55 mujeres menos

Casi un 40% menos que en 2008 y un 15% menos que la media de los últimos cinco años. Según El País, 16 eran menores de 30 años. De ellas, 13 habían solicitado medidas de protección y el 11% las tenían en vigor cuando fueron asesinadas. Más de un tercio eran extranjeras y el 61% convivía con su asesino.

Las estadísticas han bajado. Algo es algo. Pero no es un gran consuelo. Muchos maltratadores siguen ahí fuera, sueltos.

En el recuento no entran las que se han suicidado por causa del maltrato. Ni las que están muertas en vida por causa de la tristeza. Ni las que viven muertas de miedo todavía. Ni las que han perdido toda esperanza. Ni las que viven secuestradas por sus maridos, teniendo prohibido hablar con nadie, contar nada, comunicarse con su propia familia y hablar.

Junto a esta noticia, como algo un tanto desconcertante, en los diarios también aparecen la noticia de la lotería de El Niño. Me hace pensar si encontrarse con un hombre así de cruel en la vida es comparable con ganar el premio de una mala lotería, o si estas mujeres sabían que al meter en el número de identidad de un personaje así perderían para siempre la riqueza personal y material que tenían. Los maltratadores no entran en el bombo de la buena suerte, de las familias felices. De los niños y niñas que tienen que formarse como personas equilibradas para formar parte de un mundo mejor.

La convivencia con un maltratador tiene tantos altibajos que vuelve locos a quienes le rodean. Locos porque el maltratador contiene tanta maldad que sólo se mira a sí mismo.

Nosotros no podemos cerrar nuestros ojos ante ningún tipo de violencia. Jesús denunciaba lo malo que había en su sociedad. Se enfadaba. Las cosas no le pasaban inadvertidas. Los que decimos que somos cristianos comprometidos no podemos cerrar nuestras conciencias.

¡Por cuántas situaciones malas pasan estas mujeres que desconocen lo que es la libertad!

El reloj sigue marcando las horas, pero la vida de las asesinadas ha sido sesgada, antes de tiempo por asesinos cobardes que las culpan de sus fracasos porque ellos mismos no saben cumplir con sus propias responsabilidades. Pero al Señor nada de todo esto le pasa desapercibido. No me cansaré de decir que el que todo lo ve hará justicia, aunque nosotros no lo veamos.

Mujeres maltratadas, trabajad por conseguir desligaros de esos bárbaros, sea cual sea vuestra condición social. Creed en Dios, alzad vuestros ojos a los cielos. Suplicad a Jesús. Es el único socorro. Él os dio la vida, no perdáis la esperanza. Cuidará vuestros pasos. Confiad. Velará por vosotras. Creed. Poneos en marcha. Avanzad.