La salud de la iglesia, a lo largo de la historia, se ha visto significantemente determinada por si esta estaba profunda e íntimamente convencida de que el cristianismo es verdadero.
La película “Amazing grace” es una biografía de la vida y obras de un desconocido político británico que vivió hace 200 años. ¿Qué es lo que hace que la historia de William Wilberforce sea tan cautivadora para el espectador moderno?
La vida de Wilberforce es una visión poderosa y esperanzadora de cómo una persona puede cambiar el mundo. Wilberforce fue el miembro del Parlamento británico que lideró el movimiento contra la legitimidad y la legalidad de la esclavitud en el Imperio Británico. Presentó pruebas de los horrores de la esclavitud de manera convincente, consiguiendo que la nación tuviera remordimientos de conciencia, y abogó por la abolición de la trata de esclavos en el Imperio Británico en primer lugar, y después de la esclavitud en su conjunto.
ABOLICIÓN DE LA TRATA DE ESCLAVOS
Tras 16 años de arduo trabajo, cuando el Parlamento abolió la trata de esclavos, el lento cambio político alcanzó su clímax rápidamente. Los miembros del Parlamento se dieron cuenta de que los últimos opositores de Wilberforce se desmoronaban. Cuando su moción se presentó a votación, los miembros empezaron a confirmar el carácter y la perseverancia de Wilberforce por haber luchado tan valientemente contra esa enorme lacra social. El biógrafo John Pollock resume el discurso que dio aquella noche el subfiscal de la corona en el Parlamento con las siguientes palabras:
“Comparó a (Napoleón) Bonaparte y a Wilberforce, cada uno retirándose a descansar una vez acabada su jornada: Bonaparte se retiraría con gran pompa y poder en la cumbre de su ambición, pero sus sueños se verían atormentados por la sangre que había derramado. Por su parte, Wilberforce, tras la votación de aquella noche, volvería al seno de su feliz y orgullosa familia para descansar feliz, sabiendo que había contribuido a preservar millones de vidas”.
Los miembros del Parlamento se pusieron de pie prácticamente a la vez y vitorearon a Wilberforce. De repente, en medio de los vítores y bastante fuera de lugar, resonaron repetidamente tres “¡hurras!” mientras Wilberforce se sentaba con las lágrimas corriéndole por la cara”.1
Aquella noche, el Parlamento votó en contra de la trata de esclavos con un resultado total de 283 a 16.
Este es uno de los momentos culminantes de la historia de Wilberforce. El triunfo de sus logros es ampliamente conocido, y muchos han trazado el origen de la moderna abolición de la esclavitud hasta Wilberforce. Pero lo que a mí me parece más fascinante es el principio de la historia de Wilberforce.
EL JOVEN WILLIAM WILBERFORCE
William Wilberforce era hijo de un rico comerciante y creció en un ambiente privilegiado y hostil hacia el cristianismo. En la clase alta británica llamaban a los cristianos “metodistas”, “evangélicos” o “serios”, y les rechazaban. Sin embargo, cuando era niño fue a visitar a sus tíos, que eran evangélicos, y conoció a John Newton, que era pastor y antiguo traficante de esclavos, y que más tarde se haría famoso por escribir el himno “Sublime gracia”. El joven Wilberforce se sintió fascinado por las historias y los sermones de Newton. Su madre, al enterarse, temió que “estuviera convirtiéndose en metodista”2 y fue a Londres para rescatarle.
El biógrafo John Pollock cuenta que, una vez llevado a cabo el rescate, “la familia de Wilberforce empezó a limpiar el alma de William”3 para eliminar la influencia evangélica de sus tíos. Le llevaron a ver obras de teatro, a fiestas y a todo tipo de entretenimientos propios de la clase alta. Wilberforce tuvo poco contacto con el vibrante cristianismo durante los siguientes 15 años. Se convirtió en un joven encantador con muchos amigos. Se relacionaba con la alta sociedad por ser hijo de una rica familia comerciante, y acabó yendo a la universidad de Cambridge.
