Vicente Gómez y Juan Picasso en Málaga

VICENTE GÓMEZ Y TOGAR, EX CANÓNIGO DE LA CATEDRAL DE MÁLAGA

En el año 1849 apareció un artículo de James Thomson en el Evangelical Christendom, sobre la misión protestante existente en Lisboa, relacionado con  otro folleto que Thomson había publicado sobre “La Libertad religiosa”, encaminado a llamar la atención de campos misioneros como el de España y Portugal. Ahora tomo mi pluma, dice James Tompson, para mostrar ya el éxito. 

La cuestión misionera se refiere a un español Vicente Gómez y Togar⁽ⁱ⁾. Nació en Granada y fue sacerdote en una parroquia de Málaga, en la costa mediterránea. Aquí fue conducido a ver los errores del romanismo y la luz clara del Evangelio de Cristo. Como consecuencia de esto, estaba obligado a dejar su beneficio, sus amigos y su ciudad. Efectuó la huida de Málaga y fue a nuestra fortaleza de Gibraltar. Allí, con considerable dificultad pudo descansar, - nuestras autoridades están demasiado amigables con la oposición papista, - mientras que otros que demás que huyen de España, por motivos malos o buenos, encuentran la entrada lista, él experimentó todo lo contrario. Menciono este tema ahora, porque nuestro público británico debe mirar, en relación con la gran preocupación de la libertad religiosa, que debemos alentar en todas partes; y respeto al protestantismo, que es deseable que, como nación, debemos amistad, en lugar de prestar resistencia a la persecución de quienes escapan del romanismo,  recibiéndolos amistosamente entre nosotros, en cualquier punto que tenga el nombre británico y la bandera, como en Gibraltar. Ruego a sus lectores especialmente a notar lo que digo ahora en referencia a Gibraltar que huyen de todas las partes de España para refugiarse del romanismo, …

Incapaz de conseguir un lugar de descanso en Gibraltar, este ex sacerdote español fue conducido para ir a los Brasiles, y allí permaneció durante varios años, practicando la medicina, que anteriormente había estudiado durante sus años universitarios. La Providencia lo llevó luego a Lisboa, y allí él ha trabajado desde hace varios años con gran fidelidad y con considerable éxito. Él ha disfrutado en este país papista oscuro, un maravilloso grado de seguridad y la no injerencia. Tiene un pequeño rebaño selecto, que se preocupa como pastor, mientras que muchos otros asisten a sus servicios ocasionalmente y se han beneficiado en gran medida por sus instrucciones . Pero estos están lejos como para dar una decidida preferencia al protestantismo y su adoración, frente al catolicismo y sus ceremoniales. Hay algunos sacerdotes y otras personas de muy buena reputación en sociedad, que estarían por lo tanto sometidos a estas influencias beneficiosas. Mucho más extensa podría haber sido esta misión, no sólo en Lisboa, sino también sobre todo Portugal e incluso en España, si hubiera recibido mejor apoyo que ha tenido.

Dr. Gómez y Togar, el misionero en cuestión, recibe de la Sociedad de ayuda exterior, (Foreign Aid Society) la suma de cien libras al año y estos son sus ingresos, de los cuales tiene para pagar su casa, incluyendo su capilla como parte de ello y sostenerse a sí mismo, su esposa (una dama inglesa) y tres hijos. Cualquiera puede imaginar lo que deben ser estas cien libras, para satisfacer todas estas demandas en una ciudad como Lisboa. El alquiler debe ser pagado, y también los gastos comunes relacionados con el culto y por lo tanto debe ser una carga que le resta para sostener su familia. La verdad de esto la vemos dolorosamente evidente   leyendo una carta que recientemente he recibido de él, y que aquí  se inserta ahora.

Yo he señalado mucho y con frecuencia, a la Foreign Aid Society, — a la que hace mucho tiempo estoy suscrito y en cuya obra general tomo mucho interés, — para pedir pidió una extensión del sueldo al Dr. Gómez y Togar, pero, siento decirlo, en vano. La respuesta que me dio es que en esta sociedad no  profesan sostener cualquier misión, sino sólo para prestar ayuda a otras instituciones en sus trabajos. Esta es una declaración general muy buena, pero seguramente no debe interferir con una excepción y una extensión, tal como que estoy suplicando; y sobre todo las circunstancias muy peculiares de esta misión. Hace un año, añadieron diez libras a su salario, y humildemente esperaba que este pequeño aumento hubiera sido continuado, pero todos mis súplicas para ser pagado el año pasado fueron ineficaces. Movidos por este rechazo, fui entre mis amigos para pedir por algunos suministros adicionales y apremiantes para este misionero digno. Había logrado y tuve el placer de remitirle la suma de diez libras, sobre primeros del año pasado. En otro año transcurrido, yo otra vez había remitido le suma otras de diez libras. Ahora inserto la carta que recibí de él en respuesta, que mostrará cómo fue muy necesaria la ayuda y fue cómo providencial, y qué sentimientos despertó y fueron exhibidos, de gratitud a Dios y al hombre, por esta ayuda muy oportuna y la liberación de un estado de gran angustia. Él dice: —

