El parte médico sobre la muerte de Steve Jobses ha sido la noticia más importante en los periódicos de estos días. Los expertos se preguntan sobre su ausencia y el futuro de la compañía de tecnología más valiosa del mundo. Estas dos cuestiones –la muerte de Jobs y la salud de Apple- son el centro de casi toda la cobertura periodística del momento. Pero yo estoy interesado en la salud de nuestra cultura, y lo que va a pasar con ella ahora que Steve Jobs ha desaparecido de la escena.(*)
Tan cierto comoque Steve Jobs es en muchas y notables maneras un diseñador, un innovador, un líder (cruel y exigente), su calidad más singular ha sido su habilidad para articular una forma perfectamente secular de la esperanza.Nada ejemplifica mejor esacapacidad que el temprano logotipo de Apple, en el que se instalóun arco iris encima del arquetipo de la caída humana y su fracaso -la mordida de la fruta prohibida- convirtiéndolo en un símbolo prometedor y de progreso.
Enla década de 2000, cuando gran parte del vasto mundo causaba intensa ansiedad en los norteamericanos, lo única cosa que estaba indiscutiblemente mejor, mucho mejor, era nuestra tecnología personal. En octubre de 2001, con el World Trade Center todavía humeante y con el estallido de la burbuja financiera de Internet, Apple introdujo el iPod. En enero de 2010, en las profundidades de la Gran Recesión, el mismo mes en que el desempleo alcanzó el 10 por ciento por primera vez en una generación, Apple presentó el iPad.
La década fue marcada por decepción tras decepción en lo político, militar y económico; pero, tecnológicamente fue definida por una serie de eventos que Steve Jobs puso elegantemente aescena, demandando más atención y publicidad cada vez que sacaba un milagro del bolsillo.
El progreso tecnológico es el fruto de numerosos científicos, inventores, ingenieros y empresas. Sin embargo, Apple ha hecho una cosa que casi nadie más hace: poner los frutos de la ingeniería irracionalmente complejas en forma accesible. Antes de la aparición de Apple, los avances en la tecnología informática en gran medida significaron un gran aumento en complejidad y en longitud del manual que acompaña al dispositivo. La década del 1990 fue la edad de Microsoft, cuando los frikis gobernaban el mundo ... porque eran los únicos que sabían cómo hacerlo funcionar.
Apple hizo tecnología de seguridad para los “cool” y para la gente común. Hizo los productos que funcionaban muy bien, sin problemas y con una gran cantidad de estilos. Se mejoró notablemente, sin lugar a dudas, de una generación a la siguiente, no sólo en una larga lista de características y en una espiral de complejidad (lo digo mirando a Microsoft Word), pero en la sencillez. Pulse el botón en la cara del IPAD y, si tiene cinco años o noventa y cinco, puede comenzar a usarlo casi sin instrucción. No tiene ningún manual. No requiere ser un friki.
SteveJobs fue el evangelista de este tipo particular de progreso -y él era el evangelista perfecto, porque no tenía otra fuente de esperanza que compitiera. En su célebre discurso “Comenzando desde Stanford” (que en sí es un modelo elegante, excelente del género), habló con franqueza acerca del diagnóstico inicial de su cáncer en 2003. Vale la pena reflexionar sobre lo que Jobs dijo y dejó de decir:
“Nadie quiere morir. Incluso la gente que quiere ir al cielo no quiere morir para llegar allá. Y, sin embargo la muerte es el destino que todos compartimos. Nadie ha escapado de ella. Y así es como debe ser, porque
la muerte esprobablemente el mejor invento de la vida. Es agente de cambio de la vida, eliminandolo viejo para dar paso a lo nuevo. En este momento, vosotros soislo nuevo. Pero algún día, no muy lejano, gradualmente vosotros seréisviejos y seréis eliminados. Siento ser tan dramático, pero es muy cierto.
Vuestrotiempo es limitado, así que no lo desperdiciéis viviendo la vida de algún otro. No os dejéis atrapar por el dogma, que es vivir con los resultados del pensamiento de otras personas. No dejéis que el ruido de las opiniones ajenas silencie vuestra propia voz interior, el corazón y la intuición. De algún modo ellos ya saben lo que realmente queréis ser.”
Este es el evangelio de una era secular. Tiene la gran virtud de estar basada solamente en lo que todos podemos percibir, que no requiere de la revelación ni del dogma. Y que no promete nada que no puede cumplir, ya que todo lo que se promete es la oportunidad de vivir su propia y única vida, una esperanza que es manifiestamente realizable ya que el que la ofrece es una persona que tiene un éxito espectacular a raíz de seguir a su propia "voz interior, a su corazón y a su intuición".
