Esa es una realidad sociológica, siempre con sus excepciones, que ha estado clara para los evangélicos. Sin embargo, en el protestantismo de la España actual habría que comentar los siguientes aspectos:
1.-
La realidad sociopolítica del pueblo evangélico está cambiando. Desde hace más o menos una decena de años, en una España en que los gobiernos socialistas se han mostrado más abiertos al diálogo con los evangélicos que los gobiernos de la derecha como en el caso del PP -comparemos por ejemplo los gobiernos de Aznar con el de Zapatero-, la realidad sociopolítica del pueblo evangélico está cambiando.
Ya no se da una mayoría tan clara de los simpatizantes del socialismo o de ciertas políticas de izquierdas en el ámbito protestante. Hay también un sector evangélico, no mayoritario, que se identifica con las políticas neoliberales y que coquetea con la derecha más radical. Incluso podemos asistir al espectáculo curioso de ver a un protestante dirigiendo uno de los programas de mayor audiencia de la cadena católica COPE. Y esto no es por una especie de ecumenismo, ni por profesar algún tipo de fe dentro de las confesiones cristianas, sino por el hecho de que hay fidelidades políticas de evangélicos que se alinean, por ejemplo, con los comentaristas políticos de dicha cadena, hipercrítica de todo lo que suene a pensamiento de la izquierda.
2.- Aunque parezca duro, este sector emergente, tiende a hacer descalificaciones a sus hermanos desde sus posicionamientos políticos. Habría que respetar la pluralidad. Esto plantea una situación nueva entre los evangélicos de España: la necesidad de respetarse, tanto en el ámbito personal como en el ideológico, sin llegar a las descalificaciones, las prepotencias, ni los insultos que llegan, no desde las fidelidades a la fe evangélica, sino desde las fidelidades a las políticas de partido.
Tenemos, necesariamente, que llegar a respetar la pluralidad de opinión en materia sociopolítica y económica. Nadie debe posicionarse, desde un sector alineado con una política concreta, como juez que anatemiza o tacha de falsedad, aunque sea llamándole
falsos mitos, como ha sucedido en un artículo publicado en esta Revista Digital, las ideas de otros hermanos evangélicos que están fundamentadas en el análisis socioeconómico de la realidad de un mundo injusto. Se critica a hermanos que claman por justicia, hermanos que están lanzando su denuncia no contra el mercado, que, lógicamente, es una herramienta que debe de existir, sino contra el mercado injusto, los desequilibrios que crea la globalización, o el escándalo de la pobreza en un mundo en el que cada vez hay ricos más ricos y pobres más pobres. Además, el artículo
falsos mitos termina con una especie de coz final o epilogal, quizás, digo yo, de ataque a lo que podrían pensar que es la base de mi pensamiento. Quiero añadir que para criticar mis ideas, aunque no se me cita directamente en el referido artículo, pero sí se citan conceptos y frases de mis últimos artículos, no es necesario hablar del naufragio del socialismo, tachar de nefasta y marxista a la Teología de la Liberación, llamar idólatra a Leonardo Boff o hereje a Tamayo. Yo escribo desde mi libertad de cristiano evangélico, sin militancia en partidos políticos ni en movimientos teológicos específicos.
3.- Cuidado de no tachar como falsos mitos a la propia denuncia profética. Hay que decir también que, desde estos posicionamientos, quizás se podría tachar de
falsos mitos la propia denuncia profética y los valores del Reino que se manifiestan en la enseñanza de Jesús, a la vez que se critican otros posicionamientos de la responsabilidad social del creyente defendida por muchos otros evangélicos, con el intento de juzgar a sus hermanos en la fe y decirles que
no se enteran, ya que ellos poseen una verdad más clara.
Estas manifestaciones no se hacen desde las fidelidades a la fe evangélica, sino desde la fidelidad a las políticas de partido o políticas neoliberales que imperan en el mundo hoy, un mundo desigual e injusto en el que está sufriendo las secuelas de la pobreza más de media humanidad. Hoy se puede decir que, gracias a Dios, en el seno del cristianismo, hay hermanos, tanto católicos como protestantes, que claman contra el hecho de que el poder y la riqueza estén cada vez en menos manos, manos opresoras que algunos no quieren identificar.
4.- El compromiso social de los creyentes, no se debe criticar solamente desde los posicionamientos políticos de partido o desde el neoliberalismo. Lógicamente, desde los sectores evangélicos emergentes, más neoliberales y posicionados en las ideologías de derechas, se puede discrepar de los que escribimos desde el compromiso cristiano. Esto es lógico. Pero en estos temas tan duros y escandalosos, como es el de la pobreza en el mundo y la exclusión de más de media humanidad, no se debería discrepar sólo en base a la ideología política, sino en base a los datos fiables de la realidad, la denuncia profética y los valores del Reino. Sería una burla hacer análisis sobre la pobreza en el mundo, dentro del ámbito del cristianismo, desde las fidelidades a las consignas de los partidos de turno, y no desde el concepto de projimidad que nos enseñó Jesús.
El escándalo de la pobreza en el mundo es demasiado fuerte y duro como para enmascararlo desde las fidelidades políticas al neoliberalismo o al partido de turno al que debemos fidelidad. Eso es mentir. Se necesitan también mentes evangélicas liberadas de la fidelidad a la política de partido, que puedan pensar desde la libertad y la autonomía, siguiendo las líneas que, en la política y la economía, marcan los profetas con sus denuncias que culminan con las del último de los profetas: Jesús. Lógicamente, también desde el estudio de la realidad mundial y desde la experiencia directa de relación con la pobreza en compromiso con los pobres.
5.- Análisis de la moral o de la ética política. También hay que tener cuidado cuando se analiza la moral o la ética de los diferentes partidos políticos. Muchos caen en la trampa, fundamentalmente los cristianos que piensan desde las derechas radicales, de pensar que la ética o la moral están relacionadas solamente con los temas sexuales, el matrimonio homosexual y el aborto.
Pero también es moral todos los temas que las diferentes políticas deben de tratar con respecto a la pobreza, los excluidos del sistema, la desigual redistribución de bienes, el paro, los que no pueden acceder a la vivienda, la feminización de la pobreza, el hambre en el mundo, los que viven comiendo de los basureros, los niños de la calle, la deuda externa, los niños trabajadores y la infravida de todos aquellos a los que se les ha robado su dignidad.
Todo esto también es moral política y moral cristiana que no debe estar mediatizada, de forma acrítica, por la fidelidad al partido político de turno, por las ideologías de la derecha radical, por el pensamiento neoliberal o por cualquier otra ideología. Los temas citados son moral del cristianismo y moral de la POLITICA, con mayúsculas. Única moral política aconsejable a todos los cristianos, pues Jesús no fue ajeno a los condicionantes políticos y económicos de un mundo injusto.
Si quieres comentar o