Francia tiene una profunda memoria protestante que merece ser descubierta. Esta herencia común y sus implicaciones en la Historia del siglo XX fueron el hilo conductor de la segunda parte delviaje “Memorias de Justos y Salvados: los protestantes frente a la Shoah”.
Una delegación de más de veinte evangélicos españoles participó en esta ruta por Francia, en julio del año pasado. La capitalParís ydespués la localidad deDieulefit,fueron las primeras etapas, dos lugares en las que se pudo ver cómo la identidad protestante de muchos franceses que vivieron las Segunda Guerra Mundial les llevó a reaccionar ante el terror nazi rescatando a judíos, ofreciéndoles protección aún a riesgo de sus propias vidas.
¿Pero de dónde surgió la identificación de tantos protestantes con el pueblo judío?¿Qué es lo que marcó la identidad protestante hasta el punto de que muchos estuvieran dispuestos a desobedecer a las autoridades colaboracionistas de Vichy para salvar a niños judíos?
La creación de una profunda identidad protestante francesa fue el enfoque principal de la segunda parte del viaje, que aquí relatamos. Unió a protestantes y representantes de Casa Sefarad-Israel (organización centrada en el estudio y la promoción de la cultura judía española) en este viaje organizado juntamente a Aerópago Protestante.
DÍA 2: POËT-LAVAL, UN PUEBLECITO CON UNA IDENTIDAD CLARA
Las causas remotas de la increíble historia de Dieulefit, un pueblo que salvó a decenas de niños judíos ocultándolos en casas de muchos vecinos (más sobre el Milagro de Dieulefit, en la primera parte de este reportaje) pueden encontrarse cuatro kilómetros más allá del casco urbano, en un pequeño poblado histórico construido alrededor de un gran roca: Poët-Laval.
En medio de la naturaleza, y después de subir el caminito que lleva a la entrada del casco antiguo, unas calles de piedra conducen por delante de casas antiguas hasta el centro del pueblo. Allí se erige una iglesia protestante que fue construida en el siglo XVII. El edificio ahora es un museo de la identidad protestante, centrado en algunos de los primeros reformados franceses, los hugonotes, recordados por su
concepto de justicia, la sensibilidad a las minorías y la resistencia a la injusticia. Valores que marcarían muchos años después la actitud de una región entera frente al horror nazi en Francia.
El
Musée du Protestantisme Dauphinoisfue el lugar que esperaba al grupo venido de España. Bernard Neveu, representante de los vecinos del pueblo y proveniente de una antigua familia de hugonotes, daba la bienvenida al grupo.
“Los que ayudaron a los judíos [durante la invasión nazi de Francia] vienen de una larga historia”, es la primera idea que se oyó en la capilla reformada. Neveu explicó como el castillo de Poët-Laval llevó a la ahora pequeña villa a ser el centro neurálgico del valle, en su edad de oro, el siglo XVI. Las disputas religiosas llevarían a que el castillo fuera conquistado hasta 4 veces en un espacio de tiempo relativamente corto. El templo se consolidó finalmente como “la casa común” de la población, que en 4/5 partes era protestante, cumpliendo a la vez funciones espirituales y políticas. La reconversión en un museo de la memoria protestante lo impulsarían después los propios vecinos, conscientes del valor de lo ocurrido en la región, con el paso de los siglos.
UNA FE QUE DESAFÍA AL PODER
A la visita también se añadió
Olivier Cardin, teniente de alcalde de Dieulefit(término municipal al que pertenece Poët-Laval), que en sus palabras de bienvenida también se centró en la identidad protestante.
“La Palabra es central”, apuntando hacia la cátedra central de la capilla, el lugar desde el que se predicaba, central para que conseguir que la congregación “estuviera alrededor de la Biblia”.Aún sabiendo que la mayoría del grupo de españoles eran protestantes, Cardin aprovechó para recordar que “en la Reforma, la importancia está en la Gracia y en que el cristiano puede leer la Biblia por sí mismo, sin intermediarios”.
