Si bajas las escaleras y te acercas a los pobres, podrás comprobar que apelar a tu propia dignidad frente a la indignidad y el despojo de tantos empobrecidos, es una mentira.
Muchas veces, desde nuestra ventana de los países desarrollados, pensamos que la pobreza es ese fenómeno que podemos contemplar en nuestras ciudades como algo normal. Miramos desde nuestra ventana sin bajar a la arena de la realidad donde diferentes colectivos se mueven en marginación merodeando alrededor de las iglesias, de los comedores públicos, de los centros asistenciales, de las plazas o los parques en donde se refugian. A veces bajamos la escalera y, en un arranque de solidaridad, compartimos unas monedas con ellos. Muchas veces los vemos como fracasados por el alcoholismo, la droga u otros desarreglos psicológicos.
Si seguimos mirando desde la ventana cómoda de nuestra casa caliente y abrigada, muy raramente pensamos que, quizás, el alcoholismo, la drogodependencia o los desarreglos psicológicos no son la causa, sino el efecto de la marginación y la exclusión social a la que se han visto lanzados.
Nuestra vista desde allí no alcanza a ello. Somos miopes en cuanto a nuestra mirada lejana a los pobres de la tierra. Si nos pusiéramos las gafas de la solidaridad y nos preguntáramos por las causas de la pobreza, veríamos que el fenómeno es intratable con un simple asistencialismo consistente en pequeñas bajadas de las escaleras para dar unas monedas.
Abramos los ojos. Eliminemos nuestras miopías insolidarias, y sepamos que en este ámbito mundial o internacional no es posible ni siquiera el gesto asistencial de dar algunas monedas por parte de ciertas individualidades. No es suficiente. Se nos escapa de las manos. De nada vale nuestra bajada coyuntural al mundo para lanzar una moneda. Si bajamos realmente en compromiso al seno de los focos de conflicto podemos darnos cuenta que se necesita algo más, que es un problema de relaciones internacionales entre continentes y países. Vemos, ya sin miopía, que existe el problema de cómo se deben relacionar y qué deberes tienen las naciones y pueblos ricos y desarrollados con los que están en el subdesarrollo o, como suele decirse, quizás eufemísticamente, en vías de desarrollo.
Si continúas bajado de tu ventana y te sitúas en medio del foco de conflicto quizás avances un poco más y te sientas interpelado cuando te preguntes o analices dónde está montado el desarrollo del veinte por ciento del mundo rico. Si eres un cristiano comprometido quizás te salten todas las alarmas porque puedes llegar a comprobar las exigencias éticas del cristianismo que deberían lanzarnos a una reflexión sobre el subdesarrollo y ver cómo se podría llegar en el mundo a un desarrollo lo más integral posible que sacara adelante a tantos millones de personas lanzados a la miseria.
Deja la ventana y paséate por el mundo real. Intenta vivir el Evangelio en el seno hostil de este mundo. Quizás llegues a ser consciente de que al lado del camino está tu prójimo apaleado. Entonces tendrás dos salidas: pasar de largo o sentirte movido a misericordia. En ese prójimo apaleado verás, de primera mano y a ras de suelo, a niños que mueren por el hambre y por enfermedades fácilmente curables en nuestros ambientes, verás el tema de la feminización de la pobreza en el mundo que quizás no percibías desde tu ventana, hablarás con los niños de la calle que no podían escuchar tu voz desde la lejanía de tu ventana, los niños trabajadores… y muchas más realidades hostiles para tu prójimo al que te sientes llamado por el Evangelio a actuar.
Quizás desde tu ventana, a veces con cristales gruesos, tampoco tú puedes oír a los empobrecidos de la historia. No puedes escuchar el grito de esos despojados por un sistema injusto, aplastados por el egoísmo, por la acumulación desmedida, por el consumo insolidario y a la voracidad de un veinte por ciento de la humanidad.
Desde tu ventana quizás no puedes percibir que el subdesarrollo no es solamente un drama o una fatalidad. No te llega la información que te dice que la pobreza y el subdesarrollo no es debido a simples factores naturales de ciertos países o lugares, sino a un sangriento escándalo que interpela al gasto desmedido de los países desarrollados. A ti no te llega a interpelar cuando miras desde el grueso cristal de tu ventana. Baja, baja a la arena de la realidad y verás cómo te llega esa interpelación de los que están en el analfabetismo, la incultura, la falta de alimentos y medicinas, escasez o falta de agua potable… ¡Tantas cosas!
Desde tu ventana desde la que miras el mundo como uno de los protegidos, quizás no te puedes dar cuenta de que no podemos ser dignos rodeados de tanta indignidad. Si bajas las escaleras y te acercas a los pobres, podrás comprobar que apelar a tu propia dignidad frente a la indignidad y el despojo de tantos empobrecidos, es una mentira. Quizás el descubrir esta sorpresa te llevará a no querer refugiarte nunca más en tu ventana, sino lanzarte con mano tendida de ayuda como buen prójimo.
Quizás, al bajar de la ventana y salir a la arena de la realidad descubrirías una realidad triste y sangrante: En muchos casos y en muchos aspectos, los países pobres son los financiadores del bienestar y del desarrollo de los países del veinte por ciento del mundo rico. Te escandalizarás, pero quizás ese escándalo sea para ti un revulsivo que te lance a la acción misericordiosa y a la búsqueda de la justicia. Quizás a este revulsivo se una la comprobación de que los pobres lo son porque han sido empobrecidos.
Quizás ante todo esto muchos cristianos opten por bajarse de su ventana y se conviertan en voces de los sin voz, voces proféticas que fomenten la misericordia y la justicia. Dios quiera que muchas de las ventanas de los creyentes se abandonen y dejemos todos de ser simple espectadores insolidarios pasando a ser voceros de los valores del Reino que ya está entre nosotros. Sería el despertar del mundo a uno nuevo regado por aquellos valores que irrumpen en el mundo con la llegada de Jesús a la tierra como humano sin dejar de ser Dios.
La conmemoración de la Reforma, las tensiones en torno a la interpretación bíblica de la sexualidad o el crecimiento de las iglesias en Asia o África son algunos de los temas de la década que analizamos.
Estudiamos el fenómeno de la luz partiendo de varios detalles del milagro de la vista en Marcos 8:24, en el que Jesús nos ayuda a comprender nuestra necesidad de ver la realidad claramente.
Causas del triunfo de Boris Johnson y del Brexit; y sus consecuencias para la Unión Europea y la agenda globalista. Una entrevista a César Vidal.
Analizamos las noticias más relevantes de la semana.
Algunas imágenes del primer congreso protestante sobre ministerios con la infancia y la familia, celebrado en Madrid.
Algunas fotos de la entrega del Premio Jorge Borrow 2019 y de este encuentro de referencia, celebrado el sábado en la Facultad de Filología y en el Ayuntamiento de Salamanca. Fotos de MGala.
Instantáneas del fin de semana de la Alianza Evangélica Española en Murcia, donde se desarrolló el programa con el lema ‘El poder transformador de lo pequeño’.
José era alguien de una gran lealtad, la cual demostró con su actitud y acciones.
Celebración de Navidad evangélica, desde la Iglesia Evangélica Bautista Buen Pastor, en Madrid.
Madrid acoge el min19, donde ministerios evangélicos de toda España conversan sobre los desafíos de la infancia en el mundo actual.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.
Si quieres comentar o