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Protestante Digital

 
Víctor Hernández Ramírez
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España poscristiana: misión a contracorriente

La comprensión de la misión, una entrevista de Víctor Hernández Ramírez a Samuel Escobar.

MI UNIVERSO AUTOR Samuel Escobar 05 DE ENERO DE 2015 10:15 h
salmón, contracorriente

Estoy con Samuel Escobar, vamos a conversar sobre misión y evangelización en España.



 



Nos encontramos en la casa de Samuel Escobar en Valencia, donde hemos renovado una antigua amistad que viene de mi época de estudiante universitario en México, cuando él trabajaba con la Comunidad Internacional de Estudiantes Evangélicos (GBU). Samuel es actualmente profesor en el campo de la Misionología y su libro Cómo comprender la misión fue publicado en el año 2008 (Editorial Andamio),y yo además de ejercer mi profesión de psicólogo en Barcelona, soy Pastor de la Iglesia Evangélica Española. El material que aquí presento es parte del diálogo que sostuvimos



  



Víctor Hernández: ¿Para ti cuales son los desafíos de la misión en España, desde la perspectiva de los evangélicos, desde nosotros como evangélicos?



 



Samuel Escobar: Bueno, está el desafío permanente de la evangelización, que tendría que ser parte de la vocación de las iglesias, que en teoría lo es, pero no siempre se pone en práctica. Yo creo que la situación en España es de iglesias evangélicas que en una época muy difícil de persecución, durante el periodo de la guerra civil y de la pos-guerra inmediata, vivieron encerradas dentro de sí mismas. No podían tener presencia pública. Y tengo la impresión que muchas  quedaron, por así decirlo, introvertidas.



Luego viene, en 1978, la tolerancia, no completa libertad pero sí tolerancia más amplia, pero muchas iglesias se habían acostumbrado a ese talante introvertido y  un poco a la defensiva. Me parece que ahí hay un gran desafío misionero, en el sentido de que hoy es posible una presencia y una voz de las iglesias en la sociedad, como no lo era antes. Las iglesias tienen que estar preparadas para hacer escuchar su voz y para saber qué van a decir.



La otra dificultad que hay es que, en mi opinión buena parte de la sociedad española ha sido  "vacunada" contra el evangelio por la experiencia católica. El catolicismo oficial de los obispos es un catolicismo tridentino, por el cual no ha pasado la renovación del Concilio Vaticano II. Es verdad que hay católicos que son diferentes, y hay movimientos dentro de la iglesia que son indicativos de una nueva actitud. Pero ese catolicismo tradicional predominante ha hecho que muchos españoles piensen que del cristianismo no se puede esperar nada valioso y pertinente para nuestro tiempo. Menos aún con el descreimiento que hay, con la situación poscristiana.



 



V.H.- Dada esta situación, ¿cómo definirías entonces el desafío misionero con el cual las iglesias evangélicas y los creyentes nos confrontamos hoy en día?



 



S.E.- El desafío es cómo hacer misión, y cómo evangelizar en un ámbito así, que es diferente, que es poscristiano, que está influido por la posmodernidad, pero que además tiene esa sospecha respecto al cristianismo que viene por las características del catolicismo predominante, sus actitudes y su papel en la historia de la nación española.



Ahora bien, algo notable que he podido observar en la última década, que es el tiempo que yo llevo viviendo en España, en algunas oportunidades la presencia de los inmigrantes ha impulsado a las iglesias a salir a la calle. Muchos de los latinoamericanos que vienen están acostumbrados a una iglesia que sale a la calle a predicar, que tiene una presencia pública, que aprovecha los medios de comunicación: la TV, la radio. He conocido dos o tres emisoras de radio, por ejemplo, que son dirigidas por gente de iglesias latinoamericanas. Hacen un esfuerzo económico tremendo, pero creen en la importancia de los medios de comunicación, cosa que una iglesia introvertida, pues no ve mucho. Entonces, la presencia inmigrante ha servido para sacar un poco a la iglesia de la comodidad. Y en cuanto a la problemática social, también la presencia inmigrante ha sido un desafío al cual las iglesias españolas han respondido, eso sí, de manera ejemplar y sin grandes polémicas.



 



V.H.- Tú has mantenido tu contacto con América Latina. Ahora bien, pensando en la realidad de España y la realidad de América Latina, ¿tú que similitudes y diferencias encuentras, desde la perspectiva de la misión?



