Presbiterianos y bautistas en la calle Madera Baja y Lavapiés (I)

La Sociedad Misionera Americana durante bastantes años y la American and Foreign Christian Union (AFCU), Unión Cristiana Americana y Extranjera, sostuvieron las actividades misioneras y editoriales de Nicolás Alonso Marselau en Sevilla. Alonso había editado “El eco del Evangelio” primer periódico de la época de la libertad religiosa de 1869. Ahora en Madrid se perfilaba el establecer una iglesia bautista. Según uno de los artículos enviado al Baptist Missionary Magazine⁽ⁱ⁾, se había abierto una puerta en España y era necesario reconocer el escenario para poder entrar con alguna garantía de éxito. La Unión Misionera Bautista y su Comité Ejecutivo decidieron mandar a Madrid a William Knapp, a su hermano y al Rev. John M. Westrup, misionero en Nuevo México, “con el fin de determinar el estado del campo y la posibilidad de abrir a una misión exitosa en esa ciudad”. Knapp fue nombrado misionero, ayudado por el Rev. John W. Terry.

Llama la atención el ejemplo de armonía en la iglesia de Madera Baja en Madrid, que siendo la primera iglesia presbiteriana de Madrid, se había formado en 1870 por la actividad del Dr. William Knapp de la Sociedad Bautista Americana, el Rev. William More de la Iglesia Presbiteriana de Irlanda y el Rev. John Jameson de la United Presbyterian Church of Scotland (UPCS) y la National Bible Society of Scotland. Ellos, superando los problemas de gobierno y adoración principalmente, forman una iglesia presbiteriana, sin nombrar la denominación, pero con la urgencia de seguir adelante con el trabajo de Antonio Carrasco y otros colaboradores. En carta a sus amigos de América, Knapp dice:

“Introducir mi propia denominación en España era impracticable a “causa de las partidas de bautismo”… y que el sistema presbiteriano era el mejor que convenía a España en tales circunstancias. Primeramente sus doctrinas y teología concordaban perfectamente con mis puntos de vista, excepto en la cuestión del bautismo infantil y, en segundo lugar su gobierno y disciplina de la iglesia eran admirablemente adaptables a este pueblo”. Dos importantes apreciaciones de Knapp que importaban mucho en España: las partidas de bautismo y un sistema de gobierno adaptable al modo de sentir los españoles.”

La congregación de Madera Baja es la primera nacida después de la revolución del 68 formada por Antonio Carrasco (1842-1873) y Francisco de Paula y Ruet. De los compañeros más jóvenes de Manuel Matamoros, que evangelizaron clandestinamente y sufrieron cárcel y destierro con él, Antonio Carrasco Palomo, destacó como elocuente predicador. En su sensibilidad contra el drama de la esclavitud en Puerto Rico y Cuba (posesiones españolas en ultramar) colabora en la Asociación Abolicionista de Vizcarrondo. Carrasco, nacido en Málaga, se convirtió a los 18 años y representó un gran refuerzo de la clandestina "Iglesia Reformada de Málaga", por ser "el más culto y el más desenvuelto". Terminó en la cárcel de su ciudad natal, de donde salió en 1863, camino del destierro con Manuel Matamoros y otros.

Condenado a nueve años de prisión, a los 22 meses de encierro, se le conmutó por el mismo tiempo de destierro, conseguido por la acción intercesora de la Alianza Evangélica. Especialmente recomendado por Manuel Matamoros, quien estaba seguro que "sería útil a la patria y a la Obra evangélica"; recibió una sólida educación en Humanidades y Teología por sus estudios en Francia, Suiza y Alemania. Regresando de este último país el 7 de noviembre de 1868, gracias a la libertad de cultos que siguió al triunfo de la Revolución y el destierro de la reina Isabel II. 

A principios del año siguiente, organizó con Francisco de Paula Ruet la primera iglesia evangélica de Madrid y fundó "La Luz", periódico semanal que dirigió hasta su muerte. Alternó en la tribuna pública con políticos de la talla de Emilio Castelar. Cuando regresaba de participar de la Asamblea de la Alianza Evangélica en Nueva York, no al irse de España como maliciosamente escribió Marcelino Menéndez Pelayo, un naufragio terminó con su vida. No llegó a conocer a su tercer hijo, que había nacido durante su estancia en América. También escribió varios folletos, que circularon abundantemente. Uno de ellos, titulado "A los españoles", pasó al Índice de Libros Prohibidos, en 1873.