Cuando en la segunda parte del siglo XVI la brutal represión contra los reformados hugonotes en París se extendió a toda Francia, los protestantes “fingen que se convierten al catolicismo pero siguen con cultos en las casas y reuniones en las montañas”, añadía Cardin. Era el inicio de un sentimiento de
“Resistencia”, un momento en el que muchos cristianos tuvieron que decidir entre someterse las autoridades que querían acabar con su fe o mantenerse fieles a Dios y al estudio de la Biblia.
Los hugonotes decidirían defender su derecho a vivir en libertad y aceptar su realidad de minoría perseguida.Todo ello formaría una identidad que transpiraría las decisiones y la actitud de otros protestantes, mucho tiempo después, cuando se trataba de decidir si proteger o no esos mismos valores para otra grupo social: los judíos, también perseguidos, humillados y despojado de su libertad religiosa, durante la Segunda Guerra Mundial. La decisión iría en la misma línea: resistir al poder nazi, y tratar de hacer todo lo posible para salvar a centenares de niños judíos.
OBJETOS QUE HABLAN DEL SIGLO XVI
@MULT#IZQ#53103@Después de varias intervenciones de personas locales con claros vínculos con la historia reformada, aún resultaría más interesante acercarse a observar
algunos objetos que han sobrevivido hasta ahora. Entre los expuestos en el templo-museo, uno de los primeros ejemplares que se imprimió de la obra “Instituciones de la Religión Cristiana” de Calvino. La fragilidad de sus páginas y el color de la tinta mostraban su antigüedad, había sido impreso en 1562.
Además, el museo exponía
pupitres transportables, que explicaban la importancia que los hugonotes daban a la educación, fuera en las condiciones que fuera, y varias Biblias salvadas del fuego. Un mapa ilustraba gráficamente la ruta de huída de los hugonotes, que empezaba en estas regiones de Francia y que terminaba en Alemania, habiendo pasado por Suiza. Mil seiscientos kilómetros que recorrieron las familias que marcharon a otros lugares en los que su fe pudiera ser vivida abiertamente.
De todo lo visto en Poët-Laval, se empezaba a delinear claramente un concepto:
Resistance,resistencia.
Una idea que se forjó en los inicios de la Reforma y que los habitantes del Departamento de Drôme aplicaron mucho después, entre 1942 y 1944, para salvar a otro pueblo perseguido, los judíos.
DÍA 3: HISTORIA VIVA EN CEVÉNNES
Tras pasar la tarde del segundo día de viaje descubriendo Dieulefit, llegaba la tercera jornada de este viaje apasionante a lo largo de la historia protestante y su impacto en el siglo XX. Si se quiere conocer en profundidad el protestantismo francés, la
zona montañosa de los Cévenneses un factor básico. Allí, concretamente a Anduze, llegaba el bus tras más de dos horas de viaje en dirección al suroeste.
Ya instalados en el nuevo hotel (el tercero ya, en este viaje) y recién pasada la comida, se añadía a la expedición del viaje españoles el historiador francés más reconocido en materia de Historia del Protestantismo,
Philippe Joutard.
“Aquí en Francia, en su máximo histórico, lo protestantes no han pasado nunca de ser el 10% de la población”, empezaba remarcando Joutard. Pero
“los reformados estaban arriba en la clase social, saben leer y tienen mucha cultura”. Esto explicaba los recelos de un reino católico que temía que una minoría hugonote tuviera demasiada influencia sobre el pueblo. “Un Rey, una religión y una ley” era la consigna, mientras la Reforma iba cogiendo fuerza en Francia y se convertía en una amenaza para el poder establecido.
Con el miedo desaparecería de la libertad de conciencia. “Mucha gente emigra”, explicaba Joutard, y Ginebra sería el principal destino, pero también Alemania o incluso los Países Bajos o el Reino Unido. Los protestantes que se quedaron, explicaba, resistían como podían, congregándose con otros protestantes en asambleas.
Se entraría así en una época de sufrimiento extremo, que duró hasta finales del siglo XVIII.Sólo con la República llegaría el fin de la persecución. De ahí, de hecho, explicaba Joutard, viene la simpatía histórica de los protestantes franceses por los valores republicanos.