 



S.E.- Una similitud, por ejemplo, es que hay una religiosidad católica, con ciertas características, que son ya parte de la cultura. Ilustro con un ejemplo. En la estructura mental propia del catolicismo, el sacerdote es una autoridad, y el esquema de dirección, de conducción de la comunidad cristiana, es vertical y autoritario. Eso se acepta, eso es así. Entonces, en la forma de concebir la vida de fe, el cura es el que sabe, "doctores tiene la iglesia" como se dice.



El protestantismo en ese sentido es diferente, porque ha cuestionado ese verticalismo y autoritarismo. Hemos de reconocer que puede, a veces, haberse ido al otro extremo. Pero, digamos, tiene una manera más democrática de entender la vida de la comunidad, como una vida en la cual los laicos participan y toman iniciativas.



Podemos decir que en América Latina es lo mismo. Sin embargo, lo que pasa es que la iglesia católica de América Latina ha sido incapaz de controlar la sociedad en el grado en que la controló y sigue haciéndolo en España, aunque hoy en menor medida. Y, entonces, en América Latina, aunque el pueblo católico tiene aceptado el mencionado esquema autoritario y vertical, igual que en la cultura católica española, otros factores han entrado en juego. Por ejemplo hay una notable escasez de sacerdotes, no ha habido suficiente enseñanza, hay menos arraigo del catolicismo, y por ello la sociedad está más abierta al mensaje de las iglesias evangélicas. Y más receptiva, también.



 



V.H.- Al comparar con América Latina he observado en España otras diferencias culturales que podrían atribuirse a valores cristianos.



 



S.E.- Tienes razón y es importante para los evangélicos reconocerlo. Hay aspectos culturales más sutiles que requieren una observación detenida. Por ejemplo, en la sociedad española la familia es muy importante. Los vínculos familiares son fuertes, y su especial importancia ha salido a relucir, por ejemplo, frente a la crisis económica que España vive hoy. Esos valores están contribuyendo a la supervivencia de muchas personas, en cierto modo.



Por el contrario, en muchos países de América Latina no ha sido tan fuerte el valor de la familia en la vida diaria. Hemos de reconocer que en comparación con España tenemos más padres ausentes, por ejemplo. Y eso está vinculado a nuestra historia. Podemos decir que frente a eso la iglesia evangélica representa, en América Latina, una respuesta a la problemática del hogar. Es un hecho que la gente, a través de su pregunta sobre cómo tener una familia mejor, puede llegar al conocimiento de Cristo, y eso puede tener un impacto transformador sobre su vida familiar. Eso en España es, en cierto modo, menos urgente y necesario, porque la familia es más estable. Aunque también se ve en la actualidad cómo ciertos aspectos de la evolución social que acompañan el proceso de descristianización están empezando a debilitar el vínculo familiar.



 



V.H.- ¿Cómo influyen algunas de las diferencias culturales en la vida diaria de las iglesias evangélicas?



 



S.E.- Hay un ejemplo que me parece muy ilustrativo. Para la mentalidad católica, la limosna es la manera en la que la persona usa su dinero en el ámbito religioso. Por contraste entre los evangélicos encontramos el sentido de la mayordomía. Entonces, mientras que el catolicismo sobrevive como institución en España gracias a la cantidad ingente de recursos que el Estado le da, las iglesias protestantes viven de sus propios recursos, de las ofrendas de los fieles. Eso significa que no pueden tener todo lo que tiene la iglesia católica.



Me permito citar un ejemplo interesante desde mi perspectiva docente. Por ejemplo, la iglesia católica mediante una gran variedad de casas editoriales publica una cantidad asombrosa de libros. Muchos buenos libros de autores protestantes los encontramos publicados por las editoriales católicas. Las editoriales evangélicas publican menos, porque hay menos recursos. O también porque falta criterio pastoral y docente. Por ejemplo, observo con tristeza como ciertas editoriales evangélicas inundan el mercado con libros “light” de celebridades estadounidenses, porque cuentan con recursos que vienen de fuera. Nos hace falta más material originalmente escrito en castellano para nuestro contexto, con base bíblica y teológica sólida.



 



V.H.- Volviendo al tema de misión y evangelización, ¿tu crees que es una cuestión de métodos y estrategias solamente o hay otros temas o cuestiones respecto a la misión es España?



