Hágase tu voluntad

Una de las cosas que he tenido que hacer últimamente y que me ha supuesto un gran esfuerzo ha sido tener que cambiar mi forma de orar.

Una cosa en apariencia sencilla, que no implica mucha complicación, pero que su práctica ha resultado más compleja.

Ha constituido para mí un gran esfuerzo doblegar sentimientos, deseos, inquietudes, temores y ponerlos a los pies de Dios. Ante una situación adversa que me ha acometido por sorpresa me he descubierto hablando con el Padre y dándole instrucciones de cómo debe proceder para ayudarnos tanto a mí como a mi familia a salir airosos de esta tormenta.

Consciente o no, he repetido en mis ruegos frases en las que de forma continuada he dado a Dios instrucciones diciéndole que piezas debe mover y cuáles no.

Estando en esa práctica he oído mi voz ataviada de lamento dándome cuenta de la gran necesidad que tengo de modificar mis ruegos. He dado un giro a esa entonación ambigua en la que a veces, cayendo en torpes ritualismos, cubro mis frases y estas quedan expuestas sin el atavío correcto, desprovistas de esa fe con la que debo abrigarlas para que lleguen a oídos de Dios.

Delegar en Él, dejar que Él actúe, pronunciar esos vocablos que tanto bien me han de proporcionar pero admito tanto me cuesta entonar.

Hágase tu Voluntad. Tres palabras y un sobreesfuerzo al pronunciarlas.

Hágase tu Voluntad. Cuando mi deseo es decirle como quiero que proceda.

Hágase tu Voluntad. Anhelando desde lo más profundo de mi corazón que pase pronto esta intensa lluvia y que por fin salga el sol.

Hágase tu Voluntad. Con los ojos anegados de llanto esperando que su forma de proceder no me despeine el alma con un zarandeo doloroso.

Descansar en el Padre debiera ser más fácil, menos costoso.

Admitir esa voluntad suya, no me debería dar tanto miedo.

Torpe soy y caigo en ese erróneo pensamiento de querer hacer las cosas a mi manera, utilizando los premiosos aparejos que debieran estar en desuso y a los que sigo apelando continuadamente.

Hágase tu voluntad. Y aunque me cueste acatarla, quiero que seas tú, mi Dios, quien ejecute con amor y subraye los párrafos que dentro de este guión que es mi vida deseas resaltar.