EL IMPACTO DEL ESTUDIO DE LA BIBLIA
“El estudio de la Biblia influyó a la población de muchas formas”, añadía Daniel Travier,otro historiador que se acercó a acompañar al grupo de españoles durante el día. Creyente evangélico, es un buen conocedor de la historia de esta región. El impacto de la Biblia fue claro, por ejemplo, cuando Calvino hizo su traducción de las Escrituras al francés. Los hugonotes harían a partir de entonces todo lo posible para que sus hijos aprendieran a leer y escribir, con el objetivo de que pudieran comprender la Biblia.
La figura del maestro y su escuela surgían, pues, de un deseo por conocer más la Palabra de Dios.
Este enfoque en la formación, a su vez, trajo otro resultado, explicaba Travier:
“Los niños protestantes del momento tienen un éxito escolar más alto que los católicos, por su enfoque en la lengua. Esto lleva a que sean personas más formadas”. Muchos de estos jóvenes bien formados acabarían saliendo hacia las ciudades para estudiar Teología u otras disciplinas universitarias. Su nivel de cultura les convertiría, a su vez, en personas influyentes socialmente. Otro motivo para que el poder católico reinante se sintiera amenazado.
EL PAPEL DE LAS MUJERES PROTESTANTES, FUNDAMENTAL
La presión sobre el auge del protestantismo aumentó con el paso de las décadas del siglo XVII. Y ahí se haría fundamental el papel de las mujeres, seguía explicando Daniel Travier.
“Ellas muchas veces impiden que los sus maridos abjuren”, remarcaba el historiador. “Los hombres dirigían el culto familiar, pero eran las mujeres que tienen la función educativa”, los que transmitieron el conocimiento y los valores a sus hijos. Pero las mujeres protestantes “claramente fueron más literatas” y gran parte de la llamada a resistir la presión sobre su fe viene de ellas.
Su posición clara se daba aún sabiendo que podían perder legalmente todos los bienes y la casa si su marido fallecía sin haber aceptado la extrema-unción católica.
En general, la vida familiar fuera del Catolicismo se complicaba mucho porque los ritos protestantes eran considerados ilegales y, por tanto, sus matrimonios, nulos.“Si no se entraba en un matrimonio católico, la relación era considerada concubinato, y los hijos, bastardos”, explicaba Travier. Aun así, la firmeza de las mujeres, insistían los historiadores, fue la que mantuvo muchas familias unidas alrededor de la protestante.
MIALET: LUGAR DE MEMORIA HUGONOTE
Por la tarde, llegaba la hora de visitar el conocido
Museo del Desierto, en Mialet,en pleno parque natural de los Cévennes. La Reforma llegó con fuerza a esta región en 1530 y la mayoría de la población se añadió a ella. “Hasta un 85% de las familias aquí se convierten”, habían explicado Joutard y Travier. Incluso un poco más al sur, en Montpellier, toda la población había dejado atrás el Catolicismo. Tras muchas disputas políticas, el Edicto de Nantes, en 1598 había traído algo de calma. Pero ya en 1682, explicaban, se acababa la mínima libertad religiosa que había en Francia.
El Edicto de Nantes dejaba y empezaba de nuevo una salvaje persecución por parte del Estado.Un intento de purgar el país de un cristianismo que siempre pareció una amenaza para un estado autoritario. Luis XIV impulsaría nuevas leyes, como la pena de muerte para los pastores protestantes que pisaran Francia.
Con la vuelta a la clandestinidad, explicaba en otro momento Evangelina Sierra, historiadora parte del grupo español,
las grutas en las montañas de la región se convirtieron en muchos casos en los nuevos lugares de culto. En las reuniones en las montañas (llamadas “asambleas”), la voz de los predicadores siguió sonando. En estos mismos escondites se refugiarían líderes protestantes con sus familias durante las temidas
“Dragonadas”: grupos de unos diez soldados, llamados Dragones del Rey, penetraban en los poblados impunemente, sembrando el terror en las casas en las que entraban, con el objetivo de conseguir la abjuración de los fieles.
Las grutas como forma de refugio hugonote tendrían una nueva conexión con los protestantes del siglo XX. Durante la Segunda Guerra Mundial, algunas de
esas mismas grutas serían reutilizadas por algunos cristianos en para evacuar a menores judíos, en zonas de Francia donde estaban en peligro de caer en manos nazis.