 



S.E.- Bueno, yo creo que lo que hemos hecho, en el movimiento de Lausana y en la Fraternidad Teológica Latinoamericana, ha sido redefinir la misión. Plantear la misión en términos del modelo de Jesús. Yo lo explico diciendo que, en 1966 en Berlín, en un Congreso de Evangelización que organizaron Billy Graham y Carl Henry, el expositor bíblico John Stott destacó algo que tuvo luego mucha influencia. Nos habló de la Gran Comisión y puso mucho énfasis en la versión que nos ofrece el evangelio de Juan, donde dice: "como el Padre me envió, así también yo os envío" (Jn 20:21). No solamente hay un envío sino que hay un modelo de enviar, que hay que tener en cuenta. Y esto, digamos, es lo que en los años que siguen a Berlín, antes de Lausana 74, fue como un fermento en América Latina y otras partes del mundo. Cuando tuvimos el I Congreso Latinoamericano de Evangelización (CLADE 1),  en 1969 se estudió el tema de la evangelización y al mismo tiempo se planteó también el tema de la responsabilidad social de los cristianos y las iglesias. Porque en América hay que plantearse la pregunta de cómo se vive la fe cristiana, el seguimiento de Cristo hoy.



Nosotros tenemos un discurso, pero cómo es nuestra presencia, la naturaleza de nuestra presencia en la sociedad. Yo creo que hemos llegado a comprender mejor la misión, al plantearnos el hecho de que la presencia, la calidad de la presencia del misionero, del cristiano en la sociedad es importantísima. Y la evangelización comienza allí. No es una cuestión de métodos o estrategias. Es más una cuestión de plantearse el papel de la iglesia en la sociedad. Una parte importante del papel de la iglesia es proclamar, pero hay que vivir ese evangelio que se proclama y la pregunta es cómo se vive ese evangelio en un continente donde hay pobreza, injusticia, explotación, cómo se vive el evangelio. ¿En qué sentido la iglesia es una comunidad que tiene una manera diferente, nueva, de vivir? Eso, vivir conforme a los valores del Reino de Dios, es ya una parte importante de la misión. Se trata de ser antes de hablar.



Entonces yo creo que lo que ha habido es un re-descubrimiento de que la misión empieza con la calidad de la presencia del cristiano. Que cuando nos preguntamos si es cuestión de métodos, es cuestión de primero definir que entendemos por el evangelio. Y en qué sentido el evangelio debe marcar, determinar nuestra manera de vivir y de ser. Y luego pensamos entonces en la mejor manera de comunicar la verdad del evangelio.



 



Víctor Hernández Ramírez

 V.H.- Pensando en el contexto Europeo y España, está el tema de la secularización. Asumamos que entendemos qué quiere decir secularización: puede implicar el tema del laicismo, una sociedad más laica; puede implicar el agnosticismo, una sociedad más agnóstica; o puede implicar el tema de la posmodernidad, una sociedad posmoderna, la crisis en la sociedad occidental moderna. Entonces, esta secularización en España, en Europa, ¿tú qué respuestas ves, hablando desde la perspectiva de la misión y desde nuestro contexto evangélico? ¿Ves algunas respuestas que se vayan articulando desde la evangelización, o no ves ninguna, o ves posibilidades de respuesta?



 



S.E.- Bueno hay que aclarar conceptos. ¿Qué significa la secularización? Se suele equiparar a la descristianización, el hecho de que las iglesias pierden poder y protagonismo, como está sucediendo en Europa. Dicen algunos estudiosos que más que una descristianización, lo que hay es una des-institucionalización, para referirse al hecho de que lo que está sucediendo en Europa no es que la gente, digámoslo así, se olvida de Dios, sino que la gente deja de creer que la iglesia como institución puede decirle algo significativo acerca de Dios.



O sea que lo que está pasando es que la iglesia como institución está siendo cuestionada. Porque las grandes preguntas se siguen planteando, de otra manera, con otro énfasis, pero se siguen planteando. Llama la atención el hecho de que hay tantos programas de adivinos y adivinas en canales locales de la TV. Es evidente que la gente tiene interés en conocer su futuro, tiene interés en saber cómo conducir su vida, especialmente frente a las crisis. Pero ahora ya no le pregunta al cura o al pastor, ya no le pregunta a la institución religiosa. Pregunta a otros, sea a los psicólogos, sea a los mensajeros de nuevos movimientos religiosos que también ofrecen respuestas, a su manera, para este tipo de preguntas.



En otras palabras, los interrogantes siguen allí. Creo que hoy el ser humano común y corriente se sigue preguntando acerca del sentido de la vida, y acerca de los valores con los que vamos a vivir. Aquí es cuando la iglesia que siempre ha respondido de cierta manera, se ve obligada a re-pensar, a la luz de las nuevas formas de hacer las preguntas, y ha de buscar acceso a los nuevos foros donde se hacen las preguntas.



