Maratón, trampas y tramposos: como la vida misma

Todos sabemos que no todo el mundo compite de acuerdo a las reglas. Casi todos los días conocemos historias de hombres y mujeres que quisieron ganar de cualquier manera.

Abbies Thehami intentó ganar la maratón de Bruselas (1991) de una forma muy curiosa: su entrenador comenzó la carrera y poco después de correr veinte kilómetros le dejó a él terminarla para llegar en primer lugar.

Los pillaron cuando se dieron cuenta de que con el mismo dorsal había comenzado un corredor con bigote (su entrenador), y la había terminado uno sin bigote (Abbies).

No debemos olvidar que no todo el mundo compite de acuerdo a las reglas.

En nuestra sociedad las trampas a veces no son tan obvias, y se necesita tiempo e investigación para desenmascararlas, pero la triste realidad es que muchos intentan ganar de cualquier manera. ¡Y no te digo nada si hay dinero por en medio!

La verdad es que los engaños están mucho más estudiados que nunca y a veces es realmente difícil saber quién está diciendo una mentira, robando dinero en un negocio, o simplemente haciendo lo que no debe.

Incluso a veces los engañadores son tenidos por sabios porque han sido capaces de salir airosos de muchas situaciones diferentes sin que nadie se haya dado cuenta de lo que han hecho.

No es extraño que en la carta del “otro Judas” (el bueno) se defina nítidamente a cinco tipos de personas muy comunes en el día de hoy: «Estos son murmuradores, quejumbrosos, que andan tras sus propias pasiones; hablan con arrogancia, adulando a la gente para obtener beneficio» (Judas 16).

Como siempre, la Palabra de Dios es actual cien por cien; pareciera que estamos definiendo a algún que otro conocido nuestro a través de los medios de comunicación:

1. Murmuradores 2. Quejosos 3. Personas que solo quieren satisfacer sus propias pasiones 4. Arrogantes 5. Que adulan a los demás para obtener beneficio

Como te decía más arriba, yo puedo pensar en unos cuantos que cumplirían perfectamente con algunas de estas descripciones. ¡Incluso los hay que tienen las cinco características!

Judas escribió que este tipo de personas no solo era común en la sociedad, sino que aparecían también entre los creyentes.

El problema es que si no tenemos los ojos abiertos, todos podemos caer en la misma trampa.

En cierta manera todos somos muy parecidos por dentro. Murmuramos o nos quejamos cuando no se nos hace caso. Nos gusta sentirnos bien, así que siempre solemos pensar en nosotros mismos en primer lugar. Somos arrogantes y orgullosos porque creemos que casi siempre tenemos razón, y somos capaces de cualquier cosa si sabemos que vamos a recibir algo a cambio.

Necesitamos pedir a Dios que renueve nuestro corazón y que lo haga de acuerdo a su voluntad. Necesitamos tener un corazón limpio para correr de una manera limpia. Cada día debemos pedir al Espíritu de Dios que nos llene por completo para vivir como a él le agrada, porque si no lo hacemos así, ¡somos un peligro!