Un día de este noviembre pasado recibí un correo de mi buen amigo-hermano Stuart Park (Preston, Inglaterra, 1946), desde su feudo vallisoletano de la calle Camino Viejo de Simancas, comentándome si me interesaba conocer un poema de Xu Zhimó (1897-1931), escrito cuando partía de Cambridge, ya de vuelta hacia su China natal. Semanas atrás ya me había enviado su traducción de un poema del Premio Nobel irlandés Seamus Heaney (1939-2013). “La puerta estaba abierta y oscura la casa”, lo publicamos en la revista digital “Crear en Salamanca”, que dirige el poeta José Amador Martín.
Nada conocía de Xu Zhimo, pero tratándose de la fina sensibilidad de Stuart, le dije que sí, como quien sabe que apuesta a caballo ganador. Debo confesar que he leído más poesía japonesa y coreana: de China mi poeta preferido es Wang Wei (701-766), el cual también fue músico y pintor destacado. Mucho dicen sus entrañables cuartetos, como el que ahora anoto y que siempre me acompaña: “Oh, dime! Tú, que vienes de la tierra natal, / sabes sin duda muchas cosas./ ¡Oh, dime! El día que saliste, bajo la ventana vestida de seda, / ¿florecían ya los ciruelos de invierno?”. Y claro, también están entre mis lecturas los versos de Li Po, Liu Chang King, To Fu o Tchang Tsi, entre otros pocos.
Así que me interesé en la obra y figura de Zhimo, máxime sabiendo que Stuart Park quería trasvasar al castellano, desde la versión inglesa hecha por Guohua Chen, ese poema que aparece publicado en el volumen que documenta los primeros ocho siglos de la Universidad de Cambridge (1213-2013), su Alma Mater, pues allí estudió Filología Románica antes de venir a España. A mi Universidad, la de Salamanca, le faltan cinco años para celebrar sus ochocientos años de vida académica.
Xu Zhimo estudió primero en la Universidad de Pekín, para luego, en 1918, ir a los Estados Unidos, en cuyas universidades de Clark y de Columbia realizó estudios de economía y finanzas. En 1921 decide cambiar de país y de materias de interés intelectual: Por ello se traslada a Inglaterra, donde, en el King’s College de Cambridge, sigue cursos de literatura y filosofía. Es allí donde prospera su pasión por la poesía, pues en los dos años que vivió en la isla supo impregnarse de románticos ingleses comoShelley, Keats o Byron, además de traducir al chino a escritores como Voltaire, Mansfield o D’Annunzio.
A su retorno funda, junto con Hu Shi y Wen Yiduo, la “Sociedad de la Luna Nueva”, referente del modernismo literario de corte intelectual, convirtiéndose él mismo en uno de los mayores renovadores de la literatura china moderna.
En Cambridge hay una piedra conmemorativa donde se ha escrito, en chino, el poema “Al despedirme de Cambridge otra vez”. Miles de chinos la visitan todos los años, en un peregrinaje conmovedor para conocer la universidad donde estudió el autor de ese poema que todo escolar chino aprende de memoria.
Ahí les dejo conocer la versión castellana, hecha por el escritor Stuart Park con la valiosa ayuda de Aurora Camacho de Schmidt, poeta y profesora de Estudios Latinoamericanos en el Swarthmore College, de Pennsylvania.
AL DESPEDIRME DE CAMBRIDGE OTRA VEZ
Suavemente me alejo,
tan suavemente como vine un día;
y suavemente me despido de las nubes
del cielo de occidente.
En la ribera los sauces dorados
son novias jóvenes en el sol que se oculta.
Sus imágenes brillan en el río fulgurante
y se han quedado en mi alma.
Los juncos verdes enraizados en fango
se mecen sin prisa en el agua que corre.
Quién fuera uno de ellos, hierba silvestre,
en el dulce fluir del Río Cam.
En el estanque que protegen los olmos
no hay agua cristalina, sino un arco-iris
estrujado en la lama
donde anidan los sueños de colores.
¿Para ir en pos de un sueño?
Habría que ir río arriba donde todo es más verde
y dejar que la barca se llenara de estrellas
cantando con fuerza bajo su luz radiante.
Sin embargo no puedo ya cantar ahora.
Que la paz sea la última música de mi partida.
Ni los grillos se atreven a romper mi silencio.
Cae la noche en Cambridge, y Cambridge está muda.
Quietamente me alejo,
tan quietamente como vine un día.
Diciendo adiós, la manga de mi traje ondea.
No me llevo ni una sola nube.
Buscando material sobre Xu Zhimo, encontré que murió en un accidente de aviación en 1931 y, también, la interesante noticia de que había sido el traductor de Rabrindanat Tagore durante la visita que Premio Nobel de Literatura hizo a China el año 1924. Xhimo dejo los siguientes libros de poesía: Poemas de Xu Zhimo (1924), La noche en Florencia (1927), Tigre (1931) y Nubes en movimiento (1932, póstumo).
Magnífico regalo de Stuart, que ahora comparto con todos los lectores de P+D, no sin antes expresarle mis públicas gratitudes.
Ya buscaré más textos de Xu Zhimó, pero ahora me despido con un cuarteto de Tse Lang:
Añorando al que viaja por el Sur,
Abandono mi casa para vivir a orillas del gran dique.
Pasan mil, diez mil velas…
Mas ninguna se para ante mi puerta.
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