Confieso la ambigüedad del título de esta reflexión. Podría referirse a la presencia de iglesias y creyentes luteranos en España, que sin duda los hay desde hace mucho. Pero en realidad se trata del diario El País, que en su edición del sábado 8 de setiembre publicó dos notas que me llamaron la atención porque hacían referencia a la fe luterana de dos personas de las cuales se ocupaban: la canciller alemana Ángela Merkel y el activista social guatemalteco José Pilar Alvarez Cabrera.
La nota extensa sobre
Angela Merkel, quien había visitado España con bombo y platillo el día Jueves 6, hacía referencia especialmente a su juventud y al interesante recorrido biográfico de quien es hoy una de las personas poderosas de este mundo.
Escrita por Juan Jesús Aznárez, su título refleja la intención y tono del autor: “Ángela fue una chica divertida”. La información abundante sobre la juventud de Merkel y su largo recorrido político, está escrita en un estilo risueño y por momentos sarcástico. A pesar de su tono permite percibir algo de esa sobriedad, estilo simple de vida, y pragmatismo que caracterizan a la canciller alemana.
Llama la atención la referencia a la fe de Ángela Merkel. Dice, entre otras cosas, que “Angela Merkel riñe con la lujuria”, lo cual atribuye a que ella fue “sometida desde niña a la vigilancia del padre, un estricto párroco luterano”, y agrega que Merkel “se confiesa impelida por la fe cristiana y no por las flaquezas de la carne”. Luego pone en labios de la canciller estas palabras: ”La religión es la base sobre la que yo y muchos otros contemplamos la sacrosanta dignidad del ser humano. Nos vemos como la creación de Dios y eso guía nuestras acciones políticas…”
¡Vaya testimonio! Difícil de aceptar, sin duda, para quienes sufren en el día a día las consecuencias de las medidas que impone a los países periféricos de Europa el actual desorden económico global. Pero hay que recordar que ser un político cristiano nunca ha sido cosa fácil. El teólogo estadounidense Reinhold Niebuhr le puso un título elocuente a su larga meditación sobre las ambigüedades de la práctica social y política de quienes se confiesan cristianos: “El hombre moral en una sociedad inmoral”.
En la misma edición de El País, en esa página final donde periodistas muy hábiles dialogan con sus personajes mientras comen, y nos cuentan lo que han comido y cuánto ha costado, la periodista Verónica Calderón entrevista a
José Pilar Alvarez Cabrera. Se trata de
un guatemalteco que ha dedicado su vida a la defensa de los recursos naturales de su región natal de Zacapa al este de Guatemala. Su activismo social “le ha acarreado amenazas y abusos documentados por la ONU, la Corte Internacional de Derechos Humanos y Amnistía Interenacional.” Con la misma modestia de tantos otros luchadores, Alvarez le resta importancia a su protagonismo diciendo “Hay gente que corre muchos más riesgos que yo”.
La periodista nos ofrece un cuadro estremecedor de las condiciones de vida en esa región de Guatemala y del hecho de que “la explotación ilegal de los recursos naturales pone en riesgo la subsistencia de comunidades enteras.” En Zacapa van unidas el hambre y la violencia y quienes se dedican a denunciar los males están siempre en peligro. Alvarez comenta: “Existe una colaboración entre el gobierno y los finqueros para que los crímenes no se esclarezcan.”
En otro párrafo la periodista comenta “Este reverendo luterano (en Guatemala, a diferencia de otros países de la región, la mitad de la población es protestante) asegura que la religión nunca ha sido un tema de división entre las 22 comunidades que conviven en Zacapa.” Así nos enteramos de la fe que sostiene a este hombre en su lucha: una fe igual a la que inspira a la canciller alemana.
La reforma luterana se extendió especialmente por el norte de Europa y tuvo mucho que ver con la evolución social y política de países como Noruega, Suecia, Finlandia y amplias regiones de Alemania. En su ideario político Lutero no llegó al mismo grado de modernidad que Calvino y los biógrafos y estudiosos han señalado las diferencias entre el Lutero joven y el Lutero mayor.
Las referencias denigrantes y críticas respecto a Lutero impuestas por el nacional-catolicismo en España no han permitido que el español común y corriente aprecie la significación de su trayectoria y pensamiento para la idea misma de una Europa moderna y democrática. La comprensión de la filosofía política de Lutero y su posterior evolución es una tarea pendiente para los propios protestantes españoles.
La iglesia luterana se ha extendido por el mundo, especialmente en Estados Unidos, África y América Latina. En las luchas sociales de países como Brasil, Chile y Argentina, ha habido luteranos que destacaron en la defensa de los derechos humanos, la lucha por la justicia, y la denuncia del abuso militar y la tortura. Algunos pagaron con su vida por esa militancia social derivada de su fe. Merkel en Alemania y Alvarez en Guatemala son evidencia de que hay seguidores de Jesucristo que ven su actuación social y política como expresión de su fe.
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