Parte de la investigación de Sanneh se centra en que, lejos de destruir las culturas indígenas, el trabajo misionero preservó y estimuló otras culturas. Un artículo de Wanjiru M. Gitau.
El 6 de enero de 2019, el mundo académico teológico de todo el mundo se vio sacudido por el repentino e inesperado fallecimiento del profesor Lamin Sanneh. Había nacido en una ancestral familia real africana en 1942, en Gambia, un pequeño país en la parte más occidental de África. Sanneh se crio como musulmán y se convirtió al cristianismo al final de su adolescencia. A lo largo de su vida, cosechó una impresionante serie de logros y nombramientos académicos. En el momento de su fallecimiento, era profesor de la cátedra D. Willis James de Misiones y Cristianismo Mundial en la Escuela de Divinidad de Yale, un cargo que había ocupado desde 1989. Dirigió muchas otras iniciativas, una de las cuales fue un proyecto emblemático sobre la libertad religiosa y la sociedad en África. El Instituto Sanneh de la Universidad de Ghana, en Acra, fue fundado en 2018 y nombrado en su honor. Su objetivo es proporcionar recursos a las instituciones académicas para el estudio avanzado de la religión mediante el diseño de planes de estudio, el desarrollo de profesores y la investigación.[1] Sanneh también tenía un impresionante historial de publicaciones como autor, editor o coeditor de libros, monografías y artículos de revistas revisados por pares.
Uno de sus escritos emblemáticos, publicado por Orbis Books en American Society of Missiology Series es Translating the Message: The Missionary Impact on Culture (Traduciendo el mensaje: el impacto misionero en la cultura).[2] El libro tuvo 13 ediciones. En él y en ensayos relacionados, Sanneh disocia la misión cristiana de la afirmación ideológica de que los misioneros eran agentes imperiales, y que el trabajo de las misiones era una extensión del imperio colonial. Gran parte del mundo colonizado había logrado la independencia a fines de los 50 y en los 60. En la reacción negativa inmediatamente posterior a la colonización, se argumentaba que el trabajo de las misiones era el instrumento solícito de los administradores y colonos coloniales. Los misioneros habían sido dejados libres para introducir una falsa piedad, debilitar la resistencia y preparar a los nativos para que aceptaran el control colonial. Como agentes de la alienación cultural occidental, permitieron a los colonos anexionar tierras africanas con facilidad.
A finales del decenio de 1960 y hasta el decenio de 1980, cuando Sanneh estaba ascendiendo en las filas académicas, el mundo académico liberal occidental se había unido a esta crítica virulenta del trabajo misionero. En los círculos principales de la iglesia, la sombra de esta crítica cargó fuertemente de culpa a las agencias misioneras. Las instituciones educativas, los hospitales y las iniciativas de desarrollo fundadas por los misioneros se enfrentaban a un malestar letárgico en sus diversos roles sociales. Una actitud cáustica en las iglesias africanas fundadas por misioneros puso trabas al entusiasmo y a la conversión religiosa. Sanneh añade una nota biográfica al dilema cuando cuenta cómo dos misioneros, uno metodista y otro católico, se mostraron reacios a bautizarlo cuando decidió convertirse de su fe musulmana al cristianismo. Toda esa caracterización negativa de la misión cristiana no solo paralizaba la difusión del evangelio en África, sino que desestimaba además el verdadero significado de cientos de años de misión cristiana en África y otros lugares.
Esta reacción negativa poscolonial es vital para comprender la prodigiosa escritura y la distinguida carrera de Sanneh como historiador, estudioso del cristianismo mundial y promotor del diálogo interreligioso. Sanneh pone de cabeza el relato de la complicidad misionera en el proyecto colonial. No niega que algunos misioneros fueron problemáticos en sus actitudes individuales hacia las culturas locales. Lo que hace es mostrar que hay mucho más en la historia, que tiene que ver con la naturaleza misma del evangelio. Evalúa el proceso de transmisión histórica de 2000 años y los contextos locales en los que se realizaron las misiones, y concluye que la traducción vernácula es la acción primaria, crítica, leudante o catalizadora en la difusión de la fe cristiana. El mensaje cristiano se puede expresar en cualquier idioma y puede ser interpretado a cualquier cultura. Por lo tanto, la traducibilidad es la clave para la propagación del cristianismo a nuevas culturas a través del tiempo, como ha sucedido en África, Asia y América Latina en los últimos 200 años.
En un ensayo de 1987 titulado Christian Mission and the Pluralist Milieu: The African Experience (La Misión cristiana y el medio pluralista: la experiencia africana),[3] Sanneh observa que los misioneros “salieron con todo tipo de motivos, algunos de ellos malsanos”, pero “lo que se destaca es el énfasis que los misioneros dieron a la traducción de las escrituras a las lenguas vernáculas”. Adoptaron con confianza los idiomas locales, un movimiento nuevo y osado para la época y, al hacerlo, estaban afirmando las culturas locales como recipientes para llevar el evangelio de Cristo. Escribieron gramáticas, tradujeron la Biblia, fundaron escuelas, enseñaron a la gente a leer y escribir, recopilaron y preservaron la sabiduría local contenida en historias, proverbios y axiomas. Adoptaron los nombres preexistentes de Dios y reinterpretaron la cosmología tradicional a la luz de la fe cristiana.
