Es nuestro turno

Gary Oldman saltó a la fama al interpretar en el año 2005 “Batman Begins” aunque ya tenía muchas películas en su carrera de actor. Durante una entrevista para el diario ABC (25-8-05) afirmaba: “Con los años asumes que no tienes el control de la situación, que tu destino no está en tus manos, sino en las de Dios”. Era uno de los titulares de la entrevista. Hay que reconocer que no está de moda hablar de Dios, y mucho menos que un actor conocido lo mencione como razón última de todas las cosas.

Por lo menos debemos alabar la valentía de Gary al decirlo públicamente. Muchos se han “acobardado” ante la moda, y dejan de decir lo que piensan sobre Dios y sobre la vida espiritual, por miedo a lo que otros puedan pensar. Y mientras, los que saben que Dios está ahí y tiene mucho que decir se callan, los que quieren desterrarle de sus vidas son los que gritan y toman todas las decisiones sobre la moral.

Con el tiempo, el mundo parece haberse vuelto un poco loco. Hemos dejado que los que no admiten ningún tipo de vida espiritual dispusiesen leyes y comportamientos sobre lo que es justo y lo que no. Hablan y enseñan los que deberían estar callados y sirven como ejemplo de la sociedad los que tienen muy pocas cosas buenas que decir.

Permitimos que tomen las decisiones sobre lo que es bueno y lo que es malo a aquellos que defienden que todo vale, mientras la sociedad hace callar a todos los que siempre han luchado por lo justo. Echamos a Dios de los corazones de los niños, y ellos han crecido teniendo que buscar sus propios dioses; dioses de destrucción y violencia; dioses de magia negra y misas satánicas; dioses de engaños y mentiras; dioses de drogas y alucinógenos. Y muchos siguen defendiendo que eso es lo que le conviene a nuestros niños, mientras tenemos en el llamado primer mundo los índices más altos de suicidio y violencia infantil.

La sociedad no quiere tener nada que ver con el cristianismo. Ser cristiano no está de moda.

Puedes hablar de lo que quieras (incluso defender las ideas que quieras) mientras no menciones a Jesús. Si lo haces, te verás irremediablemente señalado y puesto a un lado, como el hazmerreír de todas las sobremesas. Cualquier concepto, cualquier creencia o cualquier religión es aceptada porque no va a la raíz del problema: el corazón del hombre. Cuando Dios habla todos temen lo que dice, porque saben que Él sí tiene derecho a decir las cosas… pero casi todos también lo rechazan porque saben que sus vidas están muy lejos de lo que Dios espera. Por eso es más fácil para todos dejar de lado a Dios, aunque sepan que Él sigue estando ahí.

Y mientras, el mundo se destruye a toda velocidad. La violencia incrementa, y racismo e intolerancia crecen dentro de la sociedad. Ya hemos esperado mucho tiempo. Ahora es nuestro turno.