La artista, que actuará durante el descanso de la Super Bowl, se crió en un hogar evangélico.
Quien esta noche será la artista invitada a la Super Bowl no es ajena a la fe. Sus padres sólo le permitían leer la Biblia. Cuenta que sus amigas tenían que esconder sus cedés, porque “la música secular” estaba prohibida en casa. En ella no se podía mencionar el nombre del diablo, ni en la expresión inglesa para huevos rellenos (deviled eggs) o la marca de una aspiradora (Dirt Devil). Ahora uno de sus éxitos –Teenage Dream / Sueño adolescente–, la muestra desnuda sobre una nube rosa.
Katy hizo un disco en el mundo cristiano, pero en 2008 se hizo conocida en todo el mundo por una canción de sexualidad confusa, que se titulaba Yo he besado a una chica (I Kissed A Girl). En octubre de 2010 se casó en una ceremonia hindú con el comediante británico Russell Brand en la India, para divorciarse de él al año y dos meses de la boda.
En Norteamérica los hijos de predicadores (preachers´ kids) tienen fama de ser gente poco fiable. Se les ve como algo retorcidos y perversos. Ya que muchos parecen rebelarse ante su educación conservadora, llegando a ser conocidos por su extrema inmoralidad. A la prensa le encanta resaltar estas historias. Y los padres de Katy Perry son ya casi tan conocidos en Estados Unidos como su confusa hija.
La cantante se llama en realidad Hudson. Comenzó a cantar en la iglesia a los 9 años. A los 16 hizo ya un disco con su nombre en el pintoresco mundo de la llamada “música cristiana”. Lo publicó el año 2001 uno de esos sellos de reli-pop que se llama Red Hill Records. En aquel momento hizo incluso una gira con el cantante Phil Joel.
HIJA DE PASTORES PENTECOSTALES
Los padres de Katy son pastores evangélicos. Keith y Mary Hudson, parece que tienen un pasado hippy –según ella, su madre salió con Jimi Hendrix y su padre andaba con Timothy Leary, el profeta del LSD–. “Hasta que encontraron a Dios, o mejor dicho, Dios les encontró a ellos”, dice corrigiéndose a sí misma Perry.
Los medios de comunicación describen a veces sus padres como “conservadores” –aunque ella dice que su padre tiene cuatro tatuajes y es “como un pastor moderno de rock and roll–, pero parecen estar “profundamente avergonzados” de escuchar a su hija cantar que ha besado a una chica. El London Daily Mail publicó que su madre no puede escuchar la canción:
“La primera vez que la oí fue un choque tremendo. Cuando la ponen en la radio, bajo la cabeza y oro. Odio esa canción. Claramente promueve la homosexualidad y su mensaje vergonzoso me disgusta.”
La madre se queja ahora de que han manipulado sus declaraciones y Katy ha dicho a una publicación gay que su familia todavía le “apoya mucho”, aunque no estén de acuerdo con ella. “Siempre me dicen que están orando por mí, y yo aprecio eso”, dice Perry.
LA NIÑA QUE PREGUNTA POR QUÉ
“Mi padre es de Memphis y tiene un aire pentecostal, pero con sentido del humor”. Perry dice que tuvo una educación “evangélica no denominacional”. La periodista Katie Couric le hizo una entrevista para la televisión en una iglesia vacía, en los premios Grammy. Cuando le preguntaron qué significa eso de que su familia “habla en lenguas”, ella lo compara con “muchas cosas que se ven en televisión”, pero sobre todo la película documental Jesus Camp, que cuando la vio, le parecieron “tomas ocultas de su infancia”.
“Fui educada con ciertas ideas de lo que dice la Biblia, pero ahora como adulta estoy en un mundo diferente, que ni siquiera sabía que existía”. Cree que tiene ahora “definitivamente una perspectiva diferente”. Asegura estar en “continua búsqueda” y no cree que tenga “todas las respuestas”, ni quiere “imponérselas a otros”. En la entrevista con Vanity Fair decía: “Yo siempre he sido la niña que pregunta por qué”.
