Algunas recomendaciones basadas en la experiencia.
El equipo de redacción de Protestante Digital (y también Evangelical Focus y Evangélico Digital) llevamos muchos años funcionando a través del teletrabajo. Esta forma de trabajar no solo tiene ventajas en cuanto a la reducción de costes, sino que también, si se siguen algunos parámetros, llevan a una mejor eficiencia, rendimiento y compatibilidad del trabajo con otros aspectos de la vida como la iglesia, la familia o el ocio. Sin embargo, también puede convertirse en una trampa que lleve a que el trabajo invada otros espacios, o justo lo contrario: que el tiempo de trabajo se esfume ante otras responsabilidades, distracciones o falta de motivación.
Ante la crisis del coronavirus que se está extendiendo por todo el mundo, es posible que muchos se vean obligados a experimentar durante los próximos meses con esta forma de trabajo. Así que resumiremos a continuación algunos puntos que consideramos importantes, basados en nuestra experiencia.
Cuando uno se ve obligado a trabajar desde casa, una de las primeras tentaciones que tiene es hacerlo “cuando quiera”. Esto puede funcionar durante algún tiempo… pero no es nada recomendable. Es mucho mejor ceñirse a un horario y procurar respetarlo, sabiendo que debemos ser flexibles ante las dificultades que se puedan presentar -como por ejemplo, en el caso de padres que tendrán que cuidar a sus hijos en casa ante el cierre de colegios-. Un horario coherente, que se asemeje lo máximo posible al horario laboral habitual, ayuda a que las cosas no se desmadren.
Es importante respetar dos puntos clave: la hora de comenzar y la hora de terminar. No hay nada peor que seguir trabajando y trabajando porque “ya estoy en casa”. El no poner fin al tiempo de trabajo puede generar conflictos con otros miembros de la familia.
Algo que ayuda muchísimo es delimitar el trabajo a un espacio. Lo ideal es poder trabajar desde un despacho, y que este espacio sea “similar” a la oficina, con todo lo necesario al alcance para desempeñar nuestra labor. En caso de que no se disponga de una sala específica, se puede reservar un espacio en alguna de las habitaciones o el salón. En estos casos, la clave estará en concienciar al resto de la familia para que no utilicen este espacio durante el horario de trabajo, para evitar distracciones y dificultades de concentración.
Algo que ayuda a trabajar con ánimo es tener contacto con compañeros que estén en la misma situación de teletrabajo. Este contacto virtual se puede llevar a cabo por distintas plataformas online, muchas de ellas gratuitas o con tarifas asequibles. En Protestante Digital recomendamos Slack, que permite crear canales de trabajo, chat directo y delimitar conversaciones en hilos específicos. También puede servir el Whatsapp o Telegram, aunque estos sistemas suelen también tener un uso personal, lo que puede llevar a distracciones innecesarias. Incluso se puede establecer un control de horario de trabajo con herramientas como Toggl. Eso sí, nada sustituye el contacto personal, por lo que es necesario tener algunas reuniones presenciales -al menos una al año- para fortalecer todo proyecto.
Las reuniones ayudan a enfocar el trabajo, a generar espíritu de equipo y a despertar nuevas iniciativas. En Protestante Digital tenemos varias reuniones semanales, pero la experiencia nos ha mostrado que cada reunión debe responder a una necesidad. Es bueno tener reuniones establecidas dentro de la dinámica semanal o diaria, con un propósito claro y horario establecido (intentamos que las reuniones no duren más de una hora). Y no hay nada peor que una reunión sin plan. Plataformas como Skype o Zoom son de ayuda para llevarlas adelante.
Cuando uno trabaja en casa, las pausas para descansar siguen siendo necesarias para refrescar la mente y potenciar la concentración y el rendimiento. Pero pueden surgir dos problemas: o bien que no se hagan descansos, lo cual tiene consecuencias negativas tanto para el rendimiento de trabajo como para la salud; o que al hacerlos, se estiren demasiado. El tiempo de descanso no suele ser suficiente para hacer otras tareas en casa. Por eso, es útil planificar cuándo se van a realizar los descansos y procurar respetarlo, de forma que el horario de trabajo no se vea afectado.
Como recordábamos en nuestra tertulia semanal, las crisis también pueden ser oportunidades. Esperamos que ante la situación anormal que atravesamos a causa del coronavirus, podamos ejercer la paciencia y tener una actitud positiva a pesar de las dificultades.
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