Un cántico de adviento

En alguna ocasión he comentado ya el Cántico de María, pero vuelvo a él debido a su importancia y grandeza. Un precioso cántico de Adviento que, de alguna manera, también podríamos hacer un esfuerzo por conocerlo de memoria, por recitarlo, por desentrañar su contenido analizando todos sus conceptos. Es un cántico que, desde su inicio, está teñido de una gran humildad de parte de María, pero que, desde esta gran humildad, expone, de forma radical, su pensamiento que es coincidente con el pensamiento bíblico de exaltar a los humildes y rechazar a los prepotentes y enriquecidos a costa de los débiles. ¿Será éste uno de los mensajes centrales de la Navidad?

En el comienzo del cántico, ella dice que su “alma engrandece al Señor”, porque ha visto “la bajeza de su sierva”. Es desde esta base o fundamento, desde donde María puede lanzarse a la crítica de los soberbios, de los enriquecidos del sistema que empobrecen a tantos, y se lanza a identificarse con los pobres de la tierra: “Quitó De los tronos a los poderosos, y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes, y a los ricos envió vacíos”. Lucas 1: 52-53, cuyo Cántico completo podréis encontrar en Lucas 1: 46-56. Esta es una de las frases del cántico que expresa, de una forma radical, lo que será también el pensamiento de Jesús, el Mesías poderoso. 

¿Por qué no se predica más sobre este cántico en fechas de Adviento y navideñas? ¿Por qué no se toman estas frases del cántico como uno de los fundamentos conceptuales de toda la Navidad y de la venida de Jesús? Quizás algo renace en fechas prenavideñas y de Navidad, porque, realmente, hay una sensibilidad mayor hacia los pobres de la tierra, y nos sentimos un poco más dados al prójimo sufriente y a la práctica de la solidaridad y de la misericordia. Quizás es que, en medio de toda la falsa celebración navideña, que tantos y tantos hombres y mujeres de la tierra celebran de forma pagana, se filtran los ecos del mensaje del Cántico de María, de este precioso cántico de Adviento.

El cántico de María, ya embarazada de Jesús, cuando ya había escuchado aquella frase de Elisabet: “Bendito el fruto de tu vientre”,  es cuando lanza su cántico dejando claro que el Dios de la Biblia es el defensor de los pobres y hambrientos del mundo, a la vez que está en contra de los acumuladores e injustamente enriquecidos. Un cántico que proclama a un Dios contrario a las formas de comportamiento egoísta de los acumuladores, de los que piensan que el mundo es suyo y ponen en su mesa la escasez del pobre.

No. El Cántico de María no es un recital de pleitesía a los ricos de esta tierra, sino una crítica que intenta clamar por justicia. Esa pleitesía a los poderosos, soberbios, acumuladores e injustos, es un valor antibíblico que hoy en día incluso se está colando en el interior de nuestras iglesias: la riqueza como prestigio. Pues no. En la Biblia, más bien se muestra la acumulación como necedad y pecado. Eso lo ve claramente María en su cántico prenavideño. Aquellos que desequilibran la balanza de la equidad entre los hombres, deben ser enviados totalmente “vacíos”.

Quizás, para entender bien el cantar, debemos tener una referencia de humildad, como si fuera el lugar teológico que se necesita para entender el Cántico: “Dios ha mirado la bajeza de su sierva”. Posicionamiento de humildad totalmente contrario y en oposición a los soberbios de este mundo. A todos estos, a los soberbios, les está vedado el recitar este Cántico porque se sienten acusados, violentados, rechazados. El Cántico de María es válido para aquellos que siguen las enseñanzas del Maestro que nos dice que “la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que se poseen”. Dios mira, como en el caso de María, la bajeza de sus siervos, en el sentido de humildad ante el Todopoderoso.

Una de las frases del Cántico es también esta: “Esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones”. ¿Por qué este énfasis de María en esta su cántico previo al nacimiento de Jesús? ¿Nos estaría dando algunas de las claves del Reinado del Mesías, de los valores del Reino? Nos habla del Dios de la misericordia para con los débiles. Así, nos dice en su Cántico: “su misericordia es de generación en generación”. Curioso cántico prenavideño. Es como si estuviera anticipando algo del programa de amor del Maestro que iba a venir al mundo.

Por tanto, debemos de tener cuidado desde qué parámetros celebramos el tiempo de Adviento y el tiempo navideño. No sea que, cegados por el lujo humano, por el esplendor de velas y por burbujas de champán, estemos alejando de nosotros el verdadero espíritu del Adviento, del Dios que se acerca y, a su vez, el verdadero espíritu de la Navidad, del Dios con nosotros. 

Así, María, antes del Nacimiento de Jesús, pero cuando ya el Rey de Reyes estaba en su vientre, da una llamada de atención a un mundo injusto gobernado por poderosos y soberbios, por ricos y opresores, mientras que ensalza a los pobres, a los humildes, a los hambrientos a los que dice el Cántico que “colmó de bienes”, frente a la exclusión de los enriquecidos del sistema, de los que nos dice que “envió vacíos”.