"Mi querido amigo, — he recibido su estimada carta de 26 ultimo. Su contenido ha producido en mi dos efectos, pero de carácter muy diferente uno de otro. La primera impresión fue de gozo inefable, en observar el pronto y gran interés con la cual tu amable amistad y agudeza han visto la urgente necesidad de algunas provisiones y el alivio rápido que mi posición actual en este lugar exigía…

"La verdad es que mi querido amigo, en ese momento recibí tu carta y observé la orden contenida en él por diez libras, cuando apenas tenía en casa un chelín.  Había pagado el alquiler de mi casa y entonces me encontré sometida a la condición que he mencionado. Haber estado pendiente durante más de un año…

"Pero lo que más me ha estremecido es  la patética y tierna escena que ocurrió a mi esposa y a mi, al leer su aviso de las diez libras remitidas a nosotros. La escena era esta — tan pronto como mi pequeño hijo, Vincent, once años, se enteró al leer de su remesa de dinero, él se acercó a nosotros, cogiéndonos a su lado y corrió  a la habitación, se arrodilló y levantó sus manos juntas hacia el cielo; y en esta posición interesante, ardientemente pronunció una exclamación delante de Dios y tan llena de fe, que nos hizo a todos a llorar y luego correr hacia él y besarlo.

"En definitiva, cuan grande es la gratitud que deberíamos todos de nosotros, sientir hacia usted, y hacia los dignos hermanos cristianos, que, a su petición, han contribuido a nuestro alivio… Me sentiré muy agradecido, si, en algún momento conveniente, me informará de quiénes son esos hermanos piadosos y amigos que me han socorrido tan esencialmente en la actualidad, así como los que lo hicieron en una ocasión anterior, en orden a que pueda tener sus nombres delante de mí en el recuerdo agradecido.

"Perdóname por tenerte tanto tiempo estancado en este punto y de nuevo lamentando, con mucho dolor, que debería haber evitado problemas y sido oneroso a ti mismo y amigos — una circunstancia verdaderamente doloroso para mí y opuesta a todos mis sentimientos."

Después de leer esta carta y observando esta escena y la posición y las circunstancias de este misionero digno y mal sostenido, no, creo, será necesario realizar  una formal apelación en su nombre, pero solo para decir donde se recibirán las contribuciones para él. Estos pueden ser enviados a los Sres, Partridge y Oake, 34, Paternoster Row, que los pondrá en manos del escritor, para su debida apropiación en favor de esta misión portuguesa.

Sinceramente suyo,

JAMES Thomson.

EL GENERAL JUAN PICASSO GONZÁLEZ

El 18 de abril de 1922 el general Juan Picasso González, hombre recto y de religión protestante, presentaba el “Expediente Picasso”⁽ⁱⁱ⁾. En su libro Annual 1921 Leguineche nos presenta un espléndido reportaje de un año singular en la vida de España, que sufrió una de las mayores catástrofes bélicas de su historia moderna de la mano del cabecilla rifeño Abdelkrim. La notoriedad del general  Picasso  se debe precisamente a este expediente y no tanto a que fuese tío carnal de Pablo Ruiz Picasso y menos aún por ser protestante.  Aunque había ganado una laureada en Marruecos en 1893, presentaría un informe a las autoridades sobre las responsabilidades del desastre, que algunos pretendían llegasen hasta el mismo Rey en persona, por lo que su informe sería neutralizado y enterrado por la dictadura. El general Picasso sería presionado hasta la extenuación, acusado de protestante y marginado socialmente por no querer ocultar los hechos del desastre. El proceso obligó a dimitir a Maura en Marzo, ardería el edificio de la Aduana donde se guardaban los archivos de la Comandancia Militar, pero Picasso entregó su informe en julio en el Parlamento, siendo rápidamente confiscado, aunque algo trascendió a la prensa.

Sin embargo el rey fue procesado y condenado in absentia en las Cortes el 19 y el 20 de noviembre, por haber incurrido en el delito de lesa majestad contra la soberanía del pueblo. Condena que fue necesario estudiar a la luz de la intervención de documentos que hizo la Comisión de Responsabilidades en el domicilio de José Antonio Primo de Rivera, hijo del dictador. Se sabe que, tras abandonar el poder, Miguel Primo de Rivera había abandonado España en dirección a París con varias maletas de documentos. El Resumen elaborado por el propio Juan Picasso fue enviado a las Cortes y fue publicado en 1931, al igual que los informes de la Comisión de Responsabilidades. Durante la dictadura militar del general Franco nada se supo del famoso expediente. Diego Abad de Santillán prologó en 1976 una edición fuera de España (El Expediente Picasso, Buenos Aires, 1976).

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⁽ⁱ⁾ Nosotros ya hemos publicado en artículo en Protestante Digital : http://protestantedigital.com/blogs/988/Vicente_Gomez_y_Togar

⁽ⁱⁱ⁾ Annual 1921. El desastre de España en el Rif. Manuel Leguineche Alfaguara, Ediciones, S.A.- Grupo Santillana, 1996)