Acabo de regresar de un viaje de doce días por el Perú, mi país natal. Tuve un calendario cargado de actividades que casi no dejaron tiempo para lo personal, pero fue grato sumergirse en la vida del pueblo evangélico dentro de una variedad de situaciones. Se conmemoraban cincuenta años de la organización de la Asociación de Grupos Evangélicos Universitarios del Perú (AGEUP), organización equivalente a lo que son los GBU en España. Por otra parte la Sociedad Bíblica Peruana había publicado un nuevo libro mío Imágenes de Cristo en el Perú dedicado al aniversario mencionado, y se iba a hacer una presentación en el Congreso de la Nación.
Llegué a Lima justamente el día que la ciudad estaba conmocionada por una votación en la que iba a decidirse si se ratificaba a la alcaldesa actual o si se la destituía. Se impuso la ratificación por un margen bastante estrecho. Este acto, propio de la práctica democrática de que hoy goza el país, había polarizado a los limeños, incluyendo a los votantes evangélicos.
Según el censo nacional más reciente, de los casi 21 millones de habitantes del país un 12.5 % son evangélicos. Hay nueve congresistas evangélicos en el Congreso de la Nación y una ministra del equipo gobernante es también evangélica.
La noche en que se presentó mi libro en uno de los auditorios del Congreso Nacional el acto fue presidido por el congresista Arquitecto Humberto Lay, presidente de la Comisión de Ética del Congreso. La presencia de evangélicos en la vida política ha abierto puertas a la expresión pública de perspectivas evangélicas sobre la realidad nacional y los problemas del país. Ello constituye un desafío a los evangélicos pensantes a trabajar en la elaboración de una perspectiva que exprese los valores del Evangelio, y a conseguir consensos de opinión que son difíciles de lograr.
Un ámbito en el cual se busca ese consenso es el del Concilio Nacional Evangélico del Perú (CONEP) la entidad representativa más antigua de los evangélicos, fundada en 1940. El presidente saliente del CONEP ha sido el pastor pentecostal
Darío López graduado como ingeniero de una universidad peruana y con un doctorado en Teología del Centro para Estudios Misioneros de Oxford en Inglaterra. Activista y pensador,
López pastorea una iglesia en la periferia sur de Lima, y ha escrito un trabajo crítico sobre la presencia de los evangélicos en la política peruana titulado La seducción del poder, que también en su día fue presentado en el Congreso de la Nación.
UNIVERSITARIOS EVANGÉLICOS EN ACCIÓN
La semana intensa de celebraciones de los universitarios evangélicos permitió ver en perspectiva el impacto que ha tenido este movimiento en la vida de las iglesias evangélicas del país. Numerosas personas que hoy ocupan puestos de responsabilidad en iglesias y organizaciones evangélicas de servicio se formaron en las comunidades bíblicas universitarias durante sus años de estudiantes. Pude encontrarme con miembros de varias generaciones, entre ellos el pastor y abogado
Carlos García, un colega de mis años de estudiante que llegó a conocer personalmente a Jesucristo en el grupo que fundamos en la década de 1950. El movimiento está presente hoy en 31 ciudades y 54 universidades del Perú.
El estudio bíblico, especialmente en la forma llamada “estudio inductivo” ha sido central en este movimiento universitario. Una preocupación de sus líderes es la revigorización de esta actividad que ha estado en la base de su capacidad formativa. Se me pidió dirigir tres talleres, dos para estudiantes y uno para pastores, en los cuales exploramos viejas y nuevas perspectivas sobre el estudio bíblico.
El equipo que trabajó en ellos estuvo conformado por personas como el pastor
Pedro Arana, la profesora
Angelit Guzmán, el biblista
Daniel Córdova y la directora de publicaciones de la Sociedad Bíblica Peruana
Norma Sandoval, todos ellos formados en los grupos universitarios evangélicos. Mucho me alegró la participación entusiasta de gente joven en estos talleres, una promesa de continuidad para el futuro.
