El tweet de Dios sobre la resonancia entre lo malo

Una de las características que tiene el sonido es la denominada resonancia acústica, mediante la cual al emitir determinado objeto una vibración la misma se transmite por medio de ondas a través del aire y si un segundo objeto está próximo y es afín a la misma frecuencia de sonido, recibirá tales ondas y propagará el sonido que emitió el primero. Por eso cuando se golpea un diapasón afinado en cierta nota, hará vibrar a otro diapasón próximo también afinado en la misma nota, sin necesidad de que este último haya sido golpeado. Hay, pues, una resonancia, es decir, una repetición del sonido entre dos objetos afines acústicamente. Sin embargo, si el segundo diapasón está afinado en una nota diferente al primero, no propagará el sonido y no habrá resonancia.

Pero lo que sucede en el terreno de la física también sucede en el terreno humano, donde hay muchas maneras en las que se producen resonancias. Hay resonancias benignas y las hay malignas, pero ambas tienen en común que existe una correlación entre el emisor y el receptor, lo cual hace posible que se produzca una coincidencia entre uno y otro. Pero si lo que emite una parte no va en la misma entonación en la que está la otra parte, no existirá tal resonancia. En el mundo de las ideas y los discursos existe una resonancia entre agentes emisores de los mismos y agentes receptores, estableciéndose tal resonancia cuando hay una afinidad de pensamiento entre unos y otros. Pero a diferencia del mundo de la física, en el mundo de las ideas el corazón humano puede variar su entonación, para adaptarse, según su gusto a la afinación más conveniente.

Una de las ideas más populares y asimilables de todos los tiempos es la del universalismo, por la cual se enseña que al final todos los seres humanos serán salvados. Ha habido y hay maestros, algunos muy famosos, en el seno del cristianismo que han enseñado y enseñan tal falsa doctrina, aunque en realidad se puede decir que es casi tan antigua como la humanidad, porque no hay mejor estímulo para vivir como a uno le dé la gana que pensar que, en última instancia, Dios se hará cargo de todo y no habrá castigo eterno. El universalismo es la negación de la necesidad del arrepentimiento en esta vida y su consecuencia final es que el temor de Dios es superfluo, porque no hay ninguna razón para temerlo.

Los maestros universalistas son especialistas en predicar el camino ancho y cómodo, pero al hacerlo se convierten en servidores del infierno, cuyas puertas abren de par en par a todos los que les prestan oídos. No importa lo popular y asequible que sea su mensaje, lo cierto es que son aliados de la misma condenación que niegan. Su halagüeña doctrina encuentra amplia resonancia en tantos y tantos que quieren seguir viviendo conforme a sus deseos y voluntad. Y aunque su mensaje parece amoroso, en realidad es espantoso.

Hace poco el papa Francisco se mostraba como uno de esos maestros universalistas, al dar carta de aprobación a los que practican la homosexualidad, afirmando que son hijos de Dios y también tienen derecho a vivir en una familia. Nada hay de lo que tengan que arrepentirse ni cambiar. Su forma de pensar y vivir es buena, siendo también benigna la concepción de matrimonio y familia que han ideado. Naturalmente las palabras de Francisco han hallado amplia resonancia en quienes así viven y en quienes les aprueban, porque supone recibir de la más alta instancia jerárquica de la Iglesia católica el espaldarazo que necesitaban. Lo sorprendente es que este hombre esté al frente de esa institución, pero parece que en los tiempos que vivimos las cosas están tomando un sesgo en el que la iniquidad está alcanzando cotas jamás vistas. Hay una segunda bestia en Apocalipsis, a la que se denomina falso profeta, que aunque tiene apariencia de cordero habla como dragón. Francisco manifiesta algunos ramalazos de tal personaje.

Hablando sobre la resonancia que tienen los mensajes y discursos malignos hay un tweet de Dios que dice lo siguiente: ‘El malo está atento al labio inicuo y el mentiroso escucha la lengua detractora.’ (Proverbios 17:4). La primera parte del texto indica la sintonía perfecta que hay entre quien practica el mal y quien habla lo malo, estando pendiente el primero de lo que dice el segundo, porque lo que éste dice justifica lo que hace aquél. Ambos están afinados en la misma nota, de ahí la resonancia resultante. Al haber tal coincidencia, se pone de manifiesto la igualdad de naturaleza entre ambos. Como los pulmones necesitan oxígeno para respirar, así el que hace lo malo necesita al que difunde el mal discurso, para continuar haciendo lo que hace. La segunda parte del tweet amplía la primera, al afirmar que una lengua detractora produce resonancia en el que practica la mentira. La palabra que se ha traducido como ‘detractora’ tiene el matiz de destruidora y perniciosa. El que practica la mentira vibra en la misma onda que el que habla destructoramente.

Hay muchas enseñanzas hoy en día cuyo propósito es absolvernos de la necesidad del arrepentimiento. Pero, digan lo que digan, por mi propio bien, voy a hacer caso de Aquel que no es un maestro universalista y dijo: ‘Si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.’ (Lucas 13:3).