Gomer, la prostituta madre

Cierto estoy que Gomer es tan desconocida por la mayoría de cristianos como la profetisa Hulda.

Gomer está vinculada a la vida del profeta Oseas.

De Oseas conocemos muy poco. La Biblia nos dice que era hijo de Beeri. Sabemos que nació en Samaria cuando Jeroboan reinaba en Israel, en torno al siglo X antes de Cristo. Fue el único profeta de relativa importancia que Jehová suscitó en Samaria.

Su alusión a la cebada destinada a la compra de la mujer en 3:2 ha dado lugar a la creencia de que Oseas era de origen campesino. Profetizó a lo largo de 60 años. La Biblia francesa anotada ve en Oseas a Juan, el discípulo amado de Cristo. No entiendo qué quiere decir J. W. Nicks, predicador norteamericano y misionero en Nigeria, cuando afirma en el libro Living Lessons from the prophets, que Oseas está considerado “como uno de los grandes amantes de todos los tiempos”.

En la vida del profeta destaca la docilidad con que se somete a las órdenes divinas.

Las leyes que Jehová dictó a Moisés prohibían terminantemente la prostitución, tanto si la practicaba el hombre como si lo hacía la mujer. Así consta principalmente en Levítico 20 y en Números 15. Salomón alude a algunas consecuencias de la prostitución: “A causa de la mujer ramera el hombre es reducido a un bocado de pan; y la mujer caza la preciosa alma del varón” (Proverbios 6:26)

¿Cómo se entiende, entonces, que el mismo Jehová ordenara a Oseas contraer matrimonio con una prostituta? Así lo confiesa el propio profeta: “Me dijo otra vez Jehová: Ve, ama a una mujer amada de su compañero, aunque adultera … La compré entonces para mí por 15 siclos de plata y un homer y medio de cebada”.

Esta mujer es la misma que se menciona en el primer capítulo del libro, Gomer. Antes de analizarla cabe decir que esta Gomer prostituta simboliza el pueblo hebreo, que se prostituyó con otros dioses que no eran Jehová, llamado esposo de Israel.

En el primer capítulo se produce la misma orden divina: “Dijo Jehová a Oseas: Ve y toma por mujer a una prostituta y engendra hijos de prostitución”.

Extraña orden. Jehová había condenado en el Pentateuco la prostitución con pena de muerte. Ahora manda al profeta que contraiga matrimonio con una prostituta. ¿Cómo relacionarlo? Con dos textos de la Biblia: Uno de Isaías 55:9: “Como son más altos los cielos de la tierra… así son mis pensamientos más que vuestros pensamientos, dice Jehová”. Otro de Pablo en Romanos 11:34: “¿Quién entendió la mente del Señor?”.

La huida de Israel tras sus amantes está simbolizada por la prostituta madre: “Su madre se prostituyó, la que los dio a luz se deshonró, porque dijo: Iré tras mis amantes que me den mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mi bebida”.

Aplicado todo este capítulo dos a Gomer, el autor del libro la utiliza para significar el desagradecimiento del pueblo hebreo: “Ella no reconoció que yo le daba el trigo, el vino y el aceite”.

Oseas y Gomer engendraron tres hijos, a los cuales les impusieron nombres simbólicos. El primero fue llamado Jezreel, recordando una matanza que tuvo lugar en la llanura de Jezreel, entre los montes Carmelo y Beisán.

Después de Jezreel, Gomer dio a luz una niña, que llamaron Lo-ruhama, esto es, no compadecida. “Porque no me compadeceré más de la casa de Israel”. Un tercer hijo fue llamado Lo-ammi, cuyo significado era “no pueblo mío”, “porque vosotros no sois mi pueblo, ni yo seré vuestro Dios”.

Comentaristas del libro atribuido a Oseas discuten sobre el sentido de las narraciones que presentan los tres primeros capítulos. Mientras unos sostienen que los relatos son absolutamente históricos, reflejos de la vida familiar del profeta, otros creen que las narraciones son parábolas en acción.

Estudios que he realizado en torno a esos tres primeros capítulos me llevan a establecer que tratan de hechos reales. Existió en tiempos del rey Jeroboan el profeta Oseas. Existió Gomer, la prostituta que tomó por esposa, y existieron los tres hijos, Jezreel, Loru-hama y Lo-ammi.

El profesor de exégesis y teología bíblica en la Universidad de Salamanca, Maximiliano García, se fija en la fidelidad amorosa y conyugal de Oseas hacia la mujer que sería madre de sus tres hijos: “Quitaré de la tierra arco, y espada, y guerra, y te haré dormir segura. Y te desposaré conmigo en justicia, benignidad y misericordia. Y te desposaré conmigo en fidelidad y misericordia”.

Acepto que esos textos impliquen las relaciones futuras de Jehová con el pueblo de Israel. Pero ¿por qué quedarse aquí? ¿Por qué comentaristas de ideas cuadriculadas son incapaces de ver más allá de esa interpretación? ¿Era Oseas de mármol? ¿No pudo haber sentido hacia la mujer todo cuanto leemos en esos versículos? Digo más: ¿Por qué quienes comentan el libro de Oseas destacan siempre la condición de prostituta en Gomer? De vez en cuando se la debería recordar como madre. Y la maternidad perdona todos los pecados y errores de una mujer.