LA RECUPERACIÓN DE LA MEMORIA
Siempre que visito el Perú me sorprende la actividad editorial en el ámbito evangélico. Esta vez los libros nuevos que llegaron a mis manos son trabajos históricos que dan cuenta de un esfuerzo por recuperar la memoria.
En las raíces de una nación (Lima, 2008) por
John MacPherson es
una historia del Colegio San Andrés, que se acerca a su centenario.
Fundado en 1916 por el misionero teólogo y escritor
Juan A. Mackay ha sido un centro de renovación pedagógica y de formación integral en el cual se graduaron o enseñaron personas distinguidas en la vida política y cultural del país. A propósito de Mackay, el historiador
Tomás Gutiérrez, funcionario en el Congreso de la Nación, tiene listo para la imprenta su libro
Protestantismo y política en la vida y obra de John A. Mackay, en el cual ofrece un estudio de la influencia de Mackay y una antología de escritos políticos de este gran educador y teólogo escocés, publicados en castellano entre 1922 y 1935.
Recibí de mis amigos de Editorial Puma un volumen de 425 páginas titulado
Peregrinos hasta que Cristo venga(Lima, 2011), por el pastor
Emiliano Crisanto. Se trata de una historia de la Iglesia Evangélica de los Peregrinos desde 1903 hasta 2004. Esta denominación proveniente del movimiento wesleyano de Santidad que se desarrolló en Estados Unidos a fines del siglo 19, se extendió especialmente en el Norte del Perú, donde ha tenido un impacto notable.
Dentro de esta categoría podría ubicarse mi propio librito
Imágenes de Cristo en el Perú, que lleva como subtítulo “Desde Guamán Poma hasta nuestros días”. He escogido 15 autores representativos de la cultura peruana desde 1616 hasta el presente, para considerar brevemente cómo nos presentan a Cristo.
Empiezo con un cronista colonial indígena,
Guamán Poma de Ayala, seguido de un poeta español afincado en el Perú,
Diego de Ojeda que escribe
La Cristiada, un poema épico acerca de Jesucristo, escrito en el Perú y publicado en Sevilla en 1611. Sigo luego con poetas, novelistas, misioneros, y teólogos, culminando con
Darío López, un pastor y teólogo pentecostal a quien ya he mencionado.
Escribí esta obra proponiendo una especie de diálogo entre Evangelio y cultura en la historia del Perú. Profusamente ilustrado, espero que alcance en especial a la gente joven. También participé en una presentación de mi libro
En busca de Cristo en América Latina ( Kairós, Buenos Aires, 2012, 495 pp.) que apareció el año pasado pero no había llegado todavía al Perú.
PRESENTE PASADO Y FUTURO DE LA TEOLOGÍA
A invitación del Seminario Evangélico de Lima (SEL), el Dr. René Padilla y este servidor dictamos un ciclo de tres días de conferencias sobre el tema “Pasado, Presente y Futuro de la Teología Evangélica en América Latina”. Padilla ha editado y publicado más de 200 libros sobre diversas disciplinas vinculadas a la labor teológica. En mis libros más recientes he tratado de dar cuenta del proceso de reflexión teológica de los evangélicos, especialmente en el tema de la Cristología.
La teología que ha venido acompañando el avance evangélico en América Latina es la reflexión de los creyentes sobre su práctica misionera a la luz de la Palabra de Dios. Para nosotros esta oportunidad que nos brindó el SEL fue un privilegio, aunque el tiempo resultó corto por lo extenso de la materia. Fue grato ver junto a colegas experimentados de varias décadas estudiantes representativos de las nuevas generaciones. Los títulos que otorga el SEL han sido reconocidos por las autoridades educativas del Perú y se vienen dando pasos hacia la creación de una Universidad evangélica.
En fin, agradezco al Señor por esta inmersión en la escena evangélica peruana que me ha confrontado con nuevos desafíos para el estudio, la producción literaria y la docencia. Ha sido muy grato sentirse “arropado” (como tan bien se dice en España) por familiares, colegas y amigos en Cristo.
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