 



V.H.- Estuvimos recordando tu librito Evangelizar hoy en el cual tocas el tema de los diversos caminos por los cuales las personas llegan a Cristo y la necesidad de tener en cuenta esa diversidad



 



S.E.- Efectivamente, ese librito se publicó en 1995 pero antes su contenido había circulado en varias formas y me parecía que había ayudado a algunas personas. Lo que hice en ese escrito fue examinar varios ejemplos de cómo las personas llegaron a Jesús en el relato de los Evangelios: lo que llamaríamos los “caminos hacia Cristo”. Tomemos, por ejemplo, el caso de Nicodemo, una persona que se acerca a Jesús con ciertas inquietudes y preguntas. El evangelista Juan nos transcribe algo del diálogo. Este hombre tiene preguntas y Jesús le da respuestas. Tenemos apenas un resumen del diálogo, pero el diálogo es importante.



En cambio en el caso de Zaqueo el publicano, no sabemos qué preguntó, ni tampoco sabemos qué discurso tuvo Jesús en la mesa, en su ámbito. Lo que fue definitivo para Zaqueo fue que Jesús quisiera ir a comer con él. Zaqueo tenía curiosidad de conocer a Jesús. No parece que tuviera preguntas acerca de su fe, sino más bien que era un hombre necesitado de aceptación. Era lo que buscaba. Y me he encontrado hoy en día con muchas personas que buscan aceptación. Eso los lleva a la iglesia.



Hay otras personas que lo que buscan es fuerza moral, para mantener una norma de conducta. No buscan tanto preguntas a planteamientos intelectuales, sino una fuente de fuerza moral y un nuevo punto de partida. Tienen valores que pueden coincidir con nuestros valores cristianos y buscan la fuerza para vivir conforme a ellos.



Y luego tenemos casos como el del apóstol Pablo. Cuando se encuentra con Jesús, Pablo no está buscando algo como Nicodemo. Pablo es un hombre muy seguro de lo que creía, a tal punto que estaba organizando una persecución de quienes veían las cosas de otra manera, y presentaban otra alternativa a esa fe judía a la cual él se aferraba con pasión. Jesús viene a él como un Señor que lo llama a embarcarse en una causa superior a la causa en la cual ya estaba embarcado. De alguna manera advierte en Esteban primero y luego en Jesús, algo que vale más que lo que él estaba haciendo. Y hay gente que llega así a Cristo hoy en día. Conozco personas que han hecho un voluntariado, vamos a decir, en algo que la iglesia está haciendo, antes de conocer el evangelio. Lo que los ha llevado al evangelio es ese voluntariado, es  esa oportunidad de servir lo que ha sido definitorio y les ha abierto la puerta al encuentro con Cristo.



Yo creo que esa diversidad de encuentros con Cristo se sigue dando en el ámbito de la sociedad actual. La iglesia como institución, su programa, su vocabulario religioso, están siendo cuestionados. En un país católico, como España, donde la religión tradicional ha tenido un cierto discurso y una cierta conducta, pues el cuestionamiento es más grave. La iglesia católica se esforzó sistemáticamente en crear una imagen pobre y negativa de las iglesias evangélicas, de manera que la gente no les prestase atención, porque son “sectas”. Pero lo que estamos viendo es que cuando las iglesias viven sus valores, son pertinentes en su manera de estar en la sociedad, la gente se acerca. Las ve como una alternativa. Y creo que se puede dar más de eso.



Pienso que el tema de la descristianización y de la post- cristiandad, tienen una dimensión intelectual y cultural que tienen que ver más con la iglesia como institución, que con el cristianismo como tal.



 



V.H.- Otra cosa que también tiene que ver con comparar la misión en América Latina y la misión en España. En América Latina la misión ha implicado analizar la experiencia de la colonización, ¿eso que implicaría en el caso de España? ¿Es el reverso de la moneda o no? El tema de la experiencia colonial, desde este otro lado, ¿hay algo que reflexionar y tiene implicaciones con el tema de la misión o crees que no tiene nada que ver?



 



S.E.- Pues, yo creo que sí tiene que ver. Para nosotros, para quien reflexiona sobre el tema, la misión de la iglesia concebida como “conquista”, esa palabra es clave, es una actitud o realidad ante la cual hay un cuestionamiento. La gente no quiere ser conquistada y no quiere que la conquisten y lo que criticamos en la reflexión es que el método de evangelización fue la conquista. Cómo decían los españoles del siglo XVI, "primero vencer, después convencer", una conquista.