UNA HISTORIA DE SUFRIMIENTO ANTICIPADA EN LA BIBLIA
“Musée du Desert. HIstoire dus huguenotes et des camisards en Cevennes. Ouvert tous les jours de 9h30 à 18h30”, decía el cartel frente al Museo del Desierto, al bajar del autocar. El grupo se encontraba a su llegada en una zona boscosa con mucho significado.
Cada uno de septiembre, hasta la actualidad, se reúnen en este espacio bajo los árboles entre 10.000 y 15.000 protestantes o evangélicos para recordar su pasado.Venidos de más cerca o más lejos de Francia, este es el lugar para celebrar juntos el Día de la Memoria Protestante.
Aprovechando el momento, y en un lugar tan simbólico, el grupo venido de España reflexionó sobre un texto bíblico asombrosamente relevante en este contexto: el pasaje de los Héroes de la Fe, en
Hebreos 11: “Experimentaron oprobios, azotes y más de esto, prisiones y cárceles”. “Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada. Anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y cabras, pobres angustiados, maltratados…”, leía Manuel Suárez. “Estos hombres, de los cuales el mundo no era digno, anduvieron errantes por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra”.
La cercanía del texto bíblico a la realidad de los reformados franceses era evidente en un contexto así.En relación a esto, Suárez reflexionó sobre el destino de los hugonotes, explicando que “la bendición que Francia no quiso recibir, llevó a bendecir a otros países como Alemania o Suiza”, a donde los pastores huyeron. En ellos también se cumplieron las palabras de Jesús, muchos siglos antes, avisando que quienes le quisieran seguir, serían perseguidos. “¿Pero que nos separará del amor de Cristo?”, concluía la reflexión
. “En todo esto somos más que vencedores”.
OBSERVANDO DE CERCA LA PERSECUCIÓN
Pocos minutos después el grupo entraba en la casa-museo habiendo digerido por avanzado, y directamente de las páginas de esa Biblia que los hugonotes protegieron con sus vidas, la realidad de la persecución contra los cristianos bíblicos.
En las informaciones del museo, se explicaba que el “desierto” al que hace referencia el museo no es un lugar físico o geográfico sino la época de dificultad que se dio de 1685 a 1787.Desde la revocación del Edicto de Nantes al Edicto de Tolerancia. Cien años de sufrimiento que pulieron la identidad de los protestantes franceses.
En las primeras salas se encontraban pinturas que evocan la Reforma y grabados que representan la irrupción de soldados reales en los poblados de la región.
También sellos de la época y órdenes de detención contra pastores protestantes.Estas se colgaban por las ciudades, apuntando con nombres y apellidos la orden de captura contra los “malhechores”.
Los protestantes de ese momento vivían “una sensación de estar viviendo los últimos tiempos”, explicaba Joutard. Fieles a su fe, siguieron reuniéndose en lugares cada vez más escondidos: en bosques, barrancos y como habíamos visto, en grutas en las montañas. Ante la ausencia casi total de pastores con experiencia, fueron los jóvenes estudiantes de teología quienes se responsabilizarían de las comunidades que habían decidido resistir.
INGENIO PARA ESCAPAR A LA PERSECUCIÓN
La presión sobre la fe de los protestantes también desarrollaba el ingenio y el instinto de supervivencia. En una sala había
copas de la comunión desmontables y toneles de vino que se convierten en púlpitos desde los que predicar. En otra habitación, Biblias de todos los tamaños, algunas tan pequeñas que se podrían esconder en el vestido de las señoras, en un cesto o incluso bajo los gorros.La descripción del museo las describía literalmente como “Biblias de moño”.
Todo lo relacionado con la fe estaba creado para no levantar sospechas, y para evitar las denuncias de los colaboracionistas con el régimen monárquico. En otros espacios, había algunos ejemplares de
“méreaux”, monedas identificativas que permitían a los miembros de una iglesia clandestina identificarse. Nadie que no la tuviera podía participar en la reunión. Así se evitaba la infiltración de espías en las asambleas.
