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¿Son los bosones las partículas de Dios?

¿De qué está constituido el universo y nosotros mismos?
CONCIENCIA AUTOR Antonio Cruz Suárez 07 DE JULIO DE 2012 22:00 h

El bosón de Higgs, del que tanto se habla estos días, es una partícula subatómica elemental que posee masa y que, desde hace bastantes años, se venía suponiendo su existencia real por parte del modelo estándar de la física de partícula.

Se trataba de un elemento necesario para comprender todo el intrincado mecanismo de la materia. Algunos lo comparan a un cemento capaz de unir entre sí al resto de los minúsculos componentes materiales. Sin embargo, hasta el presente ningún experimento había detectado directamente la realidad de tal bosón de Higgs. Todas las esperanzas de encontrarlo estaban puestas en las investigaciones realizadas mediante el colisionador de hadronesdel CERN. Finalmente, este centro hizo el histórico anuncio del hallazgo de una partícula compatible con el bosón de Higgs, el 4 de julio de 2012.

¿Es el bosón de Higgs la partícula de Dios? ¿confirma su existencia o la hace innecesaria? Pues, ni lo uno ni lo otro. Ninguna partícula material que descubra jamás la ciencia puede negar la existencia de Dios, ni tampoco demostrarla. Las cosas del espíritu pertenecen al Espíritu y las del mundo material se entiende estudiando la materia.

Ahora bien, esto no impide pensar a los creyentes que la elevada complejidad, la exquisita perfección y el misterioso orden que muestra la materia en su constitución más íntima, hablan más bien de una sabiduría original que sería la fuente de todo.

El mundo de las partículas subatómicas no puede entenderse mediante los conceptos propios del mundo de los átomos. La antigua concepción reduccionista que afirmaba que la materia y los seres vivos no eran más que la suma separable de sus partes individuales, fue desmentida y sustituida por una visión más holística. Es decir, aquella que defiende que las características globales de los sistemas no pueden comprenderse analizando por separado las partes que los componen. El viejo materialismo empezó así a hacer aguas frente al repentino temporal provocado por la mecánica cuántica.

¿QUÉ ES LA MATERIA?
La materia resulta cada vez más difícil de definir, manifestándose mucho más compleja y misteriosa de lo que se creía. Es verdad que los átomos están constituidos por partículas como los quarks y los leptones, además de los bosones que son quienes interaccionan entre ellos. Pero la mecánica cuántica que se desprende de la teoría de la relatividad, fusiona las partículas puntuales con los campos continuos. Al mismo tiempo su estado real no queda bien definido hasta que no se hace una observación.

Y, por si todo esto fuera poco, no es posible definir a la vez dónde se halla y lo que está haciendo ninguna partícula. ¿De qué está constituido entonces el universo y nosotros mismos? ¿qué es la materia cuando nadie la observa? ¿podría tratarse de una realidad inmaterial e indeterminada? ¿es la observación de un observador exterior al cosmos la que define la propia realidad del cosmos? ¿sería factible pensar en Dios como en el Creador que nos hace reales mientras nos está observando?

La tarea investigadora debe limitarse a aquellos aspectos de la realidad que pueden ser estudiados por medio de un control experimental y dejar de lado aquellos otros que, por su propia naturaleza, no se someten a dicho control. Si existe un Dios que ha creado el universo y desea relacionarse con el ser humano, o si éste posee dimensiones espirituales que le permiten buscar a su Creador, es algo que permanecerá siempre fuera de las posibilidades de la ciencia experimental. Realidades metafísicas situadas más allá de las fronteras de la metodología empírica.

Por tanto, el conocimiento científico es riguroso y fiable siempre que se mantiene dentro de sus propios límites naturales, pero cuando se sale de ellos, la ciencia se deslegitima automáticamente y se convierte en pura especulación ideológica. Este es un paso sutil que, por desgracia, muchos divulgadores contemporáneos suelen dar con bastante frecuencia.