Lo triste es que hay evangélicos que también conciben la evangelización en términos de conquista. Hasta se ha usado la palabra. Ahora ya no se usa la palabra, pero palabras como "cruzada" o "conquista" son palabras que tienen una connotación de algo que en América Latina queremos superar. No queremos permanecer bajo el dominio, digamos así, de otro, de otra cultura, de otro país, etc.



Así es como en América Latina hemos ido desarrollando el concepto del evangelio como palabra de libertad, de liberación. No fundamentalmente en el sentido de la teología de la liberación, pero sí como de liberación de cierta dominación. Yo por ejemplo, concibo así el hecho de que, en el caso de América Latina, una persona que se ha movido del campo a la ciudad, que en la ciudad es un don nadie, no es ni siquiera como en su pequeño pueblo, reconocible. Entonces, está ese anonimato, y está ese sentido del destino. De que yo estoy destinado a esto. Y, de pronto, esta persona se encuentra con una comunidad cristiana donde le dan la bienvenida, le reconocen como persona, le preguntan su nombre: donde descubre que él puede ser una persona que importa. Eso tiene un efecto liberador. Me ha liberado Dios de la idea de un destino fatal que quiere que yo, diríamos, sufra y esté oprimido y me aguante como pueda. Pero no, yo puedo cambiar, yo puedo ser diferente, aún dentro de las limitaciones, de mi realidad, yo puedo vivir de otra manera la vida. El evangelio es una experiencia, en ese sentido, de liberación. Se rompe el fatalismo que es propio de nuestra cultura.



Y creo que es en relación con eso, que viene el cuestionamiento de formas modernas de conquista. A veces cuando vas a evangelizar te dicen ´"esto es propaganda" y la gente tiene derecho a protestar contra la propaganda, porque la bombardean con propaganda. Entonces se entiende que ese derecho a protestar hace pensar que nuestro lenguaje, nuestras palabras sean propaganda. En contraste hemos de compartir un mensaje, una verdad, una forma de vivir, que va a dar a las personas más libertad, plena libertad. Que te va a ayudar más a ser tú mismo. Que te va a dar una orientación sobre cómo vivir la vida. Así que, es verdad que en América Latina hemos vinculado la experiencia política de ser conquistado con la experiencia de ser evangelizado a la fuerza y la gente no quiere eso. Aunque tristemente hay gente que concibe la evangelización en términos así, de conquista.



 



V.H.- En el contexto de España está la cuestión de la diversidad religiosa, no sólo católica sino también el tema del Islam o de otras religiones no cristianas. Por ello para la población en general es importante, es significativa, la cuestión del diálogo interreligioso. ¿Tú cómo vincularías a esto la cuestión de la misión en España? ¿Cómo lo piensas en relación al diálogo interreligioso? El diálogo interreligioso es más importante aquí que en América Latina, porque hay más prácticas, encuentros, relacionadas con el diálogo interreligioso. ¿Cómo pensarías este tema, "misión y dialogo interreligioso"?



 



S.E.- Pienso que es un tema débil de nuestra reflexión misionológica el de la cuestión de las otras religiones. Es un punto débil porque no lo hemos enfrentado. En América Latina “la otra religión” ha sido la iglesia católica o el marxismo, una de dos. Últimamente, ha habido un redescubrimiento de la religiosidad indígena, de las prácticas religiosas nativas. Se ha empezado a reconsiderar eso. Nosotros no hemos pensado suficientemente nuestra fe en relación con otras religiones.



En mi libro Cómo comprender la misión éste es un punto débil. No digo nada sobre otras religiones. Y como tú dices, en la España, donde está la presencia del Islam también eso nos obliga a pensar en otras religiones. Este es un tema nuevo en nuestra agenda y es un tema urgente. Pienso que sobre el Islam poco se sabe. Hay estereotipos, la gente piensa los musulmanes esto o los musulmanes aquello… Habrá que tratar de entender la mentalidad musulmana y entender sus valores, y luego, cuál ha de ser nuestra actitud frente a eso.



Por ejemplo, está la cuestión de la oración. Si tú eres un buen musulmán tienes que orar cinco veces al día. Nosotros los evangélicos hablamos de la oración y reconocemos su valor pero la práctica de la oración no es muy disciplinada, no es lo frecuente que uno quisiera. El musulmán ora más, vamos a decir. Ahora, la pregunta aguda es a quién, a qué dios le ora, y ello nos plantea muchos interrogantes teológicos, que tenemos que aprender a responder.



