¿No es el momento ya de manifestar nuestra fe abiertamente en nuestros lugares de trabajo, en nuestras relaciones de amistad, a nuestros vecinos, etc., sin miedo y sin vergüenza?
Por Andrés Arias
“Os digo que si estos callaran las piedras clamarían” (Lucas 19:40)
Jerusalén, la gran capital de Israel, estaba bajo el dominio romano, y su poder religioso estaba bajo el grupo judío de los saduceos. De pronto un grupo numeroso de personas entraba en Jerusalén gritando que Jesús era el Rey, el Mesías prometido a Israel.
Para los líderes religiosos aquello era una situación de escándalo público, ya que había una gran cantidad de personas, entre ellas sus discípulos, que clamaban: “¡Bendito el Rey que viene en el nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!” (Lucas 19:38). No había pasado mucho tiempo desde la represión de Herodes, el cual vio peligrar su trono y ordenó matar a los niños menores de dos años en Belén y sus alrededores.
Los judíos gozaban de libertad religiosa y de ciertos privilegios, pero siempre y cuando no causaran rebeliones o situaciones de alboroto dentro de la ciudad de Jerusalén. En esta ocasión estaban proclamando a otro Rey para el pueblo judío, distinto al que había en aquel momento en Jerusalén. Podía decirse que era una rebelión en contra del poder político establecido y, por otro, lado aquella manifestación de júbilo, de alegría, de gran noticia para el pueblo de Israel, quitaba protagonismo y poder a los fariseos y a los saduceos que tenían el poder religioso en aquellos tiempos en Jerusalén. Recordemos que su mayor representante, el Sumo Sacerdote Caifás, era saduceo.
Hoy en día la fe, nuestras creencias religiosas, están relegadas a la esfera de lo personal, familiar, íntimo; incluso dentro de la familia poco se habla o se practica nuestra fe cristiana. Quizás porque deseamos que nuestros hijos o hijas no sean rechazados u objeto de mofa, de bromas pesadas, de burla, etc. por declararse cristianos, como nos ha pasado a nosotros. Quizás por inculcarles una educación laica, sin prejuicios religiosos, que por otra parte es la idea más aplaudida y asumida por las sociedades que se dicen más avanzadas. Quizás por compensar la educación rígida y religiosa que hemos recibido cuando fuimos niños o adolescentes,… Yo tengo que decir que nos estamos equivocando y mucho.
Me dedico a la enseñanza y en mis clases, como docente, podría hablar de todo, de la película del día de ayer a la noche, de todo tipo de series o cotilleos, de mis asuntos familiares, personales, de mis mascotas, de mis ideas políticas, de sexo, etc. Pero, ¿podría hablar de mis convicciones religiosas o de la existencia de Dios? ¿Podría hablar de la homosexualidad o de la identidad de género, con una opinión contraria a la asumida por la sociedad española actual? En la práctica, en nuestra sociedad moderna no existe la libertad de cátedra, ni una libertad real de expresión.
Hoy en día, en los países en que la fe cristiana no es perseguida, ésta está enclaustrada en nuestras iglesias, es tema de domingo, a la mañana o a la tarde, y solo por un espacio de tiempo limitado, o está relegada a la esfera de lo personal. Muchos de nuestros jóvenes salen el día anterior por la noche, se acuestan cada vez más tarde y las reuniones de iglesia en la mañana del domingo pertenecen a los niños o a los ancianos. ¿Dónde están las personas de edades intermedias?
Los cristianos tienen en sus manos una noticia crucial para la humanidad, la salvación de los seres humanos por medio de la fe, la vida eterna en un reino futuro y eterno de paz, de justicia, de ausencia de dolor y de tristeza. “Vendré otra vez y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis“ (Juan 14.3). Y somos administradores de esa gracia de Dios y embajadores de su reino aquí en la tierra: “Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios. Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel” (1ª Corintios 4:1-2).
Jesús dijo: “Vosotros sois la sal de la tierra… Vosotros sois la luz del mundo” (Mateo 5:13-16). Pero la sal no la encontramos como un grano que uno encuentra en la comida y lo escupe, o totalmente desvanecida, pues no hay diferencia entre el que dice ser cristiano y el que no es cristiano. Por otra parte, la luz queda tapada por el “almud”, pues nuestra fe ha quedado relegada a las cuatro paredes de las iglesias, o al ámbito familiar o personal.
