Un equipaje muy distinto

Traidora es la memoria cuando intenta mantener vivos recuerdos que anhelamos sean desterrados para siempre, olvidados en el olvido.

Pretendemos, vanamente, omitir remembranzas no gratas, vivencias que resultan dolorosas de evocar pero que permanecen ahí, archivadas en nuestra cabeza, fulgentes y vívidas.

A Dios gracias no sólo registramos recuerdos tristes, dolorosos, trágicos, también conservamos los buenos, los felices, los que deseamos rememorar una y otra vez.

Este pasado domingo , 14 de agosto, mi amigo y pastor José Manuel Sucino compartía con la iglesia el recuerdo de una mañana de agosto de hace 28 años, una mañana en la que partía de casa llevando consigo dos bolsos de viaje rumbo a un centro de rehabilitación de toxicómanos donde , sin él saberlo , tendría la oportunidad de conocer a aquel que cambiaría diametralmente su vida.

Verlo ante el púlpito, compartiendo la palabra de Dios, me emocionó.

Vi a un hombre transformado, un hombre de Dios, sencillo, cercano.

El equipaje que portaba este domingo no tenía nada que ver con aquel que llevó hace casi tres décadas.

Su nueva valija posee las credenciales de un hombre al que Dios ha ido puliendo con el paso de los años. Un hombre curtido en la escuela del dolor, experimentado en salas de espera de hospitales, ejercitado tras muchas horas de silencio junto al Maestro, siendo aleccionado en ese taller de reparaciones donde Dios suele perfeccionar los corazones.

Me acerco a él con esa confianza que siempre me ha dado. Me acerco sintiéndolo amigo, consejero, sabio. Siempre encuentro en él esas palabras de ánimo que me ayudan a seguir el sendero con una actitud diferente.

Lo reconozco en muchas de las cosas que hago porque además de nuestro amor a Dios, tenemos en común muchas otras cosas:

Nos gusta la música de Javier Ruibal, disfrutamos con la comida y sobre todo con aquella a la que aquí en el sur denominamos “comida de cuchareo”.

Nos gusta el aire fresco de la bahía que nos trae el olor salobre del mar.

Somos sibaritas de placeres sencillos, nos deleitamos en la pausa y descansamos al abrigo de un Dios que nos hace ver aquello que otros no ven.

Admito, que él estaría incompleto si no contara con ella, con esa ayuda idónea que Dios ha tenido a bien regalarle y regalarnos a quienes la conocemos.

Posee a una amiga y compañera de viaje que lo sostiene en los momentos bajos, que lo ayuda a sentirse seguro en el hogar que tanto mima. Es ella esa aliada que ameniza sus desanimadas horas con palabras de amor.

Hoy brindo estas frases al amigo, a la amiga, a la complicidad.

 Brindo con sentimientos escritos que surgen de pronto, sin previo aviso ante el deseo de expresar lo inexpresable.

Hoy regalo mis torpes frases a quienes las merecen. A seres plagados de amor que hacen que la travesía de quienes circundamos sus vidas sea mucho más agradable.