Con el aparente fin de una mejora, la publicidad se ceba en nuestro cuerpo. La humillación, degradación y manipulación es grande.
En las horas de máxima audiencia podemos ver anuncios continuados que me producen vergüenza y hastío. Según la información que quieren transmitir se comprende que somos sumamente imperfectas y quieren darnos soluciones rápidas. Soluciones que por supuesto no necesitan los hombres.
Para arreglar, según opiniones machistas, el defectuoso, incompleto y disfuncional cuerpo de las mujeres se fabrican la mayor parte de los productos que se exponen. Por ejemplo, disimulamos las
hemorroides. Nos muestran el tratamiento perfecto si queremos dejar de sufrir en silencio, no nos dejan quejarnos a viva voz.
Afirman que a las mujeres se nos mueven las
dentaduras postizas, fíjense qué cosas. Deben estar hechas de un producto diferente al que usan para los hombres, he ahí la cuestión. Nos han inventado un pegamento de los buenos para que no tengamos problemas a la hora de morder incluso las piedras.
En estas fechas de frío incontrolado, en nuestro aparato respiratorio se acumulan gran cantidad de
mocos espesos que no sabemos expulsar con dignidad y, por eso, porque tenemos derecho a respirar mejor, nos recomiendan los jarabes más efectivos para tal efecto y podamos así continuar con la marcha diaria.
Otro de los males que sólo afectan a nuestro cuerpo son los
picores en las partes íntimas, o el supuesto
mal olor de la regla, de ahí que ofrezcan artículos que los erradican por completo. Es bueno saber que para eliminar este tema en particular, la gente joven se moviliza en las redes sociales. En sus mensajes se da gran importancia al aroma de la canela.
No sólo tenemos que limpiar
las manchas de la casa sino que también nos piden no tener en la cara las que salen sin que una las pueda controlar. Es más, nos exigen que las prevengamos.
El
estreñimiento, a pesar de tomar fibra, es el mal nuestro de cada día, tanto que cuando llega el inoportuno momento, son los hombres del anuncio los que vienen en nuestra ayuda y nos sacan de la imagen proyectada, pues no tenemos idea de cual es el producto adecuado que debemos tomar.
Pasamos a la boca. Si después de hacer la prueba somos las afortunadas del grupo de amigos en conocer que
las encías nos sangran nos asustan con la información de una posible enfermedad. Necesitamos enjuagues bucales para la limpieza de gérmenes, así evitamos las infecciones, las caries y el aliento de ogro.
Tenemos soluciones para el
insomnio ocasional, así podremos sentirnos bien de noche y de día.
El cuerpo de la mujer tiene que
quemar más calorías que el de los hombres. No sé si tanto quemar y quemar será el motivo por el que necesitamos una reparación intensa de la piel, la tenemos extremadamente seca cuando debe ser
total efect.
Las
pérdidas de orina parecen destinadas únicamente a nuestra vejiga, nunca a la de los hombres, el remedio nos lo dan en bandeja.
El mercado ha sacado zumos light llenos de sabor. Si los tomas, haces ejercicio y no comes, te ayudan a
no engordar.
Nuestras
pestañas son demasiado cortas y nos venden otras mucho más largas y rizadas como persianas para que nos tapen las cejas y abaniquemos con nuestro parpadeo al de enfrente.
Los pintalabios son importantes. Hay que tener unos labios mucho más sanos, mucho más sensuales y mucho más jugosos, ¡
a quién se le ocurre tener simplemente labios!
Jamás de los jamases debemos permitir tener un
cabello seco, dañado y con puntas. Lo mejor es que sea largo, suave, espectacular y brillante, para que al mover la cabeza de un lado a otro como quien no quiere la cosa y a cámara lenta, nuestro pelo se balancee de un lado para otro con destellos de luz incorporados que cieguen a quien lo mira.
Los yogures se enfocan a nuestra salud digestiva. Te animan a tomarlos en reuniones de amigas donde las conversaciones estriban entre la dieta, las
idas y venidas al cuarto de baño con regularidad y viceversa.
Exponen como horror tener
las manos ásperas y el cutis envejecido.
Todos estos anuncios están protagonizados por mujeres y el mensaje general está enfocado hacia nosotras. ¿Llegamos a creernos como propias de nuestra condición femenina estas peculiaridades que las empresas nos endosan?
No comprendo como pueden inventarse y dedicarnos tantas idioteces juntas. Si hubiese vida en algún lugar del espacio y observasen todo esto desde allí, pensarían que somos las enfermas crónicas del planeta Tierra. ¡Con lo bien que estamos!
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