Durante su estancia en Cambridge no fue un estudiante disciplinado, pero se especializó en entretenimiento y diversión. Thomas Gisborne, que estudió con Wilberforce (ganó la medalla rectoral de Literatura Clásica) y vivía a su lado, comentó que Wilberforce “pasaba mucho tiempo haciendo visitas, y cuando volvía tarde a su habitación me llamaba. Era tan triunfador y tan divertido que a menudo me quedaba con él hasta bien entrada la noche, en menoscabo de mi asistencia a las clases del día siguiente”.4
Sus profesores le permitían a él y a otros jóvenes adinerados “que trataran la universidad como un lugar en el que poder llegar a ser un poco más civilizados”.5 Wilberforce solía hablar con decepción de sus años en la universidad, ya que su tutor “nunca me exhortó a asistir a ninguna conferencia, y nunca fui”.6
Después de licenciarse en Literatura Clásica, Wilberforce aspiraba a desarrollar una carrera en política y fue elegido para el parlamento a la temprana edad de 21 años. Le invitaron a unirse a una gran variedad de clubes sociales adinerados durante sus primeros años en Londres. Le aceptaban en esos círculos debido a que era ingenioso, rico, divertido y a que tenía una gran voz. El príncipe de Gales le dijo a la duquesa de Devonshire que iría a cualquier evento social en el que Wilberforce cantara.7
Además, Wilberforce tenía un increíble don para la política. Era capaz de pronunciar discursos persuasivos, de hacer amistades genuinas y de construir estrategias efectivas. Su mejor amigo, William Pitt, se convirtió en Primer Ministro a la avanzadísima edad de 23 años. Wilberforce era su confidente, compañero de trabajo y estratega de su agenda común.
Wilberforce tenía éxito, era feliz y estaba satisfecho con su vida. Sin embargo, cuando tenía 25 años, Wilberforce se convirtió al cristianismo y su vida no volvió a ser igual. ¿Por qué lo hizo? ¿Qué hizo que este pagano feliz se convirtiera en cristiano? Aún más, ¿de dónde vienen su compromiso con la abolición de la esclavitud y su perseverancia en la lucha por la justicia?
¿QUÉ PROVOCÓ QUE EL PAGANO FELIZ SIGUIERA A JESÚS?
El contacto de Wilberforce con el cristianismo como adulto comenzó cuando quiso llevar a su madre y a su hermana de vacaciones a la Riviera italiana y necesitaba alguien que le acompañara a él en el viaje. Un amigo suyo rechazó la oferta y, en un acto impulsivo, Wilberforce se lo propuso a una persona que acababa de conocer: Isaac Milner, un joven profesor de la universidad de Cambridge. En palabras de Wilberforce, Milner “tenía los modales de un hombre de mundo” y “era un interlocutor alegre y elegante”.9 Pero Wilberforce no se dio cuenta de que además Milner era evangélico. Si hubiera sabido cuáles eran sus creencias, Wilberforce no le habría invitado.
Milner y Wilberforce descubrieron pronto que tenían muchas discrepancias en el ámbito del cristianismo. Wilberforce, con su moderna visión unitaria, intentó atacar el cristianismo histórico de Milner de manera ingeniosa y con ligereza. Milner respondió: “Wilberforce, no fingiré estar a tu altura en esta encendida discusión. Pero si realmente quieres debatir estos temas con seriedad y argumentos, estaré encantado de hablar contigo”.11
Pasaron los siguientes meses juntos, y durante ese tiempo tuvieron un debate continuo acerca de la veracidad del cristianismo. Como resultado, según Pollock, cuando volvieron a Londres “Wilberforce estaba de acuerdo intelectualmente con la visión bíblica del hombre, de Dios y de Cristo”.12 Habían leído el Nuevo Testamento en griego y habían debatido acerca del mismo, y Wilberforce había expresado “todas mis dudas, objeciones y dificultades”.13 Milner respondió a esas preguntas. Más adelante, Wilberforce reconoció que “en ese momento tenía fe absoluta en el evangelio, y fui persuadido de que si moría, perecería eternamente”.14
A lo largo del siguiente año, las convicciones intelectuales de Wilberforce empezaron a calarle en el corazón. Empezó a ser consciente de los fallos de su carácter, y comenzó un proceso de conversión, o lo que Wilberforce bautizó como “el gran cambio”.15 Se convenció plenamente de su pecado. “Estaba profundamente apenado. Estoy seguro de que ninguna otra criatura humana podría sufrir más de lo que sufrí yo durante unos meses”.16 Igual que pasa con los dolores de un parto, su convicción espiritual acabaría por producir gran gozo, pero durante un tiempo sufrió el insoportable dolor causado al descubrir su egoísmo. Empezó a orar y a asistir a la iglesia con regularidad, en búsqueda de una resolución espiritual.
