Cristianos ¿objeto de intolerancia en Europa?

“Cada vez es más difícil ser cristiano hoy en día” (Elisabeth Schneider-Schneiter, de nacionalidad suiza y miembro del Parlamento, en el debate del jueves pasado)

El debate del jueves pasado en la Asamblea Parlamentaria del Consejo Europeo (o PACE) en Estrasburgo fue histórico. Por primera vez (y lo que es más importante, con un acuerdo casi unánime), los políticos que representan a 800 millones de ciudadanos reconocieron el hecho de que los cristianos en Europa están haciendo frente a una creciente intolerancia y discriminación, y sugirieron soluciones concretas para los 47 países miembros del Consejo Europeo.

Para la Alianza Evangélica Europea, la resolución recientemente adoptada acerca de la intolerancia y la discriminación hacia los cristianos, encabezada por Valeriu Ghiletchi, es un paso significativo encaminado en la buena dirección. Pero hay muchas historias detrás, y esta votación nos enseña muchas cosas. Como observador, me gustaría compartir algunas de esas lecciones que muestran en qué dirección avanza el debate actualmente. Hay muchas, y algunas de ellas tienen mucha fuerza (escribiré más acerca de ellas en otro post), pero me gustaría resaltar cuatro.

LECCIÓN 1: NO SÓLO POR LEY

Para empezar, ¿por qué es relevante lo que ha pasado en la PACE? La calidad del debate antes de la votación se debía probablemente al hecho de que no había ninguna legislación en juego. Las resoluciones de la PACE no son leyes, sino “fuertes recomendaciones” que los parlamentos nacionales o subnacionales deberían seguir. Esto facilitó el debate del tema de la intolerancia y la discriminación contra los cristianos.

“La religión es un tema sensible”, dijeron muchos políticos el jueves (una frase que he oído muchas veces en Bruselas). Y en ese sentido, puede que la PACE (o el “parlamento europeo de los derechos humanos”, como dice Valeriu Ghiletchi) sea el mejor lugar a nivel político para debatir la situación de los cristianos en Europa desde un punto de vista no legal (no técnico). Es un asunto relacionado principalmente con los derechos humanos y la política de diversidad.

LECCIÓN 2: LAS MAYORÍAS TAMBIÉN PUEDEN SER VÍCTIMAS DE LA INTOLERANCIA

El informe de Ghiletchi que sirvió como base para la resolución destaca con justicia que el sentimiento de intolerancia y hostilidad que los cristianos perciben se infravalora, ya que a menudo éstos representan a la mayoría de la población, o al grupo religioso más grande. Por lo tanto, a algunos les puede resultar difícil ver a los cristianos como víctimas. Sin embargo, por primera vez en el debate he visto formarse un consenso sólido alrededor de la idea de que, a lo mejor, los cristianos no siempre son la causa del problema, sino que el problema real es una tendencia generalizada a la intolerancia que todo el mundo experimenta, ya sea que pertenezcan a una mayoría o a una minoría. Interesante, ¿verdad? Es cierto que por desgracia los políticos demagogos (especialmente aquellos con un discurso anti-musulmán) pueden usar este argumento con facilidad, precisamente porque puede atraer a un amplio porcentaje de la población. Los cristianos deben estar atentos y analizar todo basándose en el evangelio.

LECCIÓN 3: LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN, LOS LEGISLADORES Y NUESTRAS CREENCIAS

Entonces, ¿de dónde viene el problema? Dejando de lado el discurso de preocupación sobre el Islam, muchos de los comentarios de los políticos (incluidos algunos miembros de los partidos de izquierda, como Lord Don Anderson de Reino Unido o Arcadio Díaz Tejera de España) reconocen que el problema viene de los medios de comunicación y del modo en que se crean los borradores de leyes y se aplican después. El informe del señor Ghiletchi resalta un problema de los medios de comunicación reconocido a nivel internacional llamado “estereotipado negativo”, a través del que se desarrolla una tendencia en los medios de comunicación y en el público por la que se habla de los cristianos y se les retrata, en este caso, con un matiz negativo.

LECCIÓN 4: LA RELIGIÓN EN ESPACIOS PÚBLICOS

arece que nuestros políticos poco a poco se dan cuenta de que la cuestión realmente es qué creemos acerca de la diversidad y del papel del estado en asuntos religiosos. ¿Los gobiernos son elegidos para asegurar la uniformidad entre los ciudadanos? ¿Acaso el hecho de que los cristianos sean objeto de intolerancia y discriminación es menos serio puesto que los cristianos representan poder? ¿Deberíamos buscar una política de diversidad para la Europa del siglo 21, a través de la cual la libertad de la gente de vivir y comportarse de acuerdo a su conciencia se afirme dentro de unos límites definidos por los derechos humanos, sin importar cuáles sean sus creencias sobre la vida o sobre Dios?

Ese es el debate en el que se necesita nuestra contribución evangélica, y esa es la razón por la que apoyamos firmemente el Global Charter of Conscience. Tal y como dijo el abogado británico David McIlroy cuando el documento fue publicado en 2012, “este es el único camino para asegurar y defender la libertad de conciencia en el siglo veintiuno”.

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No hay duda de que el discurso de la libertad religiosa en Europa está cambiando. La libertad religiosa ha sido siempre central en la acción de la Alianza Evangélica como movimiento desde sus inicios en 1846. En la fase previa a la votación de la pasada semana, apoyamos los esfuerzos del señor Ghiletchi y hemos estado orando regularmente por él y porque tuviera éxito. Estamos especialmente contentos por el reconocimiento del Global Charter of Conscience, cuya promoción encabezó la EEA y cuyo mensaje ha convencido a muchos miembros del parlamento, empezando por el Comité de Igualdad y No Discriminación. Esta experiencia ha demostrado que podemos conseguir victorias para el bien cuando trabajamos juntos. Y el Señor ha sido fiel al mostrarnos que las cosas están cambiando, como demuestran estas lecciones.

Christel Lamère Ngnambi.

 Christel Lamère Ngnambi es el representante de Bruselas de la Alianza Evangélica Europea (EEA) y coordina la agenda evangélica con las instituciones europeas. La EEA aúna y representa a más de 15 millones de cristianos evangélicos de todas las ramas protestantes.