La iglesia oficial, por su parte, hacía todo lo posible para acabar con la fe reformada.Un ejemplo que sorprendió al grupo español de forma especial fue el tablero de un juego de mesa. A primera vista podía parecer el Juego de la Oca, pero en realidad era un juego “educativo” para niños católicos, en los que las casillas perdedoras eran las que hacen referencia a los herejes protestantes.
Cualquier persona identificada con laReligion Prétenduu Reformée(como fueron denominados peyorativamente los protestantes), debía abjurar.Hacerlo significaría recuperar los derechos de cualquier ciudadano normal. Muchos, pues, optarían por esta vía, aunque fuera sólo un cambio de cara a la sociedad y las autoridades.
EL ELEMENTO CENTRAL DEL ESTILO DE VIDA HUGONOTE
Biblias, biblias y biblias. Quedaba claro, en la sala más grande del museo, que la Palabra de Dios era la base sobre la que se construía el día a día de los protestantes. En un lado
, Biblias de Familia, en las que se inscribían las fechas de nacimiento, de casamiento y muerte de los miembros de la familia.Otras más pequeñas, con letras apenas legibles.
Porciones del Nuevo Testamento, Salmos musicados y libros de sermones. La idea detrás de toda esta producción de material era la recuperación del concepto del sacerdocio universal, uno de los énfasis clave de la Reforma. Con ello, los pastores del momento recordaron a todos los perseguidos que aún sin una templo ni un líder espiritual formado teológicamente, era posible ser iglesia. Bastaba con una Biblia y una familia dispuesta a estudiarla y aplicarla en su día a día.
GALERAS Y PRISIONES INSALUBRES
Ya en el tramo final de la visita, y en una casa adjunta había un memorial al sufrimiento de los perseguidos. Algunas placas de mármol grabadas con nombres de decenas de personas condenadas a muerte colgaban en las paredes. En una esquina el grupo de visitantes podía observar una rueda de carro , en referencia al “suplicio de la rueda”, una forma de tortura habitual contra los enemigos de la Corona.
Otra placa recogía las palabras de una carta que un líder protestante envió a la nación francesa. En ella se pregunta sobre el por qué de las persecuciones, la falta de libertad y la violencia. Y concluía: “Nosotros somos franceses, al mismo tiempo que cristianos reformados”.
Pero este deseo de lealtad a las autoridades y sentido de pertenencia a Francia no evitó el destino de las galeras para muchos jóvenes protestantes. En la penúltima sala, un remo de tamaño real colgaba del techo. 12 metros de largo y 130 kilos de peso, que necesitaban de la fuerza de cinco hombres para ponerlo en movimiento.
Más de 5.000 protestantes que se negaron a abjurar fueron enviados como esclavos a remar en estas grandes embarcaciones.
El destino de las mujeresque no abjuraban de su fe, explicaba la última sala, era otro. Lugares como la Torre de Constance, en Aigues-Mortes, al sur de Francia, un destino carcelario común. Allí podían pasar décadas encerradas, siempre con la oportunidad de ser perdonadas si tomaban la decisión de volver al catolicismo. “Resistir”, esa era la palabra que definió toda la experiencia de estas mujeres.
UN ADN QUE MARCA LA IDENTIDAD PROTESTANTE
Ya saliendo del Museo, y terminando este tercer día de viaje, la sensación para el grupo de españoles participantes de este viaje era especial. A diferencia de cualquier otro museo, aquí se había descubierto no sólo una dimensión histórica, sino también la identidad de la propia fe.
El compromiso de los protestantes franceses de hace cuatro siglos fue claro. Para ellos la Biblia fue central. Y de ella sacaron no sólo las fuerzas sino la visión para ser relevantes en su entorno.Los hugonotes, se había visto en este memorial, aplicaban lo que descubrían en el Libro a toda su experiencia: su vida familiar, su comprensión de la comunidad y su relación con las autoridades.
Su ADN estaba tan centrado en la Palabra que cuando se les pidió dejar esta fe genuina y someterse a una nueva autoridad, el Estado, se vieron forzados a decir que no. En medio de su persecución, la Biblia se convertía en más relevante que nunca.En sus páginas podían leer como los profetas del Antiguo Testamento, los héroes relatados en Hebreos y los propios cristianos primitivos sufrieron lo mismo que ellos estaban viviendo en el siglo XVII.
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