Amar con todo el corazón

Las frases que algunos entrenadores dedican a veces a sus jugadores intentan ser siempre parte de su compromiso con ellos para mejorar. En ocasiones las instrucciones sobrepasan con mucho el terreno deportivo, como ocurrió cuando Bill Shankly, entrenador del Liverpool, le dijo a un jugador: «Tu problema, hijo mío, es que tienes todo el cerebro en la cabeza».

Conozco bastantes personas que tienen el mismo problema que ese jugador. Viven controlándolo todo. Son capaces de calcular los pros y los contras de una decisión más de un centenar de veces antes de hacer algo, y si aun así no está claro, crean una comisión para examinar las circunstancias antes de decidirse. Viven reunidos permanentemente; ese es su mayor placer. Nada les hace tan felices como los grupos de decisión, y son capaces de tomar cualquier dirección en su vida sin tener en cuenta en absoluto sus propios sentimientos, ¡y mucho menos los sentimientos de los demás!

No intentes convencerlos de que lo que hacen terminará destruyéndolos a ellos y echando a casi todos de su lado. Las personas que solo utilizan su cerebro siempre tienen razón. ¡El problema es cuando quieren que nos comportemos de la misma manera en nuestra relación con Dios!

Desgraciadamente, hay muchos que piensan que la fe tiene que ver solo con nuestro cerebro.

 

Si quieres tenerlo todo controlado, jamás vas a confiar. Nunca aprenderás a descansar en Dios cuando no hay salida. No puedes hacerlo si tu cerebro te dice que una situación es imposible. No serás capaz de creer, de involucrar todo su ser, confiando en quien lo tiene todo en sus manos.

Los que viven así, ¿realmente aman a Dios? Porque cuando amas a alguien le crees de una manera incondicional. Confías en esa persona mucho más allá de lo que tu razón te permite entender. No necesitas conocer todos los detalles para abrazar y descansar en lo que te han dicho. Confías con todo tu corazón, con tu cuerpo, con tus sentimientos… ¡Con todo!

 

Solo si amamos a Dios aprendemos a vivir por fe. «Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe; como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá» (Romanos 1:17). Dios quiere relacionarse con nosotros al completo, no solo con nuestro cerebro. Dios espera que descansemos en él y le creamos. Algunas veces nos da todas las razones para hacerlo. Otras veces las esconde simplemente para que aprendamos a confiar de una manera incondicional.

Esa es una de las claves: descansar en el Señor cuando no entendemos lo que está sucediendo. Pensar con el corazón, porque sabemos que Dios es muy bueno y no va a permitir que nada malo nos ocurra, aunque en algunos momentos todo parezca estar bastante oscuro. Seguir confiando aún cuando nuestra mente nos diga que algo no parece tener sentido.

Las personas que quieren controlarlo todo tarde o temprano se descontrolan por completo.