Sin embargo, la razón por sí misma no prohíbe la creencia religiosa, como se ha venido diciendo durante tanto tiempo, sino que la sugiere y apunta directamente hacia ella. Aquí resulta pertinente la vieja anécdota del físico, Arthur Eddington, referente al pescador que utilizaba en su trabajo una red de unos diez centímetros de malla (Lennox, J. C., ¿Ha enterrado la ciencia a Dios? Clie-Andamio, 2003: 27). Al ser preguntado acerca de cómo eran los peces, el hombre respondía con absoluta convicción que todos eran mayores de diez centímetros. Ante la réplica escéptica del transeúnte que insistía en haber visto peces de sólo cinco centímetros de longitud, el pescador respondía convencido: “¡si mi red no lo captura, no es un pez!”. La red de la ciencia tiene un tamaño de malla incapaz de retenerlo todo. Pero, incluso el estudio minucioso de lo que sí puede retener, apunta a la existencia de una mente cósmica.

LA FÍSICA CLÁSICA, OBSOLETA
La física clásica entendía la materia como si ésta fuera un medio continuo que en ocasiones podía ser sólido, elástico o incluso viscoso, pero siempre ininterrumpido. Más tarde se empezó a creer en la naturaleza atómica de la realidad.

La materia dejó de verse como algo continuo para entenderse de forma granular y así la palabra griega, átomo, que significaba indivisible, sugería que el mundo estaba formado por pequeños bloques materiales que no podían ser destruidos. Sin embargo, mucho después, el progreso del conocimiento permitió comprender que los átomos estaban a su vez constituidos por partículas todavía más pequeñas como los electrones que giraban a la velocidad de la luz alrededor de un núcleo formado por protones y neutrones.

La realidad última de la materia se fue haciendo cada vez más minúscula hasta que, durante las tres primeras décadas del siglo XX, se comprobó que también los protones y los neutrones estaban formados por partículas mucho más pequeñas, denominadas quarks. Hoy la física nuclear ha descubierto estructuras todavía más reducidas, que deben medirse por medio de escalas mil millones de veces más pequeñas.

¿Existe algún límite a tal empequeñecimiento de lo material o, por el contrario, esta tendencia continúa hasta el infinito?

El famoso físico inglés, Stephen Hawking, ha comparado la progresiva disminución de escala que experimentan las partículas subatómicas, con las populares muñecas rusas que se destapan y contienen en su interior otras más pequeñas. De la misma manera en que, al final de la serie, se llega a una muñequita que ya no se puede destapar, así ocurriría también con las partículas ínfimas de la materia.

“Al final, se llega a la muñeca más pequeña, que ya no es posible abrir. En física, la muñeca más pequeña es la llamada escala de Planck. Para sondear distancias más pequeñas necesitaríamos partículas de energías tan elevadas que se encerrarían en agujeros negros. No sabemos exactamente cuál es la longitud fundamental de Planck [...], pero podría ser del orden de un milímetro dividido por cien millones de billones de billones. Los aceleradores de partículas capaces de sondear distancias tan pequeñas tendrían que ser tan grandes como el sistema solar, y por lo tanto no podemos construirlos”. (Hawking, S.W. El universo en una cáscara de nuez, Planeta, Barcelona, 2002: 176)

Parece pues que, en definitiva, existe un límite para el tamaño de las partículas materiales. Los minúsculos ladrillos de la materia se forjarían dentro de la reducida escala de Planck.

Por tanto, ¿está la ciencia actual en condiciones de responder a la pregunta acerca de qué es la materia o cuáles son los constituyentes fundamentales del universo? La física contemporánea considera que en el cosmos coexisten cuatro componentes básicos que son: materia, radiación, espacio-tiempo y vacío. Todo lo que ocurre en el universo material, desde el movimiento de los electrones al de los astros, pasando por la polinización de las flores e incluso el funcionamiento de las neuronas en el cerebro humano, absolutamente todo depende de la interacción entre estos cuatro factores.