Esta congregación no fue la primera en reunirse en un local destinado a capilla, pues los evangélicos madrileños a partir de 1869 se congregarán en la primera iglesia, en la plazuela de Santa Catalina. El aspecto de esta capilla ha sido inmortalizado en un grabado de la colección Casariego del Museo Municipal de Madrid. Esa primera iglesia reunía a más de 400 madrileños cada domingo. El segundo local estaba en la calle Madera Baja y congregaba a más de 1.000 personas, estableciéndose además allí una escuela gratuita que introdujo la pedagogía británica en Madrid. Fue sucedido Antonio Carrasco por Juan Bautista Cabrera, antiguo escolapio y compañero de exilio en Gibraltar de los generales liberales Prim y O’Donnell.

El día 10 de agosto de 1870 en la calle de Lavapiés (esquina a Ministriles Chica) se estableció la Primera Iglesia Bautista de Madrid, independizada de la presbiteriana y que había sido fundada por el misionero norteamericano William Knapp. La capilla contaba también con una escuela para niños de ambos sexos y tenía un equipo de músicos algunos de los cuales eran miembros de la Orquesta Real. Después de ocupar un local junto al puente de Vallecas, dicha capilla se instaló finalmente en su emplazamiento actual de la calle del General Lacy 16-18, detrás de la Estación de Atocha. Eran 33 miembros los que se reunían en aquel local arrendado de la calle Lavapiés con dos diáconos, un secretario y un tesorero. 

Antiguo templo de la calle General Lacy

En un informe de Knapp del 20 de agosto, se comunicaba que en sus visitas había estado enseñando y bautizando a seis personas y que serían bautizadas otras dieciocho personas más. Con estos datos y con la primera iglesia bautista en Madrid en marcha, el Comité bautista nombraría al profesor Knapp como misionero. El progreso en Madrid era razonable y la capilla, con capacidad para 500 personas era muy amplia para una membresía todavía pequeña. Se pretendía también que las congregaciones fueran autónomas y se predicase el Evangelio por medio de creyentes nativos, aunque no siempre dieron buenos frutos algunos pastores por falta de responsabilidad.

Tanto Knapp como Mr. Terry estaban dispuestos a confiar la atención pastoral de las iglesias a los creyentes españoles preparados para este ministerio. Seria ordenado para pastorear la congregación madrileña al hermano Benito Martín Ruiz. Para asistir en el pastorado a Knapp llegaría el Rev. John W. Terry que había hecho algunos progresos con la lengua española y podía prestar ayuda enseñando y formando a los futuros predicadores. Permanecería poco tiempo en España ya que la política de los misioneros americanos era no tener más de un misionero en la misma labor, que debería ser entregada a los nativos del país. En esos días se pretendía enviar un evangelista a Barcelona y otro a Sevilla, ciudades con una cierta apertura al evangelio y más liberales.

Es en estos años que aparece en la escena madrileña, como pastor al servicio de Knapp un personaje extraño y controvertido: Ramón Bon Rodríguez ⁽ⁱⁱ⁾. He podido leer su “Historia de las Sociedades Bíblicas…” contra el protestantismo y creo que estos libros apologéticos, siempre entrañan alguna verdad o reflejan el estado y la forma de la constitución de las primeras congregaciones en España. El hecho que se repite constantemente es que el protestantismo en España nunca ha tenido fácil su penetración, ni los esfuerzos misioneros fueron comprendidos en unos casos, ni fueron siempre ejemplares en otros. En el libro de Ramón Bon siempre aparece el fantasma del amor al dinero. Un dinero que era, según Bon, abundante para los misioneros que llegaban a España, pero escaso a para los españoles que realizaban la obra a pie de calle y sufrían los insultos y las pedradas de la gente. Para Bon los misioneros venían para conseguir fondos, subvencionar y después recoger la cosecha que los españoles habían trabajado y luchado con sus propias vidas. La caricatura que presenta Bon es dolorosa porque descubre las miserias de quienes tenían que ser ejemplo y que, como él mismo confiesa, su propia vida era un verdadero desastre emocional y hasta lascivo. Nada de esto deja de ser el reflejo de la naturaleza humana sin una verdadera conversión y prueba de ello es que muchos de las personas que cita pasaron de nuevo al catolicismo como él mismo lo hizo abjurando en León en 1879.

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⁽ⁱ⁾ Baptist Missionary Magazine, Volúmenes 51-52 Colaborador de la American Baptist Foreign Mission Society, 1871 firmado en Madrid por elRev. William I. Knapp and wife; Rev. John W. Terry and Rev. Martin Ruiz. Alicante.—Rev. Juan M. Calleja.

⁽ⁱⁱ⁾ Historia de las sociedades bíblicas de sus Jefes y emisarios. Noticia de varias capillas protestantes en España, de sus pastores, misioneros y feligreses, escándalos, rencillas, doctrinas y milagros por Ramón Bon Rodríguez ex pastor protestante, precedida de un prólogo de don Juan Manuel Orti y Lara. Madrid 1881