Pollock dice que “para Wilberforce, la crisis pendía del dilema de que si se convertía en cristiano, tenía que estar a disposición de Dios, lo que le convertiría en el bicho raro de su círculo; posiblemente perdería su popularidad y a sus amigos, y puede que hasta tuviera que abandonar su ambición política. Tenía que elegir entre Cristo y el mundo, pero quería ambos”.17
Wilberforce empezó a preguntarse si comprometerse a ser cristiano significaría tener que dejar su labor política.
En su búsqueda de una resolución, recurrió a John Newton, su antigua inspiración espiritual, y le pidió consejo. Newton le aconsejó no apartarse del mundo, sino continuar con su vocación de político como creyente fiel y reflejar el carácter de Dios en el mundo. “Creo y espero que el Señor te ha levantado para el bien de Su iglesia y para el bien de la nación”.18
Wilberforce decidió vivir para Dios. Pollock lo resume así: “la conciencia de haber sido comprado a un alto precio y redimido de la esclavitud del pecado se sobrepuso al sentimiento de culpa”.19 Wilberforce dijo que poco después de dar un paseo por el campo se sintió “consolado” y empezó a orar y a dar gracias, sintiendo cómo toda la naturaleza “cantaba cánticos de alabanza y gratitud”.20
En el transcurso de los siguientes meses, la familia y los amigos de Wilberforce empezaron a ver su transformación. Pollock explica que “su madre había oído rumores inquietantes de que había caído en una especie de locura melancólica”21 ya que había dejado de ir al teatro. Sin embargo, cuando pasaba tiempo con él, le asombraban “su alegría, su consideración y la ausencia de mal genio”. Más tarde, su madre comentó: “si esto es locura, espero que mi hijo nos muerda a todos para contagiarnos”.22
LA IMPORTANCIA DE LA APOLOGÉTICA
¿Qué descubrimos aquí? La apologética (la explicación de un cristiano de por qué el cristianismo es cierto) se encuentra en el corazón del movimiento social masivo por la abolición de la esclavitud. Un apologeta llevó a Wilberforce a Cristo.
El propio Wilberforce se convirtió después en apologeta, persuadiendo a sus amigos y conocidos de que el evangelio era verdaderamente cierto y de que debían poner su fe en Jesús. Era el mayor regalo que podía hacerles. No es que les amara para compartir el mensaje del evangelio. Les amaba, y es por eso sentía la necesidad de explicar a sus amigos la verdad acerca de Jesús.
Pollock explica que “Wilberforce se propuso traer a sus amigos a Cristo. Agonizaba por ellos en su diario y en sus oraciones, pensaba en frases o en temas (a los que bautizó como ‘lanzaderas’) que podían hacer la conversación virara hacia la religión, ya fuera en la mesa o en conversaciones más íntimas”.23
No tardó mucho en tener un impreciso círculo de discípulos y conocidos que se sentían atraídos hacia una relación con Dios.
Wilberforce también se había comprometido a esclarecer el profundo abismo entre el Nuevo Testamento y el cristianismo tibio de su época, y escribió Una visión práctica,24 que era una brillante apologética cultural. Se convirtió en best seller y se tradujo a 5 idiomas.25 En el libro, proclamaba que el evangelio no es un plan de seguro eterno, sino el modo que tiene Dios para salvar y transformar individuos que a continuación son llamados a reflejar su carácter en la cultura en la que viven. Argumentaba lo siguiente: “deseo haber grabado en los corazones y las conciencias de todos que todos los hombres deben ser regenerados por la gracia de Dios antes de poder ser habitantes del cielo, antes de poseer esa santidad sin la que ningún hombre puede ver al Señor”.26
Aún más, su convicción de la veracidad del evangelio fue lo que impulsó su llamado a reflejar el carácter de Dios en su cultura. Si el cristianismo era verdad, entonces la esclavitud estaba mal y se le debía poner fin. ¿Cómo podemos reflejar el carácter de Dios en nuestra cultura? Comunicando persuasivamente la relevancia y la veracidad de las convicciones cristianas en cada aspecto de la vida. Debemos aferrarnos a nuestras convicciones bíblicas, tales como la justicia y la dignidad del hombre, y reflejarlas en nuestra profesión como políticos, médicos y doctores.