Pero tenemos que reconocer que, por ejemplo, un musulmán que vive conforme a su creencia, ora más. Así como, el evangélico canta más que el católico o canta más que el musulmán. Y eso es una nota de la cultura evangélica muy interesante, porque resulta que hoy en día, la presencia masiva evangélica en algunas ciudades se da por la música. Son los coros góspel o gloria, los que consiguen interesar a la gente, en nosotros, en los evangélicos. Y, entonces, allí hay un valor que hay que estudiar para la comunicación. Si comprendemos mejor la experiencia religiosa de otros, también entendemos mejor la nuestra, la propia, con sus valores, sus puntos fuertes y sus puntos débiles.



 



V.H.- Tú verías esto de la misión en España, tu verías que España con respecto a Europa es algo aparte o España y los países del sur de Europa, son más similares, pensando desde perspectiva misionológica. Norte de Europa y sur de Europa, ¿ves compatibilidad en cuanto a pensar los desafíos de misión o no?



 



S.E.- No puedo decir que conozco bien el contexto, ni siquiera de los otros países católicos como Italia, Francia, Portugal. Conozco algo el de España, sí, pero no puedo decir que conozco los otros países del sur. Que el catolicismo es parecido, sí. Pero es que en España el catolicismo tiene características muy particulares, por la experiencia de la guerra civil y por el papel que tuvo la iglesia católica en la victoria de Franco y luego en la edificación de un sistema político totalitario y tremendamente cruel con los enemigos vencidos. Pues eso no se ha dado en el catolicismo francés. Además el catolicismo francés ha sido de más avanzada. Ha sido de avanzada porque el laicismo militante obligó a los católicos franceses a ser un poco más despiertos.



Yo pienso que el proceso de descristianización y de secularización es parecido en otros países y otras culturas. Inclusive podemos decir que es parecido a países donde la religión predominante ha sido el protestantismo, como en los países nórdicos, los países escandinavos, Alemania o Inglaterra, donde hay actitudes parecidas en la reacción contra la institución religiosa como tal. Pero al mismo tiempo se da el hecho de que hay sectores, hay partes donde las iglesias crecen, donde las iglesias avanzan. Las iglesias responden a necesidades de la gente, y son consideradas por la sociedad de manera positiva. En España mismo, por ejemplo en el ámbito de las iglesias bautistas, hay crecimiento, si se tiene en cuenta las estadísticas de bautismos, hay crecimiento porque es bautismo de adultos y no de niños, de modo que quien se bautiza se incorpora a la iglesia porque quiere hacerlo, y hay crecimiento. Y las iglesias pentecostales también han crecido. Hay crecimiento con presencia inmigrante, eso es verdad. En ese sentido, desde el punto de vista misionero, yo creo que el fenómeno de la migración es parecido al de otras épocas. Cuando se estudia el Nuevo Testamento. pues allí hay un fenómeno migratorio. Hay gente que va de un lado a otro y que lleva consigo su fe. Y lo que está pasando en Europa es que los migrantes están jugando un papel importante. No siempre es positivo, y uno puede quejarse de la caracterización del inmigrante como un mendigo. Sin embargo, hay otros sentidos en que los inmigrantes están llevando nueva vitalidad a las iglesias, haciéndolas más pertinentes también a la realidad. Así que es un cuadro complejo.



 



V.H.- ¿Quieres añadir alguna cosa Samuel?



 



S.E.- Bueno, yo pienso que la idea principal que hay que corregir es la idea de vincular el término misión a la idea de un viaje. O sea el concepto, en 1910, cuando se junta la famosa reunión misionera de Edimburgo. El concepto es ir, de los países cristianos a los países no cristianos. Hoy estamos en un mundo donde ya no hay países a los que se pueda considerar países cristianos. Y en todas partes los cristianos van aprendiendo a jugar un papel que es un poco de inconformismo. Con el pastor Eduardo Delás escogimos como título para nuestro libro de exposición de la Epístola a los Efesios “Vivir contracorriente”. Hay que plantearse la presencia misionera en esos términos.



 



V.H.- Muchas gracias, Samuel.


 

 


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COMENTARIOS

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Respondiendo a

Jacqueline Alencar
05/01/2015
09:56 h
1
 
Excelente entrevista. Nos clarifica mucho en lo que a la misión se refiere. Enhorabuena al entrevistado y al entrevistador.
 



 
 
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