Jobs no era la primera persona en expresar esta visión del significado de la vida; los nombres de Sócrates, Buda y Emerson vienen a la mente. Sin duda, aceptar plenamente este evangelio secular exige una austeridad de espíritu que pocos han sido capaces de reunir, aunque suene muy bien en el césped de la Universidad de Stanford.
Tras un análisis profundo,
este evangelio no os ofrece ninguna esperanza que vosotros no podáis generar; más el consuelo de haber sido fieles a vosotros mismos. Pero, resulta extrañamente inocuo frente a la tragedia y el mal. Dicho discurso habría sido difícil de aceptar en el funeral de Christina Taylor Greene, 9 años de edad, asesinada junto a otros cinco en una soleada mañana de sábado en Tucson, Arizona. No es de extrañar que Barack Obama, que había de hacer frente a las manifestaciones de dolor más profundo en la semana pasada, atrajese la atención a una visión que sólo tiene sentido si hay algo más en el mundo que podemos llegar a ver. Menos que eso solo sirve de frío consuelo, realmente.
Pero el genio deSteve Jobs ha sido convencernos, por lo menos por un tiempo, que el frío consuelo es suficiente; que el mundo - al menos esemundo de dispositivos que entra en nuestras mochilas para portátiles y en nuestros bolsillos, revelando nuestras vidas a los demás y las suyas a nosotros- va a mejorar. Este es el sentido en el que el viejo y gastado cliché de "los fieles de Apple" y el "culto a Mac" es cierto. Es una religión de esperanza en un mundo sin esperanza, la esperanza de que vuestra vida ordinaria y mortal pueda ser elegante y significativa, aunque pronto será anticuada, polvorienta, y se deseche como un iPod de 2001.
Un amigo míodice que los seres humanos pueden vivir durante cuarenta días sin comer, cuatro días sin agua, y cuatro minutos sin aire. Pero no podemos vivir durante cuatro segundos, sin esperanza. Eso también es cierto para las naciones.
El anuncio del parte médico que lo ausentó de su trabajo se hizo en el día de Martin Luther King Jr.; y en todo el siglo XX no hubo nadie que transmitiera tanta esperanza a nuestra cultura -genuina, bíblica, que respira fe- que el Dr. King. Luego vino Barack Obama, cuya elección ratificó en gran parte todo aquello por lo que King había soñado y luchado, una esperanza, si no completa, genuinamente cumplida.
No obstante, el presidente Obama debe liderar en un mundo de angustia y de terror. Él tiene que aventurarse fuera del jardín amurallado de la tecnología presidida por una manzana mordida (que en el último diseño ya no tiene un arco iris, sino que brilla con la perfección del acero inoxidable). El mismo día en que Steve Jobs presentó el iPad, el presidente Obama tuvo que dar su mensaje sobre el Estado de la Nación, y no hubo un "dispositivo mágico y revolucionario" que pudiera ofrecer. En el mundo del presidente Obama, que es nuestro mundo, lo amargo del fruto mordido es muy real.
El evangelio de Steve Jobs es, en definitiva, un conjunto de hermosamente pulidas promesas vacías. Pero yo miro a mis vecinos seculares, millones de ellos como ovejas sin pastor, que ya no creen en nada que no puedan ver, y no puedo dejar de sentir compasión por ellos, y algo parecido al miedo. Cuando Steve Jobs ya no esté en el escenario, ¿habrá quedado alguien que puede convencerlos de tener esperanza?
(*)
Este artículo fue publicado originalmente en enero de 2011.Traducido de Christianity Today de su reedición del 09 de octubre de 2011, por Óscar Margenet Nadal.
Hemos modificado levemente la introducción original para que coincida con la realidad actual. La original decía:
El parte médico sobre la forzada ausencia laboral de Steve Jobses la noticia más importante en los periódicos de hoy. The Wall Street Journal dice que esa nota, breve y conmovedora, plantea "la incertidumbre sobre su estado de salud y el futuro de la compañía de tecnología más valiosa del mundo." Estas dos cuestiones –la salud de Jobs y de Apple- son el centro de casi toda la cobertura periodística del momento.Pero yo estoy interesado en la salud de nuestra cultura, y lo que va a pasar con ella cuando Steve Jobs desaparezca de la escena- no si llegase a desaparecer.
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