En la actualidad, el modelo estándar de la física de partículas materiales reconoce un catálogo formado por 18 tipos distintos de quarks (6 sabores x 3 colores), que darían lugar a todos los protones y neutrones que hay en el núcleo atómico, y además por seis leptones, divididos en tres generaciones con sus respectivas antipartículas, que constituirían a los electrones, entre otros componentes importantes. Los leptones se denominan: electrón, muón, tau y sus respectivos neutrinos. La función del electrón es bien conocida, da vueltas a gran velocidad alrededor del núcleo atómico y mediante su carga negativa conforma todos los átomos de la materia. Sin embargo, los otros dos continúan siendo un misterio. El muón pesa doscientas veces más que el electrón y el tau unas tres mil quinientas veces más, pero no se sabe todavía en qué consiste la función de ninguno de ellos en el interior de los átomos.

Tampoco se comprende por qué los neutrinos se orientan siempre hacia la izquierda (levógiros) y no indistintamente como cabría esperar según las predicciones de la teoría especial de la relatividad. El hecho de que no existan neutrinos que se orienten hacia la derecha (dextrógiros) revela una asimetría fundamental en la estructura de la materia que resulta difícil de explicar. Tampoco se sabe si poseen masa o no y si, en el caso de tenerla, tal masa podría ser la misteriosa masa-energía oscura del universo.

Algunos investigadores ven en la existencia precisa de estos seis grupos de quarks más seis tipos de leptones, una especie de conjuro misterioso que la naturaleza ejercería sobre sí misma para no descontrolarse. Es decir, se prefiere creer en una misteriosa sabiduría panteísta inherente a la materia del mundo natural, que aceptar la existencia de un Creador sobrenatural que lo ha planificado todo de manera inteligente. Pero lo cierto es que cuanto más conocemos la materia, más misterio nos genera y más difícil se nos hace creer que se haya originado a sí misma, sólo por medio del azar o la casualidad. Hay tanta sofisticación, misterio y perfección en las leyes de ese micro-mundo de las partículas subatómicas que nos parece absolutamente razonable creer que detrás de todo ello existe la acción de una mente sabia que empapa y, a la vez, trasciende al universo.

Ante la cuestión sobre si tiene sentido hoy, frente a la ciencia del tercer milenio, creer en la resurrección de Jesucristo y en el poder milagroso que refleja toda la Escritura, puede afirmarse que los descubrimientos de la física cuántica no impiden la fe trascendente, sino que se abren a las posibilidades de la metafísica. El mundo de la materia ha dejado de ser aquella cárcel del espíritu, a que se referían los místicos españoles, para empezar a mostrar todas sus potencialidades ocultas.
 

 


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COMENTARIOS

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Amiel
27/10/2013
02:13 h
10
 
Pero no solo el Universo ó los universos que existen, necesitan de un arquitecto, también de un constructor, con unos recursos adecuados para ta inmensa edificación. El hecho de que nuestro homeland exista demuestra la existencia de ese constructor, es Dios. Más aún, para que todo funcione ordenadamente se necesita un equipo de mantenimiento y un mantenedor y conservador, ese es Dios. Heb. 1:2-3 y 11:3, Colos. 1:15-17 .
 
Respondiendo a Amiel

Teresa Lomeli
08/10/2013
23:03 h
9
 
Con gran asombro y jubilo lei este articulo.Solo pude exclamar Y YO ESTOY EN LA BENDITA MENTE DE DIOS.!!!!!
 
Respondiendo a Teresa Lomeli

manuel muñoz
10/09/2012
22:03 h
8
 
Parece mentira que aun la gente, los hermanos en la fe de Cristo Jesús estén tan disgustados por estas noticias que aparecen los diarios y se escandalicen; deberían estar agradecidos por los descubrimientos que hacen los científicos, pues ellos son los que están dando testimonio de lo grande que es Dios; pues él es el gran creador de todo He. 11.2
 
Respondiendo a manuel muñoz

Joan Ferragut Pons
10/09/2012
22:03 h
7
 
La omnipotencia y sabiduria de Diós está por encima de la capacidad de comprensión de la humanidad, su criatura....! Jamás sabremos el poequé ni el como, de su voluntad hecha amor por nosotros.
 
