Los valores cristianos son de acogida, dignificantes, solidarios y justos. ¿Por qué no nos esforzamos más en sacarlos a la palestra pública?
Doy gracias a Dios que he podido dedicar treinta años de mi vida dirigiendo la Misión Evangélica Urbana de Madrid en la que siempre he querido trabajar tres áreas en la ayuda a los más pobres: La acción asistencial, el trabajo de integración social y las líneas de concienciación, sensibilización social y la denuncia.
Ya sabéis que, tanto Misión Urbana como yo, hemos estado moviéndonos en el ámbito der las iglesias evangélicas dentro de los parámetros interdenominacionales en donde hemos informado, conferenciado, usado sus púlpitos con multitud de sermones y siempre he tenido la impresión que lo que más les interesaba era el trabajo asistencial de ayuda directa a los más necesitados.
Es verdad que pocas veces se han fijado que había otros objetivos en otras líneas que pueden alcanzar una gran envergadura y que suplementa el trabajo asistencial de ayuda directa a los pobres y sufrientes de la tierra. La verdad es que el trabajo asistencial está a la base de todo trabajo social y, cuando no podemos dar las asistencias básicas en alimentos, ropa, medicinas, ayudas para los niños en materiales escolares, ayudas para salir de la pobreza energética y otras de suma importancia, nuestro trabajo social parece poco creíble.
Por eso siempre he valorado y dado suma importancia al trabajo asistencial, pero me daba cuenta que, en relación con la pobreza en nuestras Comunidades Autónomas, en España y en la pobreza en el mundo, ante esa enorme masa de pobres que pueblan la tierra, era totalmente necesario lanzar una mirada que, partiendo del trabajo asistencial, traspasara barreras y fronteras y que fuera más allá de la asistencia en un aquí y ahora de una persona aunque esto sea un hito necesario e imprescindible.
Por eso yo, siempre que he visitado congregaciones o he escrito sobre la pobreza, tenía en mi mente la necesidad de hacer concienciación, sensibilización y denuncia social tanto en el seno de las iglesias evangélicas como en la sociedad en general. Son intentos de crear una cultura más solidaria, aportaciones para que en la evangelización se introdujera ese plus de concienciación social, preocupación por los débiles del mundo y la denuncia que el mundo necesita desde los sectores cristianos.
Es verdad que el mundo necesita de profesionales y voluntarios que hagan ayudas asistenciales y que trabajen por la inserción social de aquellos que han quedado tirados en los márgenes de la sociedad pero, ante la enorme cantidad de pobres en España o en el mundo, ante ese gran escándalo humano, el trabajo se quedaría corto si los creyentes, los que trabajan en las ayudas asistenciales, no se proyectaran en lanzar mensajes continuos a la sociedad y a sus congregaciones sobre la necesidad de estar concienciados para usar la voz, la palabra escrita, los medios de comunicación y todos los foros en donde se pueda intervenir, sobre la necesidad de ser solidarios con los pobres de la tierra.
Eso, en el fondo y a la larga, va potenciando el trabajo asistencial, va creando tejido social cristiano o, en su caso, tejido social simplemente solidario con los pobres. Es una forma de que, a través de la concienciación y de la sensibilización social, nuestra obra social se expanda, traspasa fronteras, incidamos en la eliminación de la pobreza en el mundo, fuera de nuestros ámbitos cotidianos. Se crea cultura de solidaridad y de projimidad que va cambiando lentamente el curso de la historia. Son formas de reducir la pobreza en el mundo.
Por eso, para mí, los que dirigen ONGs, los profesionales involucrados en ellas y también el voluntariado de estas Entidades o Asociaciones, sean cristianas o seculares, deberían ser formados y concienciados en el uso de la voz, en la importancia de la sensibilización social en sus entornos, en la comunicación hablada o escrita que pueda romper nuestras fronteras ciudadanas o de país y que se puedan proyectar llamando al mundo a la creación de una cultura solidaria que, además, es denunciadora, el estilo profético, de aquellas situaciones de despojo, abuso o empobrecimiento de tan grandes masas de poblaciones.
Los cristianos interesados por la acción social a través de la labor asistencial, deben estar también dispuestos a trabajar por una auténtica sensibilización que coopere a una nueva cultura de la solidaridad. Trabajo de concienciación y sensibilización que debe estar avalado también por líneas de conducta, estilos de vida y prioridades que sean ejemplo para la construcción de un mundo más solidario.
La concienciación social que emane de la preocupación por el trabajo social y asistencial que se da en los ámbitos cristianos, debe ser transformadora de la sociedad, debe promover una inversión de valores, una transmutación de los estilos de vida y prioridades humanas que supongan el amor y la no discriminación a los pobres, a los diferentes, a los que tienen otro color de piel, a los que pertenecen a otra etnia o cultura buscando siempre la justicia y la equidad. Los valores cristianos son de acogida, dignificantes, solidarios y justos. ¿Por qué no nos esforzamos más en sacarlos a la palestra pública en la lucha contra la pobreza en el mundo?
Si realmente nos preocupan los pobres y los sectores de población despojados y sufrientes de un mundo sumido en la pobreza en sus tres cuartas partes, hablemos, conferenciemos, comuniquemos, lancemos continuamente mensajes. Eso potenciará nuestra acción social hasta extremos que podemos quedar sorprendidos.
En mi experiencia, haciendo concienciación y sensibilización social, he visto cómo han surgido nuevas Misiones Urbanas en varias de las grandes ciudades de España, cómo multitud de iglesias han comenzado sus obras sociales siguiendo el ejemplo de la Misión, cómo han surgido asociaciones para la acción social y cómo se ha cambiado la visión que de la obra social se tenía hace algo más de treinta años cuando comenzamos con la Misión Urbana de Madrid.
Así, pues, los que estáis interesados por trabajar en obras sociales, ONGs y Asociaciones de ayuda a los más pobres, recordad también la gran importancia de trabajar en la concienciación y sensibilización social, así como en la denuncia y veréis como vuestro horizonte solidario se amplía. Esto siempre si dejar de hacer la labor asistencial en cada momento que sea necesario, en el aquí y el ahora de cualquier persona que se acerque a vosotros demandando ayuda.
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