Los egoístas pobladores coloniales jamás emprenderían este tipo de proyecto. De hecho, en el entorno en el que operaban los misioneros, los señores coloniales calificaban a las culturas indígenas como extremadamente bajas en la escala evolutiva darwiniana, y estaban dispuestos a destruir todo lo que no podían utilizar al servicio de los intereses coloniales.
Lejos de destruir las culturas indígenas, el trabajo misionero catalizó la preservación y el estímulo de estas culturas. Los misioneros ayudaron a preservar las lenguas que estaban amenazadas por el aumento de las lenguas francas. Sus gramáticas, diccionarios, cartillas, libros de lectura y compilaciones sistemáticas de proverbios, cuentos y costumbres también proporcionaron a la comunidad científica documentación para el estudio moderno de las culturas. A su vez, cuando los conversos llegaron a tener lecturas alternativas de las escrituras traducidas, en particular del Antiguo Testamento, y a descubrir el alineamiento del mundo del Antiguo Testamento con las costumbres culturales locales, las comunidades de toda África utilizaron los beneficios de la misión para contrarrestar o luchar contra la dominación colonial. En esto, el trabajo de misión mismo tuvo el efecto de dotar a los propios nacionalistas de un lenguaje de resistencia.
Sanneh examina sistemáticamente la historia cristiana para demostrar que el patrón observado en el trabajo misionero es, de hecho, el mismo proceso de transmisión del cristianismo a través del tiempo. En Disciples of All Nations: Pillars of World Christianity (Discípulos de todas las naciones: pilares del cristianismo mundial),[4] explora la naturaleza misionera de la fe cristiana: la libertad de los primeros cristianos de abrazar otros idiomas como el griego, el latín y el copto, permitiendo así el momento crítico de la transmisión del evangelio desde sus comienzos judíos, liberándolo para ir a todo el mundo. La disposición de los primeros cristianos para identificarse con el movimiento gentil liberó a los discípulos de la obligación de mantener un centro geográfico en Jerusalén. Cada fase de la expansión geográfica y transcultural del cristianismo refleja patrones similares. El cristianismo no depende principalmente de un idioma o cultura fijos y no tiene una frontera geográfica exclusiva; por lo tanto, llega como un mensaje liberador para cada persona y cultura.
[photo_footer]Lamin Sanneh en la Conferencia Yale-Edimburgo./Caorongjin[/photo_footer]
Una de las cartillas de fácil acceso de Sanneh sobre el cristianismo mundial se titula Whose Religion is Christianity?: The Gospel Beyond the West (¿De quién es la religión del cristianismo?: el evangelio más allá de occidente),[5] un texto dialógico sobre el proceso de expansión intercultural. Define al cristianismo mundial como la gran variedad de respuestas indígenas al cristianismo a medida que toma forma en sociedades que no tenían una tradición burocrática previa con la que domesticar el evangelio. El proceso es distintivo. Primero, comparado con el islam, el cristianismo no tiene un centro fijo o un idioma fijo. Segundo, el proceso de recepción, apropiación y reinterpretación es más significativo que el trabajo de los misioneros, porque el Espíritu Santo trabaja de esta manera para revitalizar el evangelio y revitalizar las culturas receptoras. Estas cuestiones se dan fácilmente por sentadas; sin embargo, en el entorno en el que creció la obra de Sanneh, se alegaba que el cristianismo era una religión extranjera en los países no occidentales. Él y estudiosos como Andrew Walls y Brian Stanley han ayudado a los eruditos-teólogos a transitar el momento poscolonial. Esto pone de relieve la tarea del erudito teológico en nuestro tiempo: discernir cómo las cuestiones que animan el ámbito sociopolítico actual se conectan con lo que Hervieu-Léger denomina cadenas de memoria: la expresión de creer y pertenecer dentro de una realidad mucho más amplia que la inmediatamente discernible en el contexto y la experiencia actuales, y la memoria de continuidad dentro de la comunidad amplia de fe.[6] Al hacerlo, los eruditos teológicos deberían guiar a las comunidades cristianas a discernir los signos de los tiempos, como los hijos de Isacar (1Cr 12:32), que eran expertos en el conocimiento de los tiempos y sabían lo que Israel tenía que hacer antes de avanzar en los propósitos redentores de Dios.