La sociedad y las autoridades del país miran lo positivo de esta pandemia del COVID-19 que estamos sufriendo a nivel mundial y que los expertos dicen que ha venido para quedarse. La mejora de las relaciones de padres e hijos por el mayor tiempo de dedicación, la valoración por parte de las personas de otras cosas más importantes que lo puramente económico, la solidaridad de la sociedad, la creatividad, las relaciones vecinales…
Por otra parte, el virus y el confinamiento han llevado a las redes sociales nuestra fe y amor a Cristo como nunca se había visto. Aquellas reuniones entre cuatro paredes han salido a la luz pública a millones y millones de personas, para satisfacer la curiosidad de muchos y para divulgación de la palabra de Dios, pero con las distintas connotaciones de divisiones eclesiales de tiempos antiguos y de ahora, y por esto si fuese poco, y dado que las personas de mayor edad no manejan las herramientas modernas de la información y la comunicación, hemos tenido que pedir ayuda a nuestros jóvenes, los hemos tenido que valorar, valorar su conocimiento y trabajar con ellos codo con codo. ¿No es maravilloso? Tenemos que darle muchas gracias a Dios por ello.
Me pregunto: ¿Lo más importante para el ser humano, no es la vida eterna? ¿Lo más importante para aquel que cree en Dios no es Dios mismo?
Tenemos que revisar nuestra inversión como padres y madres, como iglesias locales en la formación bíblica para los niños y los jóvenes de nuestro tiempo. Todos nosotros como padres estamos muy preocupados con la educación de nuestros hijos o hijas, pues sabemos que la formación intelectual, en habilidades manuales, en habilidades sociales, influirá positivamente en su futuro; también en su equilibrio personal, en su nivel cultural, en su poder adquisitivo, en su estatus social, en su estabilidad laboral. Pero, ¿qué lugar ocupa nuestro equilibrio espiritual, el conocimiento de Dios, la vida eterna?
Es importante usar todo el potencial que Dios nos ha dado dentro de nuestras iglesias –científicos/as, médicos/as, profesorado, historiadores/as, investigadores/as, traductores/as, teólogos/as, etc.– para formar intelectualmente y espiritualmente en la fe cristiana. Como decía uno de los más ilustres poetas españoles: "En cuestiones de cultura y de saber, sólo se pierde lo que se guarda; sólo se gana lo que se da" (Antonio Machado). El apóstol Pablo se lo recordó a Timoteo: “Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros” (2ª Timoteo 2:2).
La prueba que estamos sufriendo, nos ha llevado a sacar a la luz pública nuestra fe en el anonimato y la distancia de las redes sociales, de internet; de esta forma los comentarios, las críticas y las burlas nos hacen menos daño, son impersonales, se quedan en el limbo de la red, en los diferentes servidores o en el pensamiento de aquellos que navegan por el entramado del conocimiento global almacenado en los diferentes lugares del globo terráqueo.
Y me pregunto: ¿no es el momento también de manifestarla abiertamente en nuestros lugares de trabajo, en nuestras relaciones de amistad, a nuestros vecinos, etc., sin miedo y sin vergüenza? Pues Jesús dijo: “Si estos callaran las piedras clamarían”.
Andrés Arias - docente
¿Quieres escribir en Tu Blog? Infórmate aquí.
La conmemoración de la Reforma, las tensiones en torno a la interpretación bíblica de la sexualidad o el crecimiento de las iglesias en Asia o África son algunos de los temas de la década que analizamos.
Estudiamos el fenómeno de la luz partiendo de varios detalles del milagro de la vista en Marcos 8:24, en el que Jesús nos ayuda a comprender nuestra necesidad de ver la realidad claramente.
Causas del triunfo de Boris Johnson y del Brexit; y sus consecuencias para la Unión Europea y la agenda globalista. Una entrevista a César Vidal.
Analizamos las noticias más relevantes de la semana.
Algunas imágenes del primer congreso protestante sobre ministerios con la infancia y la familia, celebrado en Madrid.
Algunas fotos de la entrega del Premio Jorge Borrow 2019 y de este encuentro de referencia, celebrado el sábado en la Facultad de Filología y en el Ayuntamiento de Salamanca. Fotos de MGala.
Instantáneas del fin de semana de la Alianza Evangélica Española en Murcia, donde se desarrolló el programa con el lema ‘El poder transformador de lo pequeño’.
José era alguien de una gran lealtad, la cual demostró con su actitud y acciones.
Celebración de Navidad evangélica, desde la Iglesia Evangélica Bautista Buen Pastor, en Madrid.
Madrid acoge el min19, donde ministerios evangélicos de toda España conversan sobre los desafíos de la infancia en el mundo actual.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.
Si quieres comentar o