Dios sabe que no creo en él

Hay mucha gente que estaría completamente de acuerdo con esa afirmación.

Quizás tu mismo/a que estás leyendo ahora estas palabras. Muchos saben que Dios está ahí, pero no quieren creer. Puede que tengan muchas razones, pero una de las más conocidas es querer tener al Creador bajo nuestro control. Aparentemente no hace las cosas como queremos, así que renunciamos a El, y decidimos que debe dejar de existir.

Pocas cosas en la vida pueden ir bien si no dejamos que Dios sea Dios y olvidamos nuestra no tan secreta ambición de querer ocupar su lugar. Nos gusta hacer las cosas a nuestra manera, que todo quede bajo nuestro control, y que nada se separe lo más mínimo del plan que tenemos establecido... Mientras tanto Dios se arriesga, cede a nuestra libertad, admite que digamos que no existe y espera pacientemente que algunos (siempre de una manera completamente libre) se decidan a seguirle.

¿Tienes alguna buena razón para no creer en El? Porque yo si tengo cientos de ellas para confiarle mi vida. Y quizás una de las más importantes tiene que ver con una tumba. Una tumba vacía. Sé que existen muchos palabreros, líderes religiosos y sociales, reconocidos pensadores y famosos sectarios, miles y miles de personas diferentes que se arrogan para sí mismos la capacidad de definirse como pequeños dioses.

Es parte de la llamada modernidad: Mucho libre pensamiento, mucho “amor”, mucha paz, mucho karma, mucho Hollywood y cientos de cosas más. Mucho de lo que quieras, pero todos sus líderes están tan muertos como estarán los que los siguen.

Tú decides lo que quieras hacer y en quién quieras poner la confianza de tu vida, al fin y al cabo, la vida es lo único que te pertenece a ti, lo único que puedes arriesgar.

Pero recuerda que es lo único también que puedes perder para siempre.

Porque Dios sabe quién no cree en El.