra de Dios asegura que la segunda venida del Señor Jesús es inminente. ¿Cómo vamos a vivir? ¿Qué debemos hacer?

Déjame que te cuente una historia. Mi mujer, Miriam, y yo llevamos veintiocho años casados. Supongo que supondrás todo lo que tuvimos que preparar antes de nuestra boda. Los días, meses, incluso años que pasamos arreglando todos los detalles… cuando éramos novios, todo estaba orientado a ese día, el 25 de Julio del año 1990. El día de nuestra boda. 

Tanto Miriam como yo seguíamos con nuestras ocupaciones y estudios en la Universidad. Trabajando en la Iglesia y ayudando a mucha gente. Vivíamos con nuestras familias y salíamos con nuestros amigos… Pero había algo que siempre estaba presente: el día de nuestra boda. Cualquier cosa que hacíamos nos recordaba ese día. Era imposible pasar un momento sin pensar en nuestra boda y hablar sobre ella, la vida parecía ser normal para todos menos para nosotros: Tenía que llegar el 25 de Julio. Todo giraba en torno a ese día.

Esperar la segunda venida del Señor Jesús y nuestra boda con El (recuerda que la Biblia dice que se celebrarán las bodas del Cordero), no es abandonar lo que estamos haciendo, sino sencillamente desear ese día con todo el corazón, con la misma expectación que un novio y una novia esperan el momento de su casamiento. No conocemos el día ni la hora, pero sabemos que el Señor va a venir a buscarnos ¡El lo prometió antes de irse! “Vosotros os angustiáis ahora, pero yo volveré a veros y entonces vuestro corazón se llenará de alegría, de una alegría que nadie os podrá quitar” (Juan 16:22).

Sabemos que nuestra boda llega, y todo lo demás pasa a un segundo plano. Seguimos trabajando, estudiando, sirviendo al Señor y esforzándonos para que nuestra vida y nuestros actos reflejen un poco más del carácter de Dios en esta tierra; pero no pasa una sola hora en el día sin que recordemos que se acerca el momento de nuestra boda; que al fin y al cabo no somos ciudadanos de este mundo, sino del cielo. 

No pasa un solo momento sin que deseemos que el Señor Jesús vuelva a buscarnos. Quizás hoy.