Respondiendo a Joan Ferragut Pons

Felipe
13/07/2012
16:59 h
6
 
En los primeros versículos del Evangelio de Juan, se puede leer claramente como fue creado el Universo, a trabes del Verbo y la Luz. También dice que el Mundo no lo conoció. En la actualidad pasa lo mismo, el mundo científico no puede conocer el origen de la vida porque rechazan a Jesucristo como Señor de la ciencia.
 
Respondiendo a Felipe

Alfonso Chíncaro (Perú)
09/07/2012
23:11 h
5
 
Lei en estos días que el libro que postulaba la existencia del bosón de Higgs se llamaba 'The Goddamn particle' (algo así como 'La maldita partícula'). El editor, para evitarse problemas, cortó el título a 'The God particle' ('La partícula de Dios'). Seguro que postula algo relacionado con el origen del universo, pero no pretendía reemplazar a Dios. La noticia es buena ocasión para meditar sobre Dios y lo que dice la ciencia. Bendiciones.
 
Respondiendo a Alfonso Chíncaro (Perú)

Manuel J. Martínez
09/07/2012
09:38 h
4
 
Bien, Carlos: Eso ya lo sabíamos. Lo que no entiendo muy bien es ¿dónde está la tontería a la que te refieres? Los creyentes estamos acostumbrados a que cualquier descubrimiento científico de importancia -en este caso el bosón-, es aprovechado por los que saben 'a ciencia cierta' de la inexistencia de Dios, para autoafirmarse, en lugar de centrarse en cómo se demonta toda la teoría científica anterior (la Ciencia solo es ciencia si puede negarse ¿no?). Por eso, te pregunto ¿donde está la tontería? El científico dice: 'eso todavia se desconoce', el cientósofo, dice, 'lo que yo no conozco no existe'.
 
Respondiendo a Manuel J. Martínez

nicasio
09/07/2012
09:38 h
3
 
no es tonteria, cont. en Filipenses dice que Jesús sujeta todas las cosas PARA QUE SEAN,.. un dia al final de todo, dice que todo sera suerto, y todo se desacera, y seran creados nuevos cielos donde mora la justicia, ESTO ES PERFECTOS, porque lo que hay ahora son temporales, se envejecen dice la Biblia, pero seran mudados dice tambien.. y no son perfectos, galaxias que chocan contra otras, etc. dicen que esa particula que mantiene unido el nucleo del atomo, donde hay particulas que quieren separarse se repelen entre si, no puede estar juntas, pero una misteriosa fuerza la mantiene unidad, dice que esa fuerza esta y no esta, es y no es.. por eso es tan dificil de ver... SABEN QUE ESTA, P
 
Respondiendo a nicasio

Galo Nómez
09/07/2012
09:38 h
2
 
Lo de 'partícula de Dios' es un truco publicitario y hay que entenderlo como tal. En el mundo de hoy ni la ciencia se resta del sensacionalismo, la farándula y los intereses creados.
 
Respondiendo a Galo Nómez

Carlos Trelles
09/07/2012
02:10 h
1
 
Menuda tonteria y sobre todo el titulo, el boson no trata de explicar si existe un dios, trata de explicar diferentes cosas de campos cienificos para ayudar al hombre a descubrir su naturaleza. Una aclaración cuando Higgs escribio el nombre del boson en su libro lo llamo goddamn boson, refiriendse a que es dificil encontrarlo y el editor del libro edito esa palabra y lo llamo el god boson. Es solo un error ese nombre y por eso el autor ahora pide que se le cambie el nombre por la particula H.
 



 
 
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