Si Jesús desciende a la tierra, ¿por qué en Navidad no descendemos también nosotros?
Mientras hoy cristianos se preocupan mucho más de lo divino que de lo humano, vamos a celebrar el hecho de que Jesús se hace hombre, el Evangelio del Humano. Es Navidad. No está mal que pongamos nuestra mirada en el más allá, que pensemos en el Jesús glorificado, pero el auténtico Evangelio, el que podemos llamar el integral y completo, nunca olvida al hombre.
Hazte más humano. Por tanto, cristianos, seguidores del Maestro, hay que trabajar también por la salvación del humano, de lo humano, por la salvación del hombre en su aquí y su ahora, por la redención del hombre muchas veces perdido en medio de las políticas, el movimiento de capitales, la pobreza, el despojo de muchos, el sufrimiento de muchos otros, el hambre y la exclusión social. Si no, de nada vale mirar hacia arriba. Estaremos olvidando la otra mitad del Evangelio, estaremos dando la espalda al Evangelio del Hijo del Hombre.
La Navidad es un ejemplo de predicación del Evangelio integral. Lo divino y lo humano se unen para que el hombre ame tanto a lo divino como a lo humano, Dios y el hombre en relación de semejanza en cuanto al amor. Es posible que la Navidad, la encarnación, el Jesús humanado, el descenso de Dios para humanarse nos puede ayudar a seguir la responsabilidad humana, el sentir humano del Evangelio. Sólo así nuestra mirada tendrá una doble dirección: hacia arriba y, a su vez, hacia abajo con la mano tendida hacia el prójimo.
El evangelio es divino y humano a la vez y nos hace entender la responsabilidad de los creyentes tanto para con Dios como para con los hombres. En Navidad Dios se humaniza. En Navidad se nos redirecciona la mirada, en Navidad el hombre nos llama en su pobreza y aflicción, en Navidad Dios nos quiere humanizar todavía más, a la vez que nos quiere hacer partícipe de lo divino. Por eso se podría estar de acuerdo en que Navidad es todo el año. Al menos en sus responsabilidades para con el hombre.
Hazte más humano. En Navidad, Dios se humaniza para hacer al hombre más humano. Sé más humano. Hazte más humano. No pretendamos ser ángeles ni querer ser más cercano a ellos que a los hombres. Si Dios se humaniza y desciende, ¿por qué quieres estar tú siempre en las alturas? No, no. Salvo algún milagro del Señor, los ángeles no van a venir a la tierra ni a evangelizar, ni a trabajar por la liberación del hombre de la opresión, del hambre, de la pobreza o de la exclusión social. No. No van a ser los ángeles, sino que tenemos que ser nosotros mismos. Eso es hacer Navidad. Estás llamado a hacer Navidad practicando la projimidad, una Navidad que se asimile como forma de vivir y estar en el mundo.
Desciende a lo humano. Si Jesús desciende a la tierra, por qué en Navidad no descendemos también nosotros. Los bajos fondos de la miseria esperan nuestra mano de ayuda, los focos de conflicto esperan tu descenso. Si Jesús fue capaz de dejar su trono y su esplendor, ¿Por qué nosotros nos aferramos muchas veces a las comodidades del templo y a mantener nuestra mirada siempre en la verticalidad insolidaria con el prójimo. Ese no es el Evangelio del Humano, del Dios humanado que sufrió con los que sufren y lloró con los que lloran. Un Evangelio que mirando al hombre en su situación de más de media humanidad en pobreza, es también, al estilo profético, un Evangelio denunciante y buscador de la justicia. Sí también de la justicia social y denunciador de la opresión y del abuso de los fuertes contra los débiles.
Es Navidad, humanízate, desciende hasta aquellos lugares en los que tu prójimo sufre, aunque tú también te quedes sin lugar en el mesón y tengas que dormir con ellos entre la basura o los animales. Eso es hacer Navidad, pues ésta nos lleva al ámbito de lo humano y nos recuerda al Dios hombre.
Sí. Hazte más humano. Toda persona que sigue a Jesús debe ser profundamente humana. Al seguir a Jesús tomamos conciencia de humanidad y, como él, nos identificamos con los sufrientes de nuestra historia. El Evangelio tiene mucho de promoción humana y no sólo de contemplación de lo divino y de sus bendiciones gratuitas. Un Evangelio honesto que nos a cerque a lo divino, inmediatamente nos va a aumentar nuestra conciencia de hombre y nuestra responsabilidad para con el hombre que me necesita. Eso es parte del mensaje de la Navidad. La Navidad con la humanización de Dios y su volcarse a la redención del hombre tanto para el más allá como para su aquí y su ahora nos enseña que la única manera de tocar el cielo es pararte para tocar al hombre en su necesidad. Entremos por estas líneas. Es Navidad.
Navidad. Senda humanada para llegar al cielo, senda humanizadora para que tomemos conciencia de nuestra responsabilidad para con el hombre. Para sentirte algo divino, tienes que ser profundamente humano. Esa es la base del Evangelio encarnado. Sí. ¿Por qué? Porque lo humano es imagen de Dios. Por eso vivir la Navidad es antagónico a las injusticias contra el ser humano, las desigualdades, la marginación o el despojo de los pobres. Todo eso es inhumano.
Haz Navidad. No la hagas solamente mirando hacia arriba, sino descendiendo hasta fundirte en un abrazo solidario con el hombre. Sólo haciéndote más humano, llegarás a comprender el auténtico sentido de la Navidad.
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