Angosto y estrecho camino hacia la igualdad de la mujer

No sé si al ver el titular de este artículo habrá muchos y muchas que paséis de largo :-(. Siempre que trato el tema de la desigualdad de la mujer (bastante a menudo) tengo la sensación de que hay cierta aversión.

A veces oigo voces ;-) que dicen: ¡Ya está de nuevo esta mujer con el tema de siempre! Sí, creo que hay cierto rechazo en el campo evangélico. Como si fuera un tema tabú y molesto, incómodo, muy incómodo para algunos.

Y no debe ser así. Porque afecta profundamente a la dignidad y libertad de la mujer. Por tanto como cristianos tenemos que abordarlo y tratarlo, y poner todo nuestro empeño en solucionarlo.

Para resolver un problema lo primero que tenemos que hacer es reconocerlo. Asumir que la desigualdad existe y se da en la sociedad en general y también en las iglesias.

Y de la misma manera que tratamos de erradicar otros pecados, cuánto más no tenemos que erradicar este que afecta a los derechos fundamentales de las mujeres.  Y ¡ojo! como consecuencia afecta a los hombres también y a la sociedad en todos sus ámbitos (familia, niños, laboral, político, medioambiental, eclesial y todos los que queramos añadir).

Estamos terminando 2020. La Plataforma Séneca Falls cumple un año y dos meses de andadura. Estamos contentos y agradecidos a Dios por haberlo hecho posible y porque a pesar de las dificultades ya se nos conoce y reconoce como movimiento evangélico a favor de la mujer.

Este feminismo tiene su lugar, imprescindible hoy más que nunca y  legítimo. Y los que ya conocen la Plataforma Séneca Falls saben qué entendemos por feminismo. Un movimiento cristiano evangélico cuyo ideario emana de los principios bíblicos. Un feminismo que tiene un hondo arraigo histórico protestante y que se distingue por su lucha a favor de los derechos de la mujer; la defensa de su dignidad; la igualdad plena entre hombres y mujeres sin ignorar sus diferencias naturales o biológicas.

Un feminismo que debemos visibilizar como cristianos y que NO es “guerra de sexos”. Un feminismo cristiano inspirado en Jesús, que se identifica con los principios y valores del feminismo histórico originario (Séneca Falls, 1848). Recomiendo para ampliar información acudir a nuestro perfil de facebook “Plataforma Séneca Falls” y a los artículos de este blog.

Dicho todo esto, paso al siguiente tema. Las cifras (que son vidas) de las mujeres asesinadas por violencia machista ascienden a 42 en este año y 1075 desde que se contabilizan (2003). Y no se están contando las muertes por violencia en las que no existe relación afectiva; si añadimos estas muertes la cifra sería más del doble. Eso es lo que estipula la Ley Orgánica 1/2004 de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, que indica que solo serán calificadas como víctimas de este tipo de crímenes las agredidas "por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aun sin convivencia". Así que si no hay relación ese asesinato queda invisible en las cifras.

Estas cifras (vidas) me han impulsado a escribir esto. Por cierto la  violencia contra la mujer incluye también la trata, la esclavitud sexual, la mutilación genital, los matrimonios forzados. Pero todo esto es la punta del iceberg  del verdadero problema que es  la desigualdad y que no ha sido resuelto.

La brecha salarial (25% en España), el techo de cristal en casi todas las áreas laborales, el escaso número de mujeres en cargos directivos (también evangélicos), la falta de conciliación familiar y laboral, la falta de equidad en la corresponsabilidad en el hogar, todo son muestras de la desigualdad de la mujer.

Y hasta que no cambie esa visión de la mujer como objeto no habrá transformación. No quiero dejar de nombrar el tema de la pornografía, a la que niños desde los 8 años ya están accediendo y que contribuyen enormemente a este concepto e imagen denigrante de la mujer.

Pero un error común sobre la violencia hacia la mujer es pensar que la ley por sí sola puede resolver este problema.

Oímos decir que la Ley integral de Violencia de género no funciona. Y esta ley no es perfecta, se tiene que desarrollar más y mejor, e implementar más y mejor, pero ha sido un gran paso en la legislación en este tema. Lo que ocurre es que si las personas no interiorizan la realidad social de las mujeres, si no visualizamos las grandes y múltiples formas de desigualdad que existen en nuestro entorno, no vamos a lograr un gran cambio. Todos debemos participar en la lucha contra la desigualdad de la mujer, empezando por el autoanálisis de cada uno, por la educación desde el hogar, desde el sistema educativo y desde las organizaciones públicas y por supuesto y fundamentalmente desde las iglesias, desde los púlpitos, desde los estudios bíblicos y enseñanza.

Es hora de desconstruir los estereotipos que sustentan la violencia, es hora de tomarnos en serio la educación en igualdad de la misma manera que educamos rechazando el racismo o el clasismo. Si no hay educación, sensibilización y toma de conciencia intencional no avanzaremos demasiado. Como cristianos debemos ser los primeros (aunque como en muchos temas, hemos llegado tarde).

Y termino agradeciendo a los hombres que nos han apoyado y dado la cara, levantando su voz a favor de la mujer. Hay hombres que a través de nuestro trabajo pedagógico e informativo han reconocido sus errores en sus comportamientos y actitudes, a veces inconscientes. Son los llamados micromachismos del día a día que llevamos todos y todas dentro. Y no por eso son menos hombres, al revés. Recomiendo las declaraciones y entrevista al actor Alex García, donde reconoce que el feminismo le ha ayudado a ser mejor hombre y mejor persona. También recomiendo los artículos del pastor Angel Bea, que no tienen desperdicio, sobre este tema y publicados en este blog  y  las conferencias de nuestro historiador Antonio Simoni y su visión con perspectiva de género de la historia. Y estamos agradecidas porque son pocos los que valientemente levantan su voz.

La historia feminista reconoce a aquellos hombres que defendieron los derechos de las mujeres. Por ejemplo, la firma de treinta y dos hombres al texto de Séneca Falls, el apoyo al sufragio femenino de Frederick Douglas (que había sido esclavo durante años) o los hombres que apoyaron a Clara Campoamor en la defensa del voto de la mujer.  El feminismo los contempla como aliados en la lucha por nuestros derechos. Una sociedad igualitaria se construye entre todos y todas y hay hombres que no quieren tener nada en común con actitudes machistas. Gracias a todos aquellos anónimos que están contribuyendo con su actitud. Gracias a este medio por este Blog que nos ha cedido.

Termino levantando nuestro estandarte. Al Hijo del Hombre, Jesús, el Hijo de Dios, que vino a dar su vida para restaurar el orden perfecto de Dios. Jesús es nuestro referente fundamental en el trato que dio a las mujeres. El vino a restaurar las estructuras creacionales: “Al principio no fue así” Mt.19:8; y dignificó a la mujer y le devolvió el lugar que Dios le había dado desde el principio, y eso se percibe con claridad en el relato de los evangelios aún dentro del entorno social machista en que se movió, enfrentándose a los políticos y religiosos de su época.

Y no se cortó un pelo en plantar cara. Celebramos también que Él eligió un vientre de mujer, El fue embrión, niño y hombre. Sabemos que Él va con nosotros, y Él nos impulsa en esta dirección.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia porque ellos serán saciados.

Hasta que Jesús traiga la justicia perfecta y completa nosotros debemos intentar buscarla y practicarla aquí y ahora y también en este tema.