Oremos por los jueces de esta nación

Tratando de estar atento a la prensa diaria y a la Palabra de Dios –el predicador debe leer su Biblia y el periódico, como decía Spurgeon– esta semana me ha llamado la atención la fuerza de la exhortación del Apóstol Pablo a su hijo espiritual Timoteo: “Así que recomiendo ante todo que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos, especialmente por los gobernantes y por todas las autoridades, para que tengamos paz y tranquilidad y llevemos una vida piadosa y digna” (1 Tim 2:1-2 NVI). He destacado algunas palabras del texto que me parecen especialmente importantes en la España de hoy.

La fuerza de la expresión paulina “Ante todo” y la larga enumeración de “plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias” muestra que el apóstol prestaba importancia a esta exhortación, la había escrito con el vigor que da la convicción y el sentido de urgencia. Y recordemos que cuando Pablo escribe la Iglesia es una minoría ínfima de la población del poderoso imperio romano. Y me doy cuenta que yo mismo en mi oración privada no he tomado en serio la exhortación. Y mi observación es que en muy pocas de las iglesias evangélicas de España se escuchan “plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias” por los gobernantes de hoy.

Siento y pienso que en esta semana los creyentes en Cristo en España debiéramos proponernos de manera intencional obedecer a esta exhortación que el Señor nos da por medio de Pablo.

En la escuela aprendí que el concepto de gobernantes en una sociedad democrática evolucionó hasta concebir lo que se llama el equilibrio de los poderes: ejecutivo, legislativo y judicial. A este clásico trío hay que agregar hoy en día el poder de los medios de comunicación y de las redes sociales.

Asistimos en la España de hoy a los juegos de poder que adquieren por momentos visos de melodrama para entretener más que de construcción de un equilibrio democrático. Y en este momento que nos toca vivir en febrero de 2019 el poder judicial ha adquirido una importancia especial. Por eso tengo la convicción de que como pueblo evangélico hemos de poner en práctica esta exhortación que con tanta fuerza nos comunicó el Apóstol: oremos por los jueces de esta nación.