No temas ser subversivo

No. No hay que tener miedo en ser subversivo en la línea que estoy marcando: Ser un subversivo en relación con los valores consumistas y antibíblicos que predominan hoy en nuestras sociedades de espaldas a los valores del Reino que nos dejó Jesús. Hoy se necesitan en el mundo cristiano personas subversivas al estilo del mayor subversivo en relación con los valores: Jesús mismo.

Nunca hay que dar por supuesto el hecho de que los cristianos están siguiendo los valores del Reino. Desgraciadamente no, sino que en las iglesias y en el seno de las familias cristianas están entrando continuamente valores antibíblicos que, sin más, se aceptan como buenos. Ante esto, no se necesitan sólo cambios o simples reformas, sino que se necesita, siguiendo las pisadas de Jesús, personas subversivas que se expresen con la radicalidad con la que se expresó el Maestro.

¿Qué significa ser subversivo en el ámbito de los valores? Simplemente coger el mundo y sus valores y trastocarlo. Algunos dicen poner el mundo del revés. Trastornar el mundo. No simplemente cambios reformistas, sino una revolución subversiva y radical que esparza los valores del Reino por el mundo en contracultura radical con los valores antibíblicos que reinan en el mundo hoy.

Necesitamos un trastoque de valores, un cambio tan radical que dé al traste con los antivalores en los que se construyen todas las estructuras sociales, políticas y culturales en donde crecen como hongos esos antivalores en relación con los auténticos valores expresados en la Biblia. Hay que ser subversivo y no hacer simples reformas. Hay que ser totalmente radicales en esa necesaria revolución subversiva en el campo de los valores. Se necesitan profetas subversivos.

Para los cristianos, lógicamente, esa subversión radical sólo se puede dar si va antecedida y acompañada de una auténtica y profunda conversión espiritual que nos lleve a una auténtica vivencia de la espiritualidad cristiana. Hay que destruir los montajes y los esquemas actuales que rigen las relaciones sociales, políticas, culturales y económicas que se dan en nuestras sociedades.

Se necesita una total subversión de parte de los creyentes que pongan al revés todas estas relaciones montadas en valores en contracultura con los valores bíblicos. Volver el mundo del revés al igual que se vuelve un calcetín, para expulsar todo aquellos en desacuerdo con los valores del Reino.

Esa sería la única forma de comenzar a vencer el escándalo de la pobreza en el mundo, el gran holocausto que se está llevando a cabo con más de media humanidad. Se necesita esa subversión que debe darse, prioritaria y fundamentalmente en el campo de los valores.

¿Qué se necesita para eso? Se necesita que los creyentes, en el ámbito interconfesional, nos vayamos conformando cada vez más a los estilos proféticos, fijándonos muy especialmente en Jesús que entronca directamente con los profetas superándolos a todos. ¿Es que hoy no hay profetas en el mundo? ¿No hay mensajes proféticos en contra de los valores injustos y opresivos?

Subversivo es usar el valor del Reino que dice que muchos últimos serán primeros. Subversivo sería el ponerlo en práctica hoy. Subversivo es la condena de los ricos necios que almacenan sin límite pensando sólo con el posesivo “mi” y hablando de “mis bienes” e incluso pensando que con eso se regocijará “mi alma”.

¡Necios! Dice el mensaje de Jesús, el mensaje profético. Subversiva es la bienaventuranza de Lucas que habla de “Bienaventurados vosotros los pobres” en contraposición con uno de los ayes que dice “Ay de vosotros los ricos”. Subversivo es el amor a los enemigos y el bendecir a los que nos maldicen. Subversivo es pedir a los ricos que vendan sus bienes y los repartan entre los pobres y sigan a Jesús liberados de esas cargas de riquezas. Subversivo es el pagar a los trabajadores más débiles, y que han sido contratados a última hora por una justicia misericordiosa, igual que a los fuertes que han trabajado todo el día y, además, pagarles los primeros.

El mundo necesita hoy ese tipo de mensajes subversivos que elimine los valores antibíblicos en los que se montan tantas estructuras de pecado y poder, tantas estructuras injustas que empobrecen y marginan a más de media humanidad. Sí. Hay que ser subversivos, radicalmente subversivos, comunicar el Evangelio con la misma fuerza y tremenda radicalidad con la que lo predicó Jesús.

Subversivo hoy sería comunicar el mensaje de que la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee, que tiene que compartir sus riquezas de forma necesaria, que tienen que bajar su nivel de vida para que otros puedan salir del empobrecimiento al que se les ha sometido. Hay que decir un ¡basta ya! Que ponga patas arriba el mundo y que lo vuelva del revés. Quizás esto no sea ni más ni menos que acercar el Reino de Dios al mundo gobernado por valores injustos y opresores que reducen a la infravida a más de media humanidad.

Sí. Sin duda. Hay que ser subversivo como cristiano. Si no, simplemente seremos de aquellos que dicen “¡Señor, señor”, pero no hacen la voluntad del Padre tan claramente expresada por el Maestro con el que irrumpe en nuestra historia el mismísimo reinado de Dios en la figura de Jesús. El mayor subversivo de la historia en el campo de los valores.