La diversidad religiosa se combina con la intolerancia en Chiapas y otros estados de México. Aunque junto a la persecución religiosa es llamativo el silencio que mantienen los líderes cristianos a nivel nacional ante los atropellos sufridos por indígenas evangélicos.
Una rica gama de costumbres, fiestas, tradiciones y creencias conviven en el estado de Chiapas, México. Cada uno de los grupos étnicos que allí habitan posee hondas raíces y tradiciones cuyos orígenes, en algunos casos, se remontan a sus más antiguos ancestros: los mayas.
En la región se encuentran los grupos tzeltal, tzotzil, chol, zoque, tojolabal, lacandones y mames, los cuales comparten rasgos culturales y creencias, como los pensamientos acerca de la vida y de la muerte, la naturaleza, la religión -que conjuga tradiciones católicas y paganas-, en un mundo particular de símbolos e imágenes míticas y mágicas.
El sentido mágico es palpable el día de mercado en San Cristóbal de las Casas, donde se dan cita personajes de distintas comunidades entre el bullicio y la algarabía de cientos de vendedores de frutas, legumbres, animales, telas, artesanías y un sinfín de objetos cotidianos, en un contexto en el que resaltan los coloridos trajes. También en los poblados de San Juan Chamula y de Zinacantán puede apreciarse un ambiente particular, con celebraciones religiosas, al interior de los templos católicos, que alcanzan niveles mágicos cuando las luces y el humo de las velas se mezclan con las oraciones en varias lenguas indígenas y el olor a aguardiente, en medio de un ambiente de gran misticismo.
Este cuadro tradicional es la cara más conocida de Chiapas. Pero en los últimos años, la diversidad religiosa ha crecido en la región, despertando una marcada intolerancia hacia algunos grupos, específicamente los evangélicos. Tal situación se repite en otros estados, como Oaxaca, Guerrero, Hidalgo, Michoacán y Jalisco.
Según el censo oficial del año 2010, en Chiapas hay 4.796,580 habitantes. De ellos, 2.796.685 son católicos (58.30%); 1.312,873 protestantes o evangélicos de diversas denominaciones (27.35%).Se declaran sin religión 580,690 (12.10%) y 103,107 (2.14%) no especifican su creencia. Profesan otras religiones 2,712 personas (0.05%). De religión judaica son sólo 513 (0.01%). Cabe señalar que no todos los que dejaron de ser católicos se hicieron protestantes, pues los católicos disminuyeron un 5.86% y los evangélicos crecieron un 4.76% desde el censo anterior. Entre quienes abandonaron las filas del catolicismo se encuentran los 300 tzotziles de San Juan Chamula, que hace siete años aceptaron el islam. Además, aumentaron quienes no especifican su religión: de ser el 0.79% en el año 2000, ahora son el 2.14%.
Tal mosaico religioso es escenario de violencia, marginación, expulsiones, malos tratos y violaciones. “Cerramos el año 2010 con más de 80 casos de intolerancia y discriminación religiosa en México. Llevamos más de 200 en la actual administración del Presidente Felipe Calderón. Creo que estos se han incrementado ante la indolencia del Gobierno en todos los niveles, Federal, Estatal y Municipal”,destaca el periodista Oscar Moha, una de las voces que se levantan en defensa del derecho de libertad religiosa en el país.
Si bien la Comisión Nacional de los Derechos Humanos ha logrado que la Libertad Religiosa (de culto) se elevara a rango constitucional, “en zonas indígenas de los Estados como Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Hidalgo, Michoacán y Jalisco sigue siendo letra muerta”, afirmaMoha.
Este combativo comunicador periodista es frontal: “Los indígenas en México no tienen acceso a la justicia. O al menos no en la calidad en que la tiene otro habitante en México. Las mujeres evangélicas son violentadas (…) son ciudadanas de tercera”.
LIDERAZGO AUSENTE
Luego de los más de 200 casos de intolerancia y discriminación religiosa constatados, denunciados por Oscar Moha en la prensa, y la casi nula intervención por parte del Gobierno Federal para evitarlos, la diputada federal Rosario Brindis Alvarez, integrante de la Comisión de Derechos Humanos de la actual Legislatura, organizó en enero último el Primer Foro sobre Intolerancia y Discriminación Religiosa.Su objetivo: capacitar a ministros de culto y líderes con el fin de que denuncien de manera efectiva los hechos ante instancias correspondientes.
La iniciativa de la diputada constituyó el comienzo de una serie de actividades encaminadas a la capacitación de líderes y ministros de culto cuyas congregaciones están sufriendo o han padecido la violación de sus garantías individuales por motivos de culto, hasta llegar a la reparación del daño.
“Normalmente son los liderazgos evangélicos regionales los que organizan la defensa de los perseguidos. En cuanto a lo nacional, el liderazgo está muy fragmentado y adolece, a mi parecer, de una visión más amplia e integral”, dijo a Protestante Digital el periodista Carlos Martínez García.
