El 15 de enero, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) dictó sentencia en cuatro casos de gran importancia para la libertad religiosa. Su jurisdicción cubre toda Europa, incluida Rusia y Turquía, pero lo que dicta puede tener repercusiones mucho mayores, ya que afecta a la capacidad de los cristianos para testificar su fe en público.
Estos cuatro casos
procedían todos de Reino Unido y se referían al
lugar de la religión y de la libertad de conciencia para los valores religiosos en la sociedad europea moderna.
Dos de ellos trataban de
símbolos religiosos y probablemente eran en sí mismos símbolo de disputas más amplias sobre el lugar de la religión en la vida pública. Los otros hablaban de la reticencia de algunos cristianos a verse involucrados en la
aprobación explícita de la práctica homosexual. Esta es hoy una cuestión candente en muchos países, pero la disputa podría haber sido también sobre otras prácticas aborrecibles para algunas conciencias religiosas.
El principio que está en juego es cuánta importancia debe dársele públicamente a los principios basados en los valores religiosos, particularmente en sociedades que se están volviendo más y más seculares.
Una vez que la libertad religiosa deja de considerarse de importancia absolutamente fundamental en la sociedad y da paso a otras prioridades sociales, la libertad de conciencia se ve inevitablemente amenazada.
La libertad religiosa es muy difícil de separar de las libertades más básicas que hacen que cualquier vida merezca la pena vivirse. Es lamentable que la jurisprudencia europea actual no parezca tomarse este punto en serio.
Los signos y manifestaciones de toda religión, pero particularmente del cristianismo, están siendo gradualmente barridos de la esfera pública en muchos países europeos. El testimonio cristiano público está siendo sistemáticamente atacado en la legislación y en los tribunales.
Estos cuatros casos antes mencionados son sólo un ejemplo de eso, y sus implicaciones se extienden mucho más allá de Reino Unido. La idea de la neutralidad del Estado respecto a la religión, despojando la esfera pública de toda influencia religiosa, se exhibe ahora como un valor europeo central. Esto ocurre en nombre de la igualdad, pero su efecto sobre todas las libertades es muy amplio.
Los cristianos deben estar mucho más atentos y alerta ante lo que está pasando e incluso estar listos para participar políticamente en defensa de las libertades democráticas básicas.
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos no es inmune a la opinión pública en Europa y probablemente se pedirá a su Alta Cámara que oiga las apelaciones respecto a estos casos.
Un secularismo agresivo está en marcha en Europa, Norteamérica y más allá. Una de sus tácticas es valerse de los tribunales para aplicar sus puntos de vista. Los cristianos deben darse cuenta de sus consecuencias si el secularismo consigue sus propósitos.
Dr. Roger Trigg, Associate Scholar with the Religious Freedom Project, Berkley Center, Georgetown University.
Dr. Trigg is Senior Research Fellow at Kellogg College in the University of Oxford, Academic Director of the Kellogg Centre for the Study of Religion in Public Life, and Emeritus Professor of Philosophy at the University of Warwick. His recent publications, among others, include Morality Matters (2004), Religion in Public Life: Must Faith be Privatized? (2007); Equality, Freedom and Religion (2011); and the report Free to Believe? Religious Freedom in a Liberal Society (2010). The paperback edition of Equality, Freedom and Religion has just been published (2013) by Oxford University Press.
Publicado con permiso del Movimiento Lausana
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