La obra evangélica en Salamanca

LA IGLESIA EVANGÉLICA REFORMADA EPISCOPAL

En el año 1879 don Benito Rodrigo comenzó la obra, formando la primera congregación en un local destinado a capilla inaugurado en junio de ese mismo año. La formaban unos once miembros comulgantes que fueron creciendo hasta 1880 donde solicitan unirse a la Iglesia Española Reformada cuarenta y nueve miembros de los cuales veintitrés eran comulgantes. En el Sínodo celebrado en Sevilla el 1 de marzo de 1881 la congregación salmantina fue admitida provisionalmente a la unión y días después se hizo oficial el ingreso en la Iglesia Española Reformada.

Al ser enviado en Sr. Benito Rodrigo a Málaga para hacerse cargo de la obra en ese lugar, le sustituirá el zamorano de Villaescusa don Antonio García, que se había criado en Madrid, habiendo trabajado de colportor y evangelista, Su trabajo fue muy bendecido. Con la visita del obispo electo Cabrera, en 1881, se consideró que el local de la iglesia era inadecuado para los servicios, llenando el porche y bloqueando la calle. Participarían de la comunión treinta personas y bautizaría el Sr. Cabrera dos niños en esta visita. Recibiría el señor Cabrera dos delegaciones de pueblos vecinos que pedían un pastor, por lo que Salamanca se consideró el centro de trabajo de la misión. En junio de ese mismo año (1881) el señor Antonio García visitó la vecina localidad de Topas, siendo bien recibido por un gran número de personas. Las visitas se extenderían con mucho éxito a Pedrosillo el Ralo, Gomecello, Pajares y Castellanos.

En febrero de 1883 una nueva visita del obispo electo resultó ser un evento interesante al asistir numerosos vecinos de los pueblos, estando la capilla a rebosar. La predicación sobre la necesidad de reforma de la Iglesia y sobre los aspectos de la salvación resultaba una novedad para muchos. Entre los nuevos adherentes en ese momento había un hombre mayor que llevaba asistiendo a los servicios por unos dos años. Él era escultor, un obrero inteligente, su especialidad era la "Virgen de los Dolores." Decidió renunciar a su trabajo, y su respuesta invariable, a los que buscaban una nueva imagen. Decía: "He abandonado mi oficio, y no deseo alentar la idolatría." También el Señor Antonio García fue muy alentado, al ser solicitado por una señora enferma que había estado leyendo su Biblia, aunque secretamente, y ya era una verdadera creyente en Cristo. Gran parte de la oposición e incluso persecución comenzó a manifestarse en este momento por los sacerdotes, pero el señor García ganó constantemente su prestigio con las autoridades, triunfando un espíritu más tolerante hacia los reformadores. Una dificultad surgió sobre el cementerio, pues a los cuerpos de los creyentes se les negaba el entierro, aunque la ley establecía claramente soluciones para el caso, pero esta prohibición fue finalmente eliminada por el tacto del pastor.

El Sínodo tomó la decisión de hacer un cambio en el pastorado de Salamanca, siendo enviado el Señor Juan Canellas, pasando a Villaescusa el señor Antonio López. A finales de 1884 los deseos de tener una capilla adecuada se cumplieron y fue arrendado un local por cinco años. Era un local de cincuenta y siete metros de largo por cuatro y medio de ancho pero al lado del Teatro Liceo. Contaba entonces con cuarenta y dos miembros comulgantes y treinta y nueve simpatizantes.

En 1889 la congregación inició un fondo para construir una iglesia ya que el plan de alquilar siempre resultaba inseguro. Mientras tanto el edificio en uso fue re-decorado y re-amueblado para darle una apariencia más de iglesia. El Committee of the Spanish and Portuguese Church-Aid Society que sabía del esfuerzo por adquirir un local, decidió hacer una donación a la nueva iglesia. Sr. J. Forrest, CF, que ya había dado un cálido interés en el trabajo, sacó un plan, y se ofreció amablemente a supervisar el trabajo. Se encontró un lugar, y se colocó la primera piedra en oración y esperanza. A través de la energía del señor Forrest el trabajo se llevó a cabo de forma rápida, y al final de 1894 se completó la iglesia y abrió para el servicio divino. El Rev. Romualdo Jiménez, un trabajador laico conocido de tempo, fue nombrado para ministrar la congregación. Ahora estaba  a tiempo completo, y ejercía una labor seria. Su informe correspondiente al año 1895, sancionado por el señor Forrest, era más alentador, y daba cuenta de los nuevos miembros que se habían unido a la Iglesia. Se ha abierto la escuela,  y hay treinta y cinco niños en el local.

Otro elemento de la comunidad protestante de Villaescusa es su cementerio. Se abrió en 1880, al principio en un lugar que violaba las leyes vigentes, ahora desconocido, y luego se trasladaron los restos que había en este lugar al cementerio que se utiliza en la actualidad. A la entrada hay una lista de los fieles enterrados desde 1881 a 1979. El obispo actual Carlos López señala que hay unas 32 familias de la provincia de Zamora miembros de la IERE repartidas tres en Zamora, una en Fuentesauco, dos en Cañizal, dos en Guarrate, una en Bóveda de Toro y el resto en Villaescusa. Algunos aunque viven fuera forman parte del padrón parroquial.

LA IGLESIA DE ASAMBLEAS DE HERMANOS

Benigno González y familia

En 1932 un joven procedente de Castrogonzalo, (Zamora), Benigno González Huerga, por motivos de trabajo, se traslada a Salamanca. En el mes de octubre contrae matrimonio con Leonor en la Iglesia Evangélica de León, y fijan su residencia en Salamanca. Junto con tres hermanos mas, procedentes de otros lugares, inician reuniones bíblicas y “El Partimiento del Pan”, los domingos, en su domicilio particular. Así comienza el testimonio y poco a poco se van convirtiendo otros, formando la Iglesia Cristiana Evangélica en Salamanca. En 1934 en una visita de don Federico H. Gray se dice que visitó Salamanca y tuvieron muy buenos cultos en casa de doña Carmen Alcón, empezando con la Cena del Señor, y por la tarde la Escuela Dominical y, finalmente, un culto de evangelización; en ésta don Benigno González hace una labor muy provechosa, especialmente en el ministerio de la Palabra. Durante la Guerra Civil Española, siguen reuniéndose por las casas, seguidos por una fuerte vigilancia policial y continuos registros por las casas, con interrogatorios y controles de la correspondencia que recibían. Estaban prohibidas las “reuniones” de mas de 20 personas considerándolas clandestinas. Con la represión franquista, personalizada en la figura de Atilano Coco, muchos fieles se dispersan, pero a pesar de todo en 1936 se consigue la autorización para inaugurar la primera iglesia de hermanos en Salamanca, con sede en la planta baja de la casa de Antonio Romero, yerno de Benigno González. El número de miembros va creciendo y pronto se inaugura un segundo local en Paseo de la Estación 32.