Martínez reconoció asimismo que “
el asunto del respeto y protección a los derechos humanos de la minoría evangélica en lugares donde son restringidos, y/o atacados con violencia esos derechos, tendría que ocupar un lugar prioritario en las agendas de los liderazgos protestantes/evangélicos en México. Pero la realidad es que no es así”.
GRAVE ACUSACIÓN
El intento de movilizar al liderazgo evangélico ante la persecución que padecen los indígenas aún no ha dado el resultado esperado. “
Por desgracia, los líderes de iglesias grandes no hacen ningún pronunciamiento al respecto. No hay la unidad que se requiere, ni el interés por acabar con la violación de nuestros derechos. Muchos prefieren ser invitados por el Presidente Felipe Calderón a una comida anual, que denunciar ante las autoridades los atropellos y delitos que se cometen en contra de cristianos evangélicos”, denuncia Oscar Moha.
Moha integra un movimiento contra la intolerancia. En este momento son apenas unos ocho ministerios y oficinas que están preocupados por la falta de atención de las autoridades ante la intolerancia y discriminación. “Este grupo se formó porque los llamados ‘líderes’ siguen con pasividad el asunto”, afirma el periodista.
La falta de recursos económicos limita el accionar del grupo. Moha considera que éste hasido un factorfundamental que ha impedidollevar a cabo tareas como cursos de capacitación, ayuda a expulsados, entrevistas con autoridades, etc., para contrarrestar la pasividad de los líderes.
Sobre la indiferencia de la iglesia evangélica en general también opinó un misionero originario de Chiapas, entrevistado por Protestante Digital. “Chiapas es uno de los estados más evangelizados de México. Hace 80 años ya había misioneros protestantes allí. Ahora cabe preguntarse qué está haciendo la iglesia, no sólo ante los ataques que sufren los indígenas evangélicos, sino también ante el avance del islam en la región”,dice este obrero cuya identidad es reservada por encontrarse actualmente en un país musulmán.
“Conozco a dos pastores involucrados con los indígenas desplazados. Los demás están involucrados en congresos y otros mega eventos. Es la triste realidad. Cuando les hablo de estos temas, me preguntan si realmente está sucediendo eso allí. La prensa no informa; periódicos de gran circulación como ‘El Cuarto Poder’ tienen las manos amarradas por los intereses políticos y/o económicos”.
DECLARACIONES DEL OBISPO CATÓLICO
Felipe Arizmendi Esquivel, Obispo de San Cristóbal de Las Casas y Presidente del Consejo Interreligioso de Chiapasha reconocido públicamente la existencia de conflictos y actos de violencia en el estado de Chiapas. Al mismo tiempo, desliga a los fieles de su diócesis de estos episodios.
“De ordinario, esos problemas no son entre católicos de la diócesis y confesiones protestantes o evangélicas, sino entre éstos y los llamados tradicionalistas, que no dependen de nuestra diócesis, no toman en cuenta la Biblia ni las leyes del país, sino que se rigen por sus propios acuerdos y tradiciones. Con ellos, nosotros mismos tenemos diferencias”, dijo hace algunos años con motivo de la presentación de un libro sobre el tema. “Por tanto –afirmó- no es válido calificar el conflicto como una guerra entre católicos y protestantes, y mucho menos seguir presentando a los católicos como intolerantes”.
El Obispo ratificó en aquella oportunidad lo que había dicho en otras ocasiones: “Ante la ley civil y en nuestra legislación eclesiástica católica, todos los seres humanos tienen plena libertad para pertenecer a la religión que prefieran. A nadie se puede obligar a cambiar de religión, o a practicar un culto que contrario a su conciencia. Es ilegítimo obligar a pagar cuotas, a ejercer cargos, a participar en actos de culto que sean de una religión diferente a la propia. No se han de exigir aportaciones económicas para fiestas religiosas que sean de otra creencia. Mucho menos se ha de permitir que se expulse a quienes deciden practicar una religión diferente, ni que se les cause algún daño en sus bienes o en su persona”.
Recalcó a continuación que “quien haga o promueva esto, está en contra de lo que Dios quiere para su pueblo, y se expone a sanciones de tipo penal, contempladas en las leyes civiles. Aunque se hayan firmado acuerdos previos en las comunidades, o la asamblea comunitaria haya tomado una decisión por mayoría, si ésta viola derechos humanos, es injusta y debe rechazarse. Las costumbres no deben ir en contra de la dignidad humana”.
MÁS INFORMACIÓN
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http://www.youtube.com/rosariobrindis#p/u/6/Y58wWyQo5sE
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http://www.youtube.com/rosariobrindis#p/u/13/LTxjuSnkVgg
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http://www.youtube.com/oscarmoha
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