Por la ventana entra el Cosmos

Por la ventana entra el Cosmos en un pajarito Tuyo, un alado poblador de altas cumbres en cuyo pico trae migas de pan para saciar todas mis Hambres, todos mis clamores.

Y así, día a día, multiplico la esperanza innominada; bien bajo el trueno vertical donde seguro está Tu voz, bien sobre el suelo sensitivo donde escudriño tus Palabras preferidas:Justicia para la adultez del alma; Altruismo mientras se rememora las señales; Amor vendimial desde el octavo día sucedido; Alegría como razón de vida de nueva; Vuelta (tuya) como vaticinio y acontecer; Tolerancia con los angustiadores, porque de ellos es la panacea del aparente éxito tras intrigas y acosos…

Dios, yo te sé en la esquina de la edad más antigua.

Y siento cuando vienes a mí para el armonioso connubio entre lo humano y lo Trascendente. Por ello no te busco en el inmenso rebaño de los sueños. Tampoco en los dones confundidos de uno u otro líder que se encastilla entre cuatro paredes.

Tu templo está en mi pecho, en mi frente humilde, en la vida intemporal que ya acepté para ser Sobreviviente. Transferencia amante que ninguna tristeza puede lacerar, aunque humanamente duela y convoque lágrimas. Desnudez abierta para el temblor y el gozo. Decible e indecible causa del beso en la Herida.

Dios, con mi ejemplo yo te Salvo de los pérfidos.

Llega un pajarito de alas confiadas. Cruza la ventana. Y la estancia deviene en Paz porque sosiega hasta mi palpitación más recóndita, hasta la franja claroscura de esa intimidad que no está libre de la tentación. Cruza la ventana, y en el aire dulce que arrastra, sé que viene tu universal Totalidad, misterio tras misterio mecido por el Viento.

Ante la naturaleza Creada, mi corazón sigue compareciendo para abandonar la muerte. Así la espera es más esperanzada para cuando llegue el Abrazo infinito. Así se acaba la Diáspora. Así lo ascencional será júbilo supremo.

Dios, Tú me salvas porque sabes compartirme tu Realidad.

Mientras tanto, prójimo a prójimo Te busco, más acá de las últimas galaxias. Y no lo hago con antorchas fulgurantes, sino con las ‘calideces’ del afecto y las querencias, con el fecundante perdón que tanto cuesta, con el despliegue esencial de lo poco que tengo y necesito compartir.

No sobre el frío granito Te busco. Lo hago en la simple Semilla que sembraste y hoy germina, y mañana también. Yo también siembro, no con la vorágine del amor, sino con las Parábolas de cautivantes brújulas en la pura Raíz enclavadas.

Los creyentes nos salvan, a Ti y a mí, Dios, porque ellos abrogan el calendario de cualquier olvido, y su aliento ondula el Cosmos desde cuya profunda fecundidad nos Creaste.

Dios, un pajarito me trajo una gota de agua Tuya en su pico. Y siendo materia, ahora soy un espíritu animado por Ti.