La razón por la que escribo acerca de Wilberforce es la vital importancia de la apologética en la salud y en la vida de la iglesia. Se puede argumentar con vehemencia que la salud de la iglesia a lo largo de la historia se ha visto significantemente determinada por si la iglesia estaba profunda e íntimamente convencida de que el cristianismo es verdadero y, por lo tanto, estaba deseosa de persuadir a otros de esta verdad.
Ciertamente, vemos esta realidad en Wilberforce. Wilberforce llegó a la fe a través del don de un apologeta. Después trabajó durante el medio siglo siguiente intentando persuadir a la gente de la veracidad del cristianismo, abolir la esclavitud y reformar la sociedad. Sin la apologética, Wilberforce no habría luchado contra el mal de la esclavitud. Cuando perdemos la capacidad de saber que el evangelio es verdad, perdemos el núcleo de nuestra fe. Y sin esta convicción, nuestra fe acabará por marchitarse y será arrastrada por el viento.
Volved la semana que viene para intentar entender qué es realmente la apologética y cómo podemos ser más efectivos a la hora de comunicar el evangelio persuasivamente hoy en día.
Notas
1 John Pollock, Wilberforce (England: Lion Publishing, 1986), 211, 308. Debería aclararse que la escena de 1807 que describe Pollock sucedió en la abolición de la trata de esclavos en el Imperio Británico. La ilegalización de la esclavitud en sí misma tardó 26 años más. El 26 de julio de 1833, Wilberforce recibió la noticia de que la abolición de la esclavitud se había aprobado en la Cámara, y “se distinguió por el éxito conseguido, con el entusiasmo de un muchacho”. Tres días después, con su labor terminada, murió pacíficamente por la noche.
2 Pollock, Wilberforce, p. 5.
3 Pollock, Wilberforce, p. 6.
4 Pollock, Wilberforce, p. 8.
5 Pollock, Wilberforce, p. 7.
6 Pollock, Wilberforce, p. 7. Wilberforce se quejó más adelante: “si piensa que todos los que deberían haberme exhortado hacia la diligencia y el esfuerzo estaban guiándome hacia la ociosidad y la disipación, entenderá lo que quiero decir. Estoy seguro de que se tomaron tantas molestias por mantenerme ocioso como las que se tomaron por hacer que otros estudiaran”. (Pollock, Wilberforce, p.9).
7 Pollock, Wilberforce, p.15.
8 Isidre65. “LONDON-PARLIAMENT.” 10 de agosto de 2014. Flickr.
9 Pollock, Wilberforce, p.32.
10 NiJ0. “Manarola, Cinque Terre.” 7 de junio de 2014. Flickr.
11 Pollock, Wilberforce, p.34.
12 Pollock, Wilberforce, p. 35.
13 Pollock, Wilberforce, p. 36.
14 Pollock, Wilberforce, p. 36.
15 Pollock, Wilberforce, p. 37.
16 Pollock, Wilberforce, p. 37.
17 Pollock, Wilberforce, p. 37.
18 Pollock, Wilberforce, p. 38.
19 Pollock, Wilberforce, p. 39.
20 Pollock, Wilberforce, p. 39.
21 Pollock, Wilberforce, p. 43.
22 Pollock, Wilberforce, p. 43.
23 Pollock, Wilberforce, p. 66-7.
24 UNA VISIÓN PRÁCTICA del sistema religioso prevaleciente entre cristianos profesos entre las clases medias y altas de este país, en contraste con el cristianismo real, por el Señor William Wilberforce, miembro del Parlamento por el condado de York (12 de abril de 1797), en Pollock, Wilberforce, p. 146
25 Pollock, Wilberforce, p. 146-7.
26 Pollock, Wilberforce, p. 150.
Greg Pritchard se licenció en la Trinity School of Divinity antes de doctorarse en la Northwestern University. La intersección de teología, historia, filosofía y sociología es su centro de atención a la hora tanto de escribir como de enseñar. Ha dado clases de posgrado sobre apologética, teología, historia, liderazgo, el Nuevo Testamento, ética y pensamiento cristiano en instituciones americanas, europeas y asiáticas del más alto nivel académico. Su libro, “Willow Creek Seeker Services”, se ha publicado en cuatro idiomas. Además, Greg ha trabajado como jefe de operaciones en una firma de inversiones de Chicago. Actualmente es el presidente del Foro de Líderes Cristianos y el director del Foro de Liderazgo Europeo.
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