Narnia y la imaginación de Dios

Ahora quese anuncia la cuarta entrega de la saga de Narnia “La silla de plata”, se agolpan en la memoria los recuerdos de esta serie y su autor C.S. Lewis,

Sin ninguna duda, el mayor éxito de las Navidades del 2005 en todos los cines del mundo fue la película “Narnia” producida y dirigida por Andrew Adamson, basada en el segundo libro de C. S. Lewis: “Crónicas de Narnia”,“El león, la bruja y el armario” en el que el escritor representa al león como el Señor Jesús.

Un león que es capaz de formar un ejército en el que figuran los cuatro niños protagonistas de la historia, y muchos animales pequeños y sencillos, pero que son capaces de derrotar a los experimentados soldados y a las criaturas sobrenaturales que luchan a favor de la bruja blanca.

C. S. Lewis tomó la imagen del Señor como un león, de las mismas páginas de la Biblia, en donde se presenta a Jesús como el León de la tribu de Judá.

Muchísimos siglos antes de publicarse la historia de Narnia, Plutarco había dejado escrito: “Un ejército de ciervos dirigidos por un león es mucho más temible que un ejército de leones mandados por un ciervo”.

No sé si Lewis conocía esta frase, pero sí que la reflejó perfectamente en sus historias. Ese fue su retrato favorito del Señor, un león gobernando un ejército de pequeños e inútiles seres, capaces de vencer al mundo.

Todas las novelas de Narnia derrochan ilusión e imaginación, a pesar de que muchos de los eventos que narra están basados en hechos sucedidos en la historia y otros que van a suceder en el futuro.

No es extraño, porque la ilusión y la imaginación son parte esencial del carácter que Dios ha puesto en cada uno de sus hijos.

De alguna manera que nosotros no podemos comprender, porque Su mente es muy superior a la nuestra, Dios imaginó las cosas que iba a crear antes de materializarlas. Cualquier acto de creación debe ser imaginado primero y debe contar con la ilusión del creador, por muy sencillo que sea.

Déjame decirte algo de una manera muy sencilla, aunque “teológicamente” no parezca correcto, pero sé que vas a entenderme: Si Dios no tuviese ilusión, nosotros no viviríamos.

Él se ilusiona por cada uno de nosotros, se “arriesga” aunque ya sepa lo que va a ocurrir. De la misma manera Él llena nuestra vida de ilusión e imaginación porque es capaz de hacer cualquier cosa que creamos.

Mucho más allá de lo que podemos entender o imaginar. Con su mirada serena y tranquila, sonríe al vernos imaginando nuevas ideas e ilusionándonos con cada cosa que podamos hacer.

Esa es la fuente de nuestra felicidad. Aunque parezca imposible seguir a un león por el temor que desprende. Pero aún en eso Dios nos enseña a confiar en Él cuando dice por medio del profeta: “El temor del Señor es tu tesoro” (*).

(*) Isaías 33:6