A lo largo de este camino, encuentro que el tema de la traducción es útil para repensar la continua expansión del cristianismo en nuestros días. En Megachurch Christianity Reconsidered: Millennials and Social Change in African Perspective (Cristianismo de megaiglesia reconsiderado: millennials y cambio social en la perspectiva africana),[7] utilizo el tema de la traducción de Sanneh para llegar a una nueva valoración de las megaiglesias en nuestro mundo. El principio de traducción de Sanneh ayuda a mostrar que el tipo de cristianismo de las megaiglesias está floreciendo porque hace que el evangelio sea inteligible —traduciendo el evangelio de manera fresca— para el sector demográfico metropolitano y cosmopolita. Lo sepan o no, las megaiglesias están recreando la traducción a un mundo muy cambiado, creando así un hogar para una generación que de otra manera se sentiría sin hogar en un mundo que cambia rápidamente.[8]
Los lectores de las otras obras variadas de Sanneh se ven inspirados por su profunda mente inquisitiva, su sutil humor, su amplia investigación histórica y su conocimiento antropológico de las culturas locales tomado de su experiencia. Todo ello converge en este rico repertorio de perspectiva social y teológica que le permite evaluar la contemporaneidad de toda una gama de cuestiones y personalidades que enmarcan la interacción de la religión cristiana con el mundo. Esto, de hecho, es la esencia del estudio del cristianismo mundial, un campo en el que él y Andrew Walls han sido pioneros. Como campo interdisciplinario, el cristianismo mundial está cultivando la comprensión de los procesos de conversión, transmisión y traducción, apropiación y recepción del cristianismo en todo el mundo.
Otra trayectoria significativa del trabajo de Sanneh involucra el diálogo entre musulmanes y cristianos en África.[9] Sanneh nació y se crio en una sociedad musulmana, y aun después de convertirse al cristianismo mantuvo fuertes relaciones con los musulmanes, tanto legos como eruditos. Varios de sus libros han movido el discurso sobre las relaciones cristiano-musulmanas en África de supuestos arraigados en la competencia, la rivalidad y el conflicto. Sanneh muestra cómo las dos religiones han participado históricamente en una danza creativa en África occidental. En Beyond Jihad: The Pacifist Tradition in West Africa Islam (Más allá de la yihad: la tradición pacifista del islam en África Occidental),[10] sostiene que, contrariamente a la percepción de que el islam se propaga por medio de la violencia, la investigación histórica muestra que el islam ha tenido éxito en África no por su poderío militar sino porque fue adaptado por los africanos a través de la acción de clérigos, eruditos, sanadores y maestros islámicos pacifistas.
Abraham Heschel, en su clásico de 1962, The Prophets (Los profetas),[11] escribe que, en la imaginación común, pensamos en los profetas como personas que predicen el futuro, advierten sobre el castigo divino y exigen justicia social. Sin embargo, el núcleo del trabajo de los profetas es cómo la totalidad de sus impresiones, pensamientos, sentimientos y todo su ser se convierte en una voz y una visión que sostienen la fe de la comunidad en la participación actual y definitiva de Dios en la historia. La profecía, también, no es simplemente la aplicación de normas intemporales a situaciones humanas concretas, sino también una interpretación de un momento particular de la historia, que aporta una comprensión divina a situaciones humanas. Lamin Sanneh fue esta clase de hombre, un testigo de su tiempo. Cuando la fe en el trabajo de misión transcultural estuvo a punto de ser destrozada por la erudición cínica, su profunda inmersión en el tema trajo una apreciación audaz e irénica de la historia de la misión como la mano de Dios en acción después de todo, y eso recalibró la fe de muchos para volver a comprometerse vigorosamente en la labor práctica de dar testimonio del reino de Dios en nuestros días. En un tiempo en que prevemos nuevos desafíos para la fe, tomemos también nosotros prestada una hoja de este hombre que ahora descansa con la nube de testigos, y seamos testigos de nuestros propios tiempos.
Wanjiru M. GItau es doctora en Cristianismo Mundial por la Africa International University.
Este artículo se publicó por primera vez en la web del Movimiento Lausana y se ha reproducido con permiso.
Notas
La conmemoración de la Reforma, las tensiones en torno a la interpretación bíblica de la sexualidad o el crecimiento de las iglesias en Asia o África son algunos de los temas de la década que analizamos.
Estudiamos el fenómeno de la luz partiendo de varios detalles del milagro de la vista en Marcos 8:24, en el que Jesús nos ayuda a comprender nuestra necesidad de ver la realidad claramente.
Causas del triunfo de Boris Johnson y del Brexit; y sus consecuencias para la Unión Europea y la agenda globalista. Una entrevista a César Vidal.
Analizamos las noticias más relevantes de la semana.
Algunas imágenes del primer congreso protestante sobre ministerios con la infancia y la familia, celebrado en Madrid.
Algunas fotos de la entrega del Premio Jorge Borrow 2019 y de este encuentro de referencia, celebrado el sábado en la Facultad de Filología y en el Ayuntamiento de Salamanca. Fotos de MGala.
Instantáneas del fin de semana de la Alianza Evangélica Española en Murcia, donde se desarrolló el programa con el lema ‘El poder transformador de lo pequeño’.
José era alguien de una gran lealtad, la cual demostró con su actitud y acciones.
Celebración de Navidad evangélica, desde la Iglesia Evangélica Bautista Buen Pastor, en Madrid.
Madrid acoge el min19, donde ministerios evangélicos de toda España conversan sobre los desafíos de la infancia en el mundo actual.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.
Si quieres comentar o