Su disco de gospel del año 2001 no tiene las típicas canciones de Jesús es mi novio. Las letras parecen algo más genuino. En 2004, cuando tenía 19 años, dijo en una entrevista que durante su adolescencia no era “la típica cristiana”. Confesó a Blender Magazine: “He hecho muchas cosas malas, puedes imaginártelo”.
Katy cambió su nombre, bien para evitar confusión con la famosa actriz o tomar distancia de su pasado evangélico, pero ya el 2004 aparece como Perry haciendo voces con el grupo The Matrix para Avril Lavigne o Britney Spears. El 2007 firma con Capital su disco Ur So Gay (Eres tan gay)–que la propia Madonna eligió como uno de sus favoritos–, al que sigue su controvertida canción de perpleja sexualidad I Kissed A Girl (Besé a una chica).
PERDIDA
En su álbum del año 2008, One Of The Boys (Uno de los chicos), hay una curiosa canción que se llama Perdida (Lost): Te has sentido tan perdida Conocías el camino y sin embargo tan perdida… Mi madre dice que debería volver a casa, pero no puedo encontrar el camino, porque el camino se ha ido, Así que cuando oro, sólo envío palabras al espacio exterior.
Katy Perry se parece a muchos adolescentes que han crecido en el estricto ámbito de la iglesia, hasta que su curiosidad les ha llevado a explorar el mundo a su manera. A veces vuelven a la fe de su juventud, y otras se apartan totalmente de ella. No es fácil saber por qué. Ocurre tanto con padres conservadores como con padres tan modernos como los de Perry –aunque sean pastores–.
Yo soy hijo de pastor –como Katy, aunque mi madre nunca se considerara tal cosa–. Crecí en el difícil contexto de la Transición, cuando muchos abandonaron la Iglesia, en medio de tantos cambios. Recuerdo haber tenido una adolescencia muy confusa. La viví en plena movida madrileña. Creo que he tenido la misma insana curiosidad que muchos jóvenes de mi edad –no sé si más enfermiza por ser hijo de pastor–, pero no recuerdo nunca haber dejado de hablar con Dios.
SU GRACIA NOS PERSIGUE
¿Cuál es entonces finalmente la razón por la que algunos se apartan de la fe por un tiempo y otras luchan contra ella toda su vida? La experiencia de la fe no es algo fácil de explicar. Aquellos que nos dedicamos a la tarea pastoral, podemos asegurar que no hay dos personas que la vivan del mismo modo. Es algo complejo y difícil de entender desde nuestra limitada perspectiva humana. Lo que puedo asegurar es que somos lo que somos, por la gracia de Dios (1 Corintios 15:10).
No hay para mí finalmente otra razón por la que yo estoy todavía en el camino de la fe, mientras que otros muchos han abandonado. No es cuestión de sabiduría, disciplina o esfuerzo personal. Es la gracia de Dios la que me ha perseguido siempre, no dándome tregua, hasta encontrar descanso en Él. Es por eso que yo oro y espero que Dios encuentre a Katy allí dónde esté. Porque ¡su gracia nunca nos abandona!
Me ha emocionado escucharla decir en esa entrevista de televisión: “No es que mis padres tuvieran que encontrar a Dios, es que Dios les encontró a ellos”. Como escribe Bonhoeffer en uno de sus papeles desde la prisión, mientras espera ser ejecutado por los nazis: “La metanoia (el arrepentimiento) no es, en primer lugar, pensar en tus propias necesidades, problemas, pecados y miedos, sino dejar que uno sea cautivado por el camino de Jesucristo”.
Sólo un nuevo afecto nos librará de la esclavitud del poder de los placeres efímeros que la Biblia llama pecado. Porque el pecado es lo que hacemos cuando no estamos satisfechos con Dios. Nadie peca por obligación. Lo hacemos libremente, al creer la falsa promesa de felicidad, que acaba esclavizándonos, hasta que finalmente deseamos a Dios más que a la vida misma (Salmo 63:3).
Porque la promesa de Dios es más poderosa que la promesa del pecado. El corazón humano es así purificado “por la fe” (Hechos 15:9) –esa misma fe que nos salva (Efesios 2:8) –, al darnos cuenta lo que Dios es para